Comparamos las últimas estadísticas de obesidad y sobrepeso con el uso de los wearables por la población y analizamos los resultados.
Los wearables llevan poco tiempo entre nosotros, nacieron para facilitarnos la vida, con ellos podíamos obtener un nivel de datos nunca antes conocido simplemente echando un ojo a nuestra muñeca: ver las notificaciones sin sacar el teléfono del bolsillo, incluso gestionar algunas tareas básicas en el caso de los smartwatches. Pero, sobre todo, uno de los atributos que siempre se ha aparejado a estos dispositivos es su capacidad para mejorar nuestra salud. Es en este último punto donde vamos a centrarnos hoy.
Los wearables como garantes de la salud y el deporte
Sin duda el punto estrella en el que se centró la publicidad de la mayoría de los fabricantes fue el de la salud y el deporte, algo en lo que las sociedades modernas, por suerte, están tomando cada vez mayor conciencia con el paso de los años. Cada día se hace más hincapié en los hábitos para llevar una vida saludable y, quién más, quién menos, trata de cuidarse en la medida de lo posible. Sin embargo, los hábitos sedentarios o la proliferación de cadenas de comida rápida han hecho que el sobrepeso y la obesidad sean uno de los problemas sanitarios más extendidos.
Muchos wearables cuentan pasos y calorías: ayudan a saber cuánto quemamos de nuestra dieta
Hasta los wearables más baratos permiten conocer el número de pasos que caminamos al día, la distancia que recorremos, las calorías que quemamos, nuestro pulso cardiaco o la calidad de nuestro sueño. Esto ha hecho que en seguida se los vea como la salvación contra el problema de la obesidad. Cuantificando nuestra actividad podemos tener una mejor conciencia del tipo de vida que estamos llevando, así como tener unas metas fijadas y fáciles de batir.
Además, con ellos se añadía el componente social, y es que, pudiendo compartir nuestros resultados y conociendo los de nuestros amigos, la competencia actúa como un gran incentivo para incrementar nuestra actividad física.
Bajo estos pretextos se han creado multitud de dispositivos que pretenden combatir la obesidad, como una pulsera de Adidas destinada a las clases de educación física en colegios o institutos o la fallida pulsera cuantificadora de Mcdonald´s destinada a fomentar el ejercicio de los más pequeños y que se entregaba de forma gratuita con los Happy Meal (¿Coherencia?). Pero ¿realmente están ayudando los wearables a reducir estos problemas?
Un impacto difícil de cuantificar
Lo primero que debemos poner sobre la mesa es que, pese a que durante los últimos tres años las ventas de los wearables hayan despegado y cada vez sea más común verlos por las calles, según Kantar Worldpanel, la penetración en los países europeos es de un 8,1% (Reino Unido a la cabeza con el 12,3%), alcanzando el 15,2% en tierras norteamericanas. Esto hace que su impacto, en caso de haberlo, sea muy limitado y difícil de apreciar.
Para tratar de sacar algo en claro consultaremos los datos del Health Survey for England, un informe anual que entre otras muchas estadísticas sanitarias recoge los datos de sobrepeso y obesidad de los habitantes de las islas británicas separados en sexos y rangos de edad. Estos datos los compararemos con los de NPD Group, que nos ofrece las cuotas de mercado de estos dispositivos efectuando las mismas divisiones.
Las pulseras cuantificadoras reinan en la mediana edad
Si atendemos a los datos de NPC Group nos damos cuenta de que los wearables relacionados con la actividad física se concentran especialmente en el rango de edad comprendido entre los 25 y los 54 años, será este por lo tanto el grupo de población en el que deberemos hacer más hincapié a la hora de evaluar los datos de sobre peso y obesidad.
También deberemos prestar atención a los sexos, pues las mujeres utilizan las pulseras cuantificadoras más que los hombres, si bien es cierto que estos últimos tienen una mayor cuota en los smartwatches, pero es imposible saber si su uso está enfocado a la actividad física o únicamente a otras funciones.
La obesidad, un problema en crecimiento imparable
Todos sabemos que durante los últimos años este problema ha ido en aumento y eso es lo que ha disparado todas las alarmas en las distintas instituciones sanitarias a nivel mundial, lo que no sabemos es a qué ritmo está aumentando. Observando los datos del HSE británico vemos que un periodo tan pequeño como 2011-2015, el porcentaje de la población que padece sobrepeso u obesidad ha pasado de un 65% a un 68% en los hombres mientras que se ha mantenido estable en el 58% de las mujeres.
A priori, todo apunta a que los wearables de momento no están ayudando a reducir el problema de la obesidad, sin embargo, hay un atisbo de esperanza. Comparando los datos de 2013 con los de inicios de 2016, el periodo en el que más han crecido este tipo de gadgets, observamos que el grupo de edad situado entre los 25 y los 34 años, donde se encuentra el rango de población que más uso les da a estos dispositivos, ha conseguido romper la tendencia alcista. Para ser más concretos, los hombres con sobrepeso u obesidad situados en esta franja de edad han descendido del 61% al 55% mientras que las mujeres han hecho lo propio desde el 51% al 49%.
Correlación no implica causalidad
El hecho de que el grupo de edad que más utiliza los wearables haya reducido su porcentaje durante este periodo no implica necesariamente que exista una relación de causalidad entre ambas variables, sin embargo, este descenso nos permite mantener viva la esperanza y no dejar de prestar atención a las estadísticas de los próximos años cuando la penetración en el mercado de este tipo de dispositivos sea mayor y, por lo tanto, los datos sean más fáciles de comparar. Sin duda serán muchos los estudios que traten este tema en cuanto el tiempo permita un análisis más exhaustivo.
En mi propia experiencia puedo afirmar que el impacto de los wearables ha sido reducido. Tuve una Mi band 1 desde 2014 y recientemente adquirí una Mi band 2. En este tiempo no he notado grandes cambios físicos, aunque ya solía realizar deporte a menudo antes de usar estos dispositivos, quizá sea esta la razón por la que el impacto ha sido reducido. Lo que sí puedo destacar es que en todo este tiempo sí han existido varios piques con algunos amigos por ver quién llegaba con más pasos al final del día.
Desde El Androide Libre nos gustaría conocer tu opinión ¿Piensas que los wearables pueden ayudar a reducir la obesidad a medio plazo? ¿Has notado cambios en tu entorno cercano? Como siempre, estaremos encantado de leer vuestras respuestas en los comentarios.