Una de las tramas más recordadas de The Wire -quizá la serie que mejor refleja el mundo criminal y los policías que se conviven con él- tiene lugar en la primera temporada, cuando McNulty, Bunk y Lester tienen que descifrar el complejo operativo que la banda de Barskdale tiene organizado alrededor de los teléfonos móviles desechables. El uso de smartphones en el crimen organizado es algo habitual.
Han pasado trece años desde que se rodó aquella temporada y si ha habido un cambio enorme en el mundo ese ha sido precisamente el enorme salto evolutivo que han dado los teléfonos móviles, de aquellos robustos e indestructibles Nokia que llamaban, enviaban mensajes y tenían la Serpiente a unos potentes ordenadores de bolsillo que nos permiten realizar prácticamente cualquier acción imaginable. ¿Cómo usaría Tony Montana su Samsung Galaxy S6 de oro?
El Blackphone, un nuevo juguete para los criminales
Si hay un sector que avanza rápido y se adapta con una velocidad inusitada a los cambios esos son los que trabajan al margen de la ley. En 2012, un informe de la policía de Nueva Gales del Sur, Australia, mostraba inquietud ante el hecho de que los criminales estaban comenzando a usar aplicaciones como Skype o el chat de Google para realizar sus llamadas y así evitar los pinchazos telefónicos de la policía.
Sin salir del subcontinente australiano, el pasado 23 de marzo la policía de Gold Coast, Queensland, informó de que que había bandas de moteros que estaban comenzando a usar el Blackphone para esconder sus actividades. En El Androide Libre ya hemos hablado en múltiples ocasiones de este terminal centrado en ofrecer una gran seguridad y privacidad, y la policía australiana reconocía las dificultades que el Blackphone suponía para los investigadores, a la vez que explicaba que estos son cada vez más habituales en círculos criminales.
Entrando en un terreno más siniestro todavía, los teléfonos inteligentes tuvieron un papel importante en los ataques terroristas de Bombai que en 2008 acabaron con la vida de 173 personas e hirieron a otras 327. Gracias a los smartphones que llevaban junto a sus rifles AK-47, granadas y explosivos, combinado con un centro de control situado en la frontera con Pakistán, los terroristas tenían acceso a mapas vía satélite, información de los movimientos de las fuerzas de seguridad e incluso les permitieron identificar objetivos.
El informático forajido
Además, el rápido avance de la tecnología ha dado lugar a un nuevo tipo de informático: el que ayuda a las bandas criminales a organizar su red tecnológica. En un interesante artículo de Gawker.com explicaban el caso de Martin, quien se dedica precisamente a eso: ayudar a los traficantes de droga neoyorkinos a optimizar su uso de la tecnología mientras dificulta que la policía les detenga gracias a ello.
Utilizando un organizador de pastillas, estableció un sistema con diversas tarjetas SIM prepago que se usaban durante un día, cambiando de forma efectiva todos los números de la organización de forma diaria. Otros trabajos de Martin incluyen el enterrar artículos molestos para sus clientes bajo cientos de resultados de Google, aumentar artificialmente las visitas a un video de YouTube o los checkins de Foursquare en un local.
Desde El Androide Libre nos hemos puesto en contacto con la policía a través de su departamento de prensa para tratar de conocer más ejemplos españoles, pero se han mostrado reticentes a la hora de facilitar ningún tipo de información concreta -actitud que comprendemos perfectamente-, más allá de explicarnos que no hay un patrón claro que se repita en el uso de smartphones en el crimen organizado y que cada grupo los usa de forma diferente según sus necesidades.
«Las organizaciones criminales adoptarán siempre y en todo momento, todas las tecnologías y vías de comunicación, y demás recursos a su alcance, que les permita seguir adelante con sus actividades delictivas», explica el profesor de criminología de la Universidad de Barcelona, Abraham Pasamar. Los criminales son Early Adopters. «Por tanto, las mafias han visto en los jóvenes talentosos con grandes conocimientos informáticos un gran filón para sus propósitos y tratan de seducirlos y conducirlos al lado oscuro, especialmente en países en los que su talento tiene pocas posibilidades de triunfar por vías tradicionales y los jóvenes ven en estas mafias una vía para demostrar su talento».
El negocio tras los móviles robados
En España, cada dos minutos se roba un teléfono móvil, según datos de la Secretaría de Estado de Seguridad en nuestro país se interpusieron 279.319 denuncias por robo del teléfono móvil. El 33% de los robos tuvo lugar en la Comunidad de Madrid, y el 29% en Cataluña, las comunidades más afectadas. Además, las mujeres son más susceptibles de ser las víctimas, el 28% de ellas ha sufrido alguna vez la sustracción del móvil, frente a un 23% de los hombres. Con una penetración de hasta un 84%, la más alta de Europa, los teléfonos inteligentes son un blanco muy suculento para los ladrones.
