Google parece tener un problema con sus aplicaciones: en ocasiones tenemos aplicaciones diferenciadas que en realidad son iguales y hacen casi lo mismo que ya hacía algo dentro del ecosistema de Google, por no decir lo mismo. Es algo de lo que nos quejamos a menudo cuando tenemos nuevos lanzamientos, pero que Google parece seguir empeñada en hacer por poco que nos guste esta política que llevan en Mountain View.
Mensajes, correos electrónicos, mapas televisión, sistemas operativos… algunos productos de Google se llegan a pisar y todo, pero esto no es tan raro como nos puede parecer a nosotros, e incluso tiene su lógica si lo pensamos: pueden intentar alcanzar consumidores que no han podido alcanzar con el primer intento. Pero, ¿por qué Google hace dos aplicaciones iguales? ¿Cuál es la lógica de todo esto?
Mensajes, un caso extremo
En el caso de los mensajes, podríamos decir que nos encontramos con un caso casi extremo: tenemos Hangouts por una parte (el ataque a los clientes de mensajería por parte de Google), una nueva aplicación de SMS renovada que vuelve en Lollipop tras desaparecer en KitKat, y una aplicación de llamadas VoIP que en realidad se integra con Hangouts pero que tiene hasta icono propio, y que incluso entraría en competencia con el marcador del sistema si apuramos las diferencias.
Por si todo esto no fuera suficiente, también podríamos tener un cuarto jugador en el futuro, porque los rumores provenientes de la India acerca de una aplicación de mensajería digna de competir con los gigantes siguen al acecho aunque se desmintiera eso de que llegaría en Lollipop. Con eso ya tendríamos hasta cuatro jugadores, y varios de estos productos estarían compitiendo directamente entre sí.
Gmail e Inbox, un enfoque diferente para la misma tarea
Con los mensajes no termina la cosa, porque el correo electrónico de Google también ha visto cómo llega esta tendencia: hasta ahora teníamos Gmail, pero el mismo equipo que se encarga de su desarrollo nos trae Inbox con la intención de revolucionar nuestro correo electrónico. En realidad cada uno tiene un enfoque diferente, pero ambos quieren convertirse en nuestros clientes predeterminados de correo electrónico.
En esto no hay lugar a muchas dudas, en realidad: ambos manejan el mismo correo electrónico, bajo la misma cuenta de Google, e incluso las decisiones tomadas en uno se sincronizan con el otro sin que tengamos que hacer nada. Pueden convivir juntos, pero al final terminaremos escogiendo nuestro preferido por pura comodidad, y ahí es donde entra la competencia entre ellos.
Una tendencia que se repite en el pasado
Pero, en realidad, esto no es nada nuevo: podemos ver muchos más casos tanto ahora como en el pasado de la compañía, y en Ars Technica nos dan unos cuantos ejemplos perfectos:
- Nexus contra los fabricantes tradicionales: antes eran teléfonos exclusivos para los desarrolladores, pero ahora es una carrera de quién es capaz de hacer el mejor dispositivo Android.
- Google vanilla contra iGoogle: ¿debería Google mantener esa estética limpia y sencilla, o tiene que ser todo lo personalizable que queramos a costa del diseño?
- Google Video contra YouTube, o el debate de mantener a Google como un buscador contra saltar al nivel de proveedor de contenido
- Google Maps contra Google Earth: ¿mapas en todas partes gracias al poder de Internet o mapas de escritorio enfocados a las fotos satelitales?
- Google+ contra Orkut: aunque Orkut desapareciera de nuestras vidas, ambas redes sociales han estado conviviendo durante tres años.
- Android TV contra Chromecast: ¿merece la pena destinar un dispositivo exclusivo para la televisión, o lo mejor es basar ese poder en la nube y construir un espejo?
Como podéis ver, tenemos muchísimos ejemplos en el historial de Google que nos demuestran que esto de enfrentar aplicaciones y servicios no es nada nuevo para ello, y es aquí cuando nos encontramos con la pregunta clave: ¿por qué siguen esta política de lanzamientos en la compañía? ¿Qué sentido tiene lanzar varios servicios que hacen prácticamente lo mismo?
Un movimiento más inteligente de lo que parece
Si nos ponemos en la piel de Google, es normal que queramos atraer todos los usuarios que podamos a nuestro ecosistema: uno de tus negocios es la publicidad, y cuantos más usuarios tengas como base, mucho mejor para tus cuentas bancarias.
Eso, y que tu compañía tiene la diversificación grabada a fuego en su código genético, y la diversificación lleva a esas posibles luchas internas entre servicios. Luchas internas que, en el caso de Google, dejan que se decidan en el mercado, aprovechando para captar el mayor número posible de gente por el camino.
Sin embargo, esto no nos beneficia demasiado a nosotros: diversificando cosas sólo obtenemos varias formas de hacer lo mismo. Algunas llegan a ser buenas, otras son complicadas, y alguna que otra se queda como un zombie entre tanto servicio hasta que Google decide desmantelar y cerrar el chiringuito.
Y para el usuario no es nada intuitivo encontrarse dos productos dentro del ecosistema de Google que sirven para lo mismo, algo que se encuentra en el polo opuesto de Apple, que simplifica y centra sus servicios para hacerlos más fáciles al usuario final.
Y esa es la principal diferencia entre los ecosistemas de Google y Apple, si lo pensamos. Siendo usuarios de Google podemos llegar a frustrarnos un poco con tanta lucha dentro del mismo ecosistema, y nos tocará acostumbrarnos, pero también tiene su parte buena: Google deja que sea el mercado el que elija cuál es el mejor servicio, o si pueden convivir ambos en armonía. Y la diversidad siempre es bienvenida en un mercado cada vez más saturado.