El uso de las apps de mensajería instantánea es muy común e insultar por WhatsApp y redes sociales es algo que está a la orden del día.
WhatsApp es la aplicación de mensajería estrella entre usuarios de todas las edades pero si hay una franja de edad donde es masiva es entre los jóvenes. Recientemente un juzgado ha condenado a dos menores a pagar una multa de más de 2800 euros a una compañera víctima de esos insultos.
En colegios e institutos no se permite el uso de smartphones en horas de clase pero una vez acabada la jornada escolar la comunicación no se limita.
Una multa por insultar por WhatsApp
En Alicante, la Audiencia Provincial, ha decidido condenar con una multa de 2828 euros a dos jóvenes que acosaban e insultaban a una compañera a través de esta app en un grupo en el que había más personas.
El acoso en grupos de WhatsApp cada vez es más común
Estos dos menores había acosado a la víctima, una niña también menor de edad, insultándola de diversas formas en el grupo en el que estaban, con mensajes como «putillaaa» o preguntas de índolo sexual como «¿tu la chupas?», «te gustan los 69…gangbang?», «el sado?», «bucakke?».
Por si eso fuera poco cuando la joven se daba de baja del grupo los administradores volvían a introducirla.
Condena con una multa de 2828 euros
Esto hizo que la niña tuviera que ser tratada psicológicamente durante tres meses, motivo que ha propiciado la condena, aunque ha sido inferior a lo previsto.
La jueza que ha llevado el caso ha estimado que los dos compañeros de la niña han cometido un delito de trato degradante y además de la multa les condenó a realizar prestaciones en beneficio de la comunidad.
Sin embargo, gracias a que los padres de los niños acusados han recurrido a la Audiencia la misma ha estimado que los hechos no son tan graves como para ser considerados delitos por lo que ha anulado la condena de prestación de servicios aunque mantiene la multa económica.
El bulling y el anonimato
Pese a la condena económica asusta que coacciones de este tipo llevadas a cabo por jóvenes se vea como algo que no es tan grave, cuando luego toda la sociedad está intentando implicarse en considerar algo grave la violencia de género o el bulling en los colegios.
Es un problema relacionado también con la distancia que otorgan las redes sociales y las apps de mensajería, que hace que muchas personas, sobre todo los más jóvenes, pierdan la empatía con sus semejantes y se presten a insultar, o reír las gracias, en situaciones en las que quizás no se comportarían de la misma manera en la vida real.
Las redes sociales como escudos para los agresores
Este problema no se da solamente en las aplicaciones de mensajería instantánea y también las redes sociales ven cómo movimientos de odio ya sean genéricos o centrados en una persona, pública o anónima, se escudan en las mismas para obtener más alcance.
Recientemente una periodista de un medio online sufrió amenazas e insultos por hacer comentarios relacionados con el feminismo y los Premios Nobel.
En este caos no hablamos de menores ni de insultos más o menos aleatorios, sino del uso de als redes sociales no sólo para lanzar nuestro punto de vista sino para insultar y vejar, cuando no amenazar, al que simplemente no piensa como nosotros.
La educación como única medida
Como con tantas cosas a nivel social la educación es la única manera de controlar según qué conductas.
En este caso tenemos herramientas entre manos que nadie ha enseñado a usar a las personas que las tienen y aunque el sentido común debería ser suficiente como para no incurrir en injurias y delitos parece que no es está tan claro.
Filtrar por miedo no debería ser una opción
Hay personas que creen que se puede lidiar con este tipo de actitud simplemente filtrando quien tiene acceso a nuestros perfiles en medios online.
Es cierto que esto es una medida que se puede tomar pero no podemos matizar nuestro punto de vista u ocultarlo simplemente por miedo, del mismo modo que no se nos ocurriría decirle a una mujer que no vaya sola por la calle si quiere evitar ser agredida.