Una vez que algún mangante se ha hecho con tu teléfono, recuperarlo es casi imposible. La policía, para empezar, no tiene recursos para hacer frente a todas las denuncias y muchos jueces son reacios a abrir diligencias ante un delito de carácter menor, mientras que los fabricantes y operadoras son otros de los beneficiados de este negocio, ya que normalmente un teléfono robado implica que la víctima acabará comprando un terminal nuevo que, con suerte, irá vinculado a un contrato nuevo. Es cierto que los responsables de los principales sistemas operativos -Google, Apple y Microsoft- han incluido nuevas medidas de seguridad en sus nuevos teléfonos, pero también es cierto que hasta ahora no han logrado frenar el interés de los cacos en los smartphones ajenos.
Por eso, el estado de California ha aprobado una ley que obliga a todos los smartphones a incluir un ‘kill switch’, es decir una opción que permita inutilizar por completo el teléfono robado para que el ladrón se quede con poco más que un pisapapeles con forma de teléfono inteligente. Si bien es realmente una gran idea, está por ver cómo de efectiva se muestra, ya que si por algo se han caracterizado los ladrones a lo largo de la historia es por encontrar nuevas vías de sortear cuantos obstáculos se les ha puesto.
Los smartphones son especialmente atractivos por su valor en el mercado de segunda mano, donde normalmente conservan más de la mitad de su valor original, por lo que si alguna vez te ha n robado uno, es casi seguro que este haya acabado siendo vendido de nuevo ya sea en mercadillos portuarios o a través de Internet tras haber restablecido los ajustes de fabrica y en muchas ocasiones también después de haber sido liberados, o desmontados y vendidos como piezas de recambio. Muchos de estos teléfonos acaban en manos de «mayoristas» que exportan los teléfonos robados a países asiáticos o de oriente medio, donde su precio original los hace prohibitivos para la mayoría de la población.
Cárteles colombianos que dejan la droga por los smartphones
Este mercado negro ha llegado a tal punto que muchos cárteles colombianos han sustituido el tráfico de cocaína por el de teléfonos robados, incluso el gobierno del país se vio obligado a comenzar una campaña en contra de la compra de teléfonos robados bajo el lema «comprar un celular robado es cargar con un muerto«. Los teléfonos proceden de lugares tan dispares como Estados Unidos, España o Singapour, se arreglan y se ponen en cajas nuevas, con su manual, como si fuesen teléfonos nuevos pero a un precio notablemente más reducido.
Android y aplicaciones de seguridad ofrecen la posibilidad de localizar tu teléfono y llevarte hasta él, y la pasividad de la justicia puede llevar a muchos a creerse Batman y rastrear el teléfono ellos mismos y tratar de recuperar el terminal por si mismos. Esto suele ser una mala idea, como explicaba un artículo de The New York Times. Algunos casos de vigilantes lanzados a recuperar su teléfono han tenido éxito, pero otros han acabado heridos o incluso detenidos por atacar a la persona equivocada. Por eso, y aunque de rabia, lo más recomendable es dejar pasar el asunto y hacerte con un teléfono nuevo.
Los smartphones en el crimen organizado, tenía que pasar
«Hoy en día el cibercrimen está mucho más imbricado con las tramas de crimen organizado tradicionales, como si de una rama especializada de la medicina se tratase; poniendo a disposición los recursos desarrollados para sus propios intereses, o para los de las otras ramas del crimen organizado» concluye Abraham Pasamar. Pero todo esto no debe demonizar en ningún caso ni los smartphones ni la tecnología en general, que aporta muchísimos más beneficios que problemas, pero siempre está bien recordar que todo tiene un lado oscuro y que todo avance beneficioso para la humanidad también puede usarse para lo contrario.
Y esto viene ocurriendo desde el amanecer de los tiempos. Cuando hace aproximadamente un millón y medio de años los primeros homo erectus comenzaron a dominar el fuego en algún lugar de lo que hoy es Kenia, con toda seguridad tenían la intención de calentarse, pero muy posiblemente alguno lo usó muy pronto para quemar a otro. Y así sucesivamente hasta que hace un puñado de años un homo sapiens usó Skype para evitar un pinchazo policial. Y todo parece indicar que el futuro será exactamente igual.
Imagen del teléfono robado: DigitalTrends