Uno de los puntos en los que algunos usuarios suelen ser más críticos es en la innovación. En ocasiones, se achaca a los fabricantes de que no innovan, mientras que cuando intentan innovar son duramente criticados. ¿Qué queremos realmente como usuarios?
La innovación, el marketing y los usuarios enfadados, qué ocurre en Internet
Es el pan nuestro de cada día. Prácticamente todos los meses ocurre algún lanzamiento importante en Android, un lanzamiento que suele estar acompañado de una presentación, o simplemente una nota de prensa en la que el fabricante cuenta las virtudes de su nuevo producto estrella.
Si bien es cierto que en ocasiones opinamos, en ocasiones la labor suele ser informativa. En la mayoría de los casos lo que contemos nosotros o el fabricante suele pasar sin pena ni gloria por parte de los lectores, pero en pequeñas ocasiones si que suele haber más crítica. La culpa suele tenerla una inocente palabra llamada innovación.
Fabricante x hace un pequeño cambio, lo vende como innovación, y una de las reacciones típicas suele ser «menuda porquería de innovación, para hacer eso mejor que no hagan nada». ¿Qué ocurre cuando los fabricantes pecan de ser conservadores? Más críticas, las cuales achacan de que están intentando «vender el mismo móvil». ¿Somos los usuarios exigentes un monstruo insaciable capaz de encontrar siempre una queja?
La innovación es constantemente criticada, en ocasiones de forma injusta.
La innovación. ¿Qué es realmente?
En ocasiones, los usuarios nos convertimos en una especie de juez capaz de sentenciar qué es innovación y qué no es innovación, casi siempre de forma muy subjetiva. En esos momentos, no estamos dictando si realmente si algo es innovador o no, sino que más bien estamos opinando si esa innovación nos gusta o no.
Si nos ceñimos a la palabra «innovar», esta es la definición de la RAE: «Mudar o alterar algo, introduciendo novedades«. Por tanto, todo ejercicio del fabricante en hacer las cosas distintas es «innovar». Incluso ejemplos tan sencillos como dejar de colocar el altavoz en la parte trasera porque al poner el móvil en la mesa tapa la salida fue innovación en su día.
¿Es culpa entonces de los usuarios que se critique tanto la ausencia de innovación? Tampoco creo que sea exactamente así. Las razones de los usuarios suelen ser «agresivas», pero suelen ser una respuesta… a los departamentos de marketing.
El marketing suele dar demasiado valor a pequeñas innovaciones.
Aquí pienso de forma personal que los departamentos de marketing se han adueñado de la palabra «innovación», y que en ocasiones es utilizada por encima de sus posibilidades. Esto ha generado una sensación de cabreo en usuarios que ven como cualquier cosa es llamada innovación.
Ojo, en la mayoría de ocasiones esas «chorradas» si son realmente pequeñas innovaciones, el problema está en anunciar esas innovaciones como algo que nos cambiará la vida, y tampoco es así.
Innovar sí, pero con sentido
Si dijimos que el marketing metía a la innovación en un saco erróneo, pienso que la otra cara de la moneda (la de quejarnos de falta de innovación) es responsabilidad de redactores y editores que analizamos móviles a diario. Reconozco que en ocasiones no aprecio el esfuerzo de algunos fabricantes en innovar con pequeños detalles, y al final resaltamos como aspecto negativo de dicho móvil «qué no ofrece nada nuevo».
¿Acaso hay algo malo con que un móvil no ofrezca nada nuevo? A veces no nos paramos a pensar que crear algo nuevo no siempre es fácil, y desde luego no siempre es posible. ¿Pero qué ocurre cuando el mercado realmente trata de innovar? Veámoslo a continuación:
- 2011: El Xperia Play se convertía en la alternativa de los jugones que quisiesen un móvil. Al igual que la N-Gage de Nokia, fracasó estrepitosamente.
- Anunciado en 2012, el Samsung Galaxy Beam se trataba de un móvil que incluía como principal característica un proyector capaz de convertir nuestro móvil en un cine portátil. Pasó sin pena ni gloria sin destacar en ventas.
- Más tarde en ese mismo año, era anunciado el Yotaphone, un móvil cuya trasera tenía una pantalla de tinta electrónica. Este modelo tuvo una segunda generación (móvil que por cierto, me encanta) y parece que tendrá una tercera, pero que desde luego no ha conseguido el éxito esperado (aunque parece que le fue mejor).
Ejemplos hay muchos más en el mercado, pero estos tres son los mejores exponentes gracias a su denominador común. Todos ellos apuestan el máximo por su carta estrella, pero al final no logran sentar las bases para competir frente a sus principales rivales. Si las innovaciones más interesantes son castigadas de semejante forma por el mercado ¿Qué sentido tiene arriesgarse?
Pese a todo, es necesaria para que el mercado evolucione
Pues mucho más de lo que parece. Si bien es cierto que los móviles a día de hoy son están muy avanzados (y sigue habiendo margen de mejoras). Todo esto ha sido posible por un gran número de pequeñas innovaciones que hemos ido recibiendo año tras año.
Poniendo como referencia el iPhone original que salió a la venta exactamente hace 10 años desde hoy se ve claramente que hemos evolucionado, y que ha habido un gran número de innovaciones. En diseño, en hardware, y en software.
Pequeñas innovaciones que acompañan a productos sólidos, así se mueve el mercado hoy en día.
Pero si lanzar terminales atrevidos no sirve para vender terminales ¿Qué alternativas existen en el mercado? Pues aunque parezca que no, la solución se encuentra en la gama alta, donde la innovación es solo un añadido opcional sobre una base muy buena.
Gracias a la evolución en potencia y los deseos de Google para que las capas de personalización se parezcan más a Android puro hace que los modelos con mayores beneficios tengan que trabajar en exclusividades, que en ocasiones se convierten en señas de la propia marca, como pueden ser las pantallas curvas de Samsung. La grabación a 960FPS, los MotoMods y el borde sensible a la presión son otras innovaciones que podrían quedarse en el mercado si funcionan bien.