Los teléfonos móviles son aparatos impresionantes. Quizás no nos damos cuenta por lo normal que es hacer uso de los mismos en el día a día para hacer tareas complejas o banales.
Poco a poco han ido engullendo a todo tipo de dispositivos como los GPS, la agenda o el reloj, pero sobre todo uno que ha visto cómo su imperio caía a manos de este rival: las cámaras de fotos.
Si preguntamos a cualquier persona con qué hace las fotos de sus vacaciones o de su día a día pueden pasar dos cosas. Que te diga que con su móvil o que te diga que con una cámara dedicada. En el segundo caso ya sabes que o se dedica a la fotografía profesionalmente o es un usuario muy avanzado.
Pero la mayor parte de las personas ya usan su terminal como dispositivo único de captura y es por eso que ver la evolución de las cámaras es algo que nos alegra.
Breve historia de la fotografía móvil
Durante más de dos décadas los teléfonos móviles, como los entendemos hoy día, no tenían cámaras, ni era algo que se planteara. Eran dispositivos pensados para empresarios y ejecutivos que, literalmente, trabajaban con él.
Sin embargo, con el surgimiento de compañías como Nokia, Siemens o Ericcson, que popularizaron este tipo de teléfonos entre el gran público, fue cuestión de tiempo que las empresas empezaran a experimentar con ello.
Marcas como Nokia, Siemens o Ericcson popularizaron las cámaras en los móviles
El primer móvil con cámara fue el Sharp J-SH04, comercializado en Japón en el año 2000, y en 2002 llegó a Europa el Sharp GX10, poco antes de que llegaran propuestas que podríamos entender como más actuales como el Nokia 7650, un móvil con cámara que además era un smartphone.
La cámara era ya algo interesante pero sólo para hacer fotos y de manera testimonial.
Llega la segunda cámara
Cuando los móviles empezaron a tener una cámara situada en el frontal el uso que se esperaba que tuviera era el de poder realizar videollamadas, una tecnología mucho más antigua que estos terminales y que era parte de la imaginería del futuro en libros y películas.
Sin embargo no fue hasta más tarde, cuando se popularizaron las redes sociales y las aplicaciones de mensajería cuando tomarían verdadera importancia y es que el poder compartir fotos de nosotros mismos era algo importante para muchos. Había llegado la era del selfie.
Son los selfies y no las videollamadas los que popularizaron la cámara frontal
Es la vanidad y el poder compartir las fotografías propias, no las que hacíamos a otros, lo que hace que las cámaras frontales sean más demandadas, con mejores ópticas, flash LED o mayores resoluciones.
Los inicios de la triple cámara
Durante bastante tiempo se asienta en la mente del consumidor que su móvil es normal que tenga dos cámaras aunque empiezan a darse experimentos con una tercera situado en la parte trasera.
El 3D siempre ha intentado entrar en la tecnología de consumo aunque no lo ha conseguido. Marcas como LG o HTC implementaron una doble cámara trasera en sus terminales móviles más punteros con el objetivo de realizar tomas en tres dimensiones aunque no fueron, ni de lejos, un éxito de ventas.
El segundo acercamiento a la doble cámara vino por parte de HTC en un intento de emular el desenfoque producido por los carísimos objetivos lentes de las cámaras Réflex co su HTC M8.
Las dos lentes para cambiar distancias
En la actualidad la doble cámara trasera se está empezando a imponer como algo normal, sobre todo desde que saltara al público primero en el muy innovador LG G5 y luego en el muy mayoritario iPhone 7 Plus.
Ambos dispositivos se centraban en ofrecer una distancia modificable en función de la dos lentes incorporadas, dejando el tema del desenfoque como algo secundario.
Aun así hay marcas como Xiaomi que en el Redmi Pro apuestan por la idea original de HTC aunque no es algo que funciona especialmente bien.
Una a color y otra en blanco y negro
La última de las grandes apuestas ha sido de Huawei que si bien ha implementado dos sensores en su Huawei P9 y modelos de gama alta posteriores no lo hace para conseguir ninguno de los objetivos anteriormente mencionados.
La firma china ha apostado por tener un sensor en blanco y negro y otro en color de forma que el primero cuando se usa en solitario es capaz de crear imágenes mono cromáticas de mayor calidad que los sensores en color que luego mediante el software convierte las tomas y en blanco y negro.
Además cuando se utiliza el sensor RGB y el monocromático lo apoya para mejorar el contraste y la captación de luz. Xiaomi hay implementado una metodología idéntica en su Xiaomi Mi 5s Plus.
Dos cámaras, pero delante
No queremos dejar de mencionar como LG implementó la idea de la doble cámara pero en la parte frontal, en su dispositivo enfocado a la creación multimedia. El LG V10.
La idea aquí era potenciar los selfies, con dos angulares diferentes, una idea que luego se llevó a la parte trasera en el LG G5 y que ya en este terminal se usaba, software mediante, para componer escenas muy trabajadas usando los tres sensores simultáneamente.
Tu próximo móvil tendrá tres o cuatro cámaras
Parece que los fabricantes de móviles han encontrado el método para seguir evolucionando en el apartado fotográfico sin que eso implique aumentar de forma exponencial la cantidad de Mpx de los sensores, algo que está físicamente limitado por el grosor de un terminal ya que la tecnología actual no permite implementar cámaras como la de las herramientas profesionales en dispositivos tan pequeños como los smartphones.
De esta manera, la doble cámara trasera empezará a ser algo bastante común, aunque dependerá de cada fabricante elegir el mejor método para ofrecer una mayor calidad fotográfica. No hay que perder de vista Tango, una tecnología que hoy por hoy no usa dos cámaras traseras pero que podría evolucionar en este sentido.
Queda por ver si el experimento de LG con el LG V10 y su doble cámara frontal es también limitado por sus competidores o se queda en una anécdota, lo mismo que pasó con la doble cámara trasera para el 3D.