No nos hemos vuelto locos con la pregunta que titula este artículo: ya sabemos que todos los smartphones con Android pueden llamar; al menos siempre que nadie se olvide de recargar su tarifa. Pero sí que hay algo cada vez más curioso en los teléfonos inteligentes: dejaron de ser simples teléfonos (inteligentes no lo fueron nunca, jamás vi a uno sacarse la carrera) para convertirse en aparatos que nos facilitan la comunicación de forma diferente a la hablada. Sí, enviamos mensajes de voz como hacíamos con los walkie talkies cuando éramos críos; sí, todos llamaremos a nuestra madre alguna vez desde el nuevo móvil; pero sed sinceros: ¿cuántas veces utilizáis la app de teléfono para marcar un número y llamar? Las mismas que el NFC para pagar. ¡O menos!
El smartphone cada vez se usa menos para llamar. Entonces ¿por qué seguir llamándolo teléfono?
Seguimos llamándolos teléfonos por la misma razón que a una pizza congelada la llamamos pizza: por costumbre. En realidad, y enfrentados cara a cara, se parecen casi tanto como una lagartija a un cocodrilo; como un tobogán a una montaña rusa; como un HTC One A9 a un iPhone 6… Vale, no es el mejor ejemplo. Pero vaya: que de los clásicos teléfonos ya tienen muy poco. Y cada vez menos según aparecen los nuevos Android…
Si usas el smartphone para llamar por teléfono, eres un hipster
Hubo un tiempo (me acuerdo, lo juro) en el que oías hablar a alguien en voz alta por la calle y acelerabas el paso como si fuera a asaltarte un encuestador. Los teléfonos móviles eran tan raros como una propina generosa; por lo que ver a alguien con uno de esos ladrillos pegados a la oreja no formaba parte del paisaje urbano. Gritaban como si estuvieran en una subasta de atunes, pavonéandose por la calle junto a su nuevo teléfono GSM de dos líneas de pantalla y capaz de enviar SMS casi al precio de un telegrama (no confundir con Telegram). No había futuro para eso, estaba claro. Y, como cualquier futurólogo de madrugada, nos equivocamos.
Antes era extraño escuchar a alguien hablando en voz alta. Ahora también: sólo se teclea (como mucho, mensajes de voz).
Es curioso, pero la vergüenza colectiva se fue difuminando hasta que todos consideramos aceptable el escuchar a la gente gritándole al teléfono dentro de un autobús. Asistimos a las conversaciones ajenas como quien compra entradas para el teatro, logrando que nos sumáramos a llamar desde el móvil en cualquier parte incluso cuando no se debía (se han dado casos de cirujanos usando el móvil durante una operación, no es broma). Y después de acostumbrarnos a ello, la tendencia con los smartphones cambió.
Le esconden la aplicación de teléfono. No te imaginas lo que pasó después
Hagamos un experimento. Tomad el móvil de alguien que tengáis cerca y escondedle la aplicación del teléfono (ésa cuyo icono suele ser de color verde y parece una especie de «C»). ¿Cuánto tiempo pensáis que tardará en echarla de menos? Ya os lo digo yo, que lo he comprobado: mucho. Incluso es probable que no se fije en la falta de la app hasta que no le pidamos que llame a la pizzería; y seguirá sin darse cuenta porque usará Just Eat para encargar el delicioso manjar redondo italiano. Ya veis, el futuro era olvidarse del teléfono, las aplicaciones lo demuestran.
¿Cuántas veces habéis rectificado a alguien (también en nuestros artículos) cuando utilizó el término «teléfono móvil» para referirse a un smartphone? Basta analizar por encima para darse cuenta: un Android actual no tiene nada que ver con un Alcatel OneTouch Easy de la época. Y las tarifas de datos apartaron a las llamadas casi hasta la extinción; sin obviar algo importante (expando este punto a petición de los comentarios): el usuario profesional sigue, y seguirá, utilizando las llamadas de teléfono.
Las llamadas de teléfono facilitan la comunicación: o se las ama o se las odia. También ambas…
Sabemos de lo que hablamos aunque no siempre lo reflejemos (vivimos anclados a un smartphone por trabajo): quien tira de las llamadas para solucionar las comunicaciones de la empresa no tardará ni un minuto en echar de menos la aplicación del teléfono. Tampoco echará de menos las llamadas del jefe a las ocho de la tarde ni las facturas de la operadora móvil por quedar con esos clientes que desaparecen a pesar de haber planificado previamente la cita. Sí, el teléfono es como un pomelo: o lo amas o lo odias. Y a veces te entran ganas de estrellarlo contra el suelo…
Skype, WhatsApp… La Tierra Media de las llamadas entre smartphones
Que los móviles dejaron de ser teléfonos es poco discutible: basta con remitirse a los hechos. Pero eso no implica que hayan dejado de utilizarse como tales: las llamadas por WhatsApp, Skype, Line y apps similares facilitan la conexión a viva voz sin que nos cobren un gasto extra a la propia tarifa. Y esto tiene más polémica que los defensores de la tortilla de patatas sin cebolla: ¿es una función que merece la pena o más vale que la mensajería se dedique sólo a los mensajes?
Las llamadas en las apps de mensajería son la Tierra Media de los teléfonos. Cierto es que pueden sustituir a un teléfono, pero poco importará que las tengamos instaladas si debemos llamar a alguien que no las usa. De ahí que se coloquen en el medio: ni sí ni no. Skype podría tranquilamente ser un Elfo; WhatsApp se quedaría como un Hobbit (protagonistas de la historia a pesar de ser poca cosa); Hangouts podría ser un Hombre; y en cuanto a los Orcos… A ver qué se os ocurre, yo apuesto por Line.
Las llamadas de mensajería no sustituyen a los teléfonos. Igual que una manzana no sustituye a un buen almuerzo.
Las apps de mensajería con llamadas no sustituyen a un teléfono y, en la práctica, pocos las utilizan para llamar. Y es extraño porque son bastante prácticas: dejando de lado la calidad (algunas se escuchan como dos envases de yogur unidos por un hilo), pueden resolver muchas conversaciones que se vuelven interminables usando sólo el texto y los emojis. Esto es algo que hemos olvidado: hablar es más práctico que escribir en el teléfono.
El smartphone, la Thermomix de los teléfonos
Con un smartphone se pueden hacer tantas cosas que ya perdemos la cuenta (de ahí el paralelismo con la Thermomix). Realidad virtual, cámara de fotos, reproductor de música, detector de terremotos, elemento social… Como MacGyver: puede hacer de todo. Y claro: con esa versatilidad, y dado que aprovechando las tarifas de datos la comunicación sale mucho más económica, es completamente lógico que llamar por teléfono esté en desuso.
El smartphone es como MacGyver: te saca hasta de los peores apuros.
¿Sois de los que utilizan el teléfono para llamar? He de confesarlo: por más que me apasione la tecnología y que, incluso, viva de la telefonía móvil, le tengo tanto miedo a llamar por teléfono como a bajar al sótano de una casa del terror. Puedo hacer cualquier cosa sólo por no llamar. Y con este panorama, estoy encantado de que todos utilicen las aplicaciones de mensajería para comunicarse conmigo. ¿No os ocurre lo mismo?
Claro que los nuevos Android pueden llamar por teléfono, pero eso es cada vez lo menos importante. Fijaos en los anuncios y promociones de esas novedades: ¿en cuántas sale alguien hablando por teléfono? ¿Y usando la cámara? No tengo más preguntas, señorías.