En los últimos días han saltado las alarmas con el lanzamiento del Galaxy Note 8. Se trata de uno de los mejores móviles que hemos podido conocer a día de hoy, pero su precio de 1 010 euros ha hecho que muchos se planteen si realmente merece la pena gastarse tanto dinero en un móvil.
El Galaxy Note 8 abre la veda de los mil euros ¿Qué está pasando?
Cabe destacar que no es el primer móvil que cuesta una cifra tan elevada, pero si el caso más destacable. En la era de los smartphones modernos no es la primera vez que nos encontramos un móvil tan caro, pero si que es cierto que se trata del primero que pasa de los 1 000 euros en su versión base, sin considerarse un producto de lujo, como los móviles de Vertu o la línea Porsche Design del Huawei Mate.
Ríos de tinta se hablan a favor y en contra de este nuevo móvil de Samsung. Por un lado, era de esperar que el precio inicial partiese de esta cifra, teniendo en cuenta que el precio oficial del Galaxy S8 Plus es de 909 euros (y así como este móvil ha bajado de precio, el Note 8 será más asequible conforme pasen los meses).
Todo es mejor en un móvil más caro
Es fácil mirar a la crítica más común del mercado. «Para qué me voy a comprar un móvil de 1 000 euros si este de 200 hace lo mismo». Se habla de ello como si fuese algo negativo. Lo cierto es que en la mayoría de casos es cierto, y es que en la mayoría de casos es completamente verdad. Por ese motivo, los fabricantes de gama alta suelen apostar por características exclusivas que les alejen del resto de sus rivales. La cámara doble del LG G6, la grabación a 960 FPS del Sony Xperia XZ Premium y la posibilidad de convertir el móvil en un PC de los Galaxy S8 y Note 8 son ejemplos perfectos.
La perfección de un área es algo que solo los entusiastas comprendemos y estamos dispuestos a pagar. Esto es algo que no solo ocurre en móviles, sino en ordenadores, moda, motor, hogar, turismo e incluso alimentación. Los productos básicos nos ofrecen una buena calidad de vida, pero siempre podemos pagar por tener algo mejor. Por eso existen las gamas.
Que un móvil cueste mil euros no convierte a los de 200 en chatarra inútil. Que los móviles de 200 euros cumplan no significa que sean iguales a los de 1 000 euros.
El poder adquisitivo y las preferencias marcan la diferencia
Quizás lo más determinante a la hora de hablar de este tema es la definición de «caro». ¿Es realmente caro el Galaxy Note 8? Muchos responderéis seguramente que sí (y yo personalmente pienso que las diferencias con un S8 no compensan), pero aquí entra claramente dos factores diferenciales. El poder adquisitivo y las preferencias personales.
El objetivo de trabajar todos los días al final es conseguir un sueldo, que además de pagar nuestra propia manutención, nos permite llevar un nivel de vida, a veces mejor, a veces peor. No es el mismo punto de vista de una persona que subsiste con un sueldo bastante justo para mantener una familia que aquel que vive solo y cobra 3 000 euros al mes. Incluso entre las personas que ganan lo mismo, cada uno tiene sus preferencias.
Para algunos es un mayor desperdicio gastar dinero en alcohol o tabaco.
Una vez cubiertas las necesidades vitales, lo que cada uno haga con su dinero es asunto suyo, y no debería ser criticado por ello (ya gastarte un dinero que no tienes o gastarte dinero que necesitas para vivir son otros asuntos).
Hay personas que les gusta viajar (viajar no es barato), hay personas que se gastan 10 euros a la semana en tabaco o alcohol (e incluso más) o simplemente que les gusta ir al cine o restaurantes. Normalmente tendemos a defender «nuestro vicio» y desprestigiar los de los demás. Al cabo de dos años (la fecha media por la que la gente cambia de móvil) otros vicios son más caros que tener «el mejor móvil posible». Al final lo mejor para vivir sin preocupaciones es dejar de envidiar y criticar sin motivos.