Hace unos días Google presentaba el nuevo sistema operativo para los dispositivos wearables: Android Wear. El mismo día, LG confirmaba su primer wearable con dicho sistema, el LG G Watch. Pero Motorola se llevaba gran parte de las noticias con su nuevo reloj basado en Android Wear: el Moto 360.
Hoy vamos a hablar de otro punto de vista, el punto de vista de una persona que estuvo en Hardvard, fue vicepresidente de Apple y ejecutivo de HP, entre otros trabajos que figuran en su currículum. Don Norman, al que posiblemente muchos no conozcáis, se ha centrado en el diseño y la experiencia de usuario en gran parte de su desarrollo profesional y, como experto, ha contado qué opina de los smartwatches o ‘relojes inteligentes’ y ha buscado analogías con casos de la aviación y la automoción.
Para Don Norman, todo comenzó cuando una empresa para la que trabajaba le pidió que probara el Sony SmartWatch 2, el reloj de Sony. Pronto llegaría una de sus anécdotas destacadas:
Yo estaba profundamente dormido cuando mi reloj empezó a vibrar en mi muñeca. Chrrr, chrrr, chrrr, chrrr -y así continuaba, el tiempo suficiente y lo suficientemente fuerte como para despertarme. Eran las 4:30 de la madrugada.
Miré el reloj (aún aturdido): La batería está casi agotada, decía. Y se apagó.
«Gracias por hacérmelo saber», dije (aunque con unas palabras diferentes), con el reloj apagado y dejándolo en un rincón, donde aún se encuentra, una semana después. Gracias Sony por tu reloj inteligente.
Don Norman no podía comprender si el reloj era tan inteligente como para llamarlo smartwatch, ¿por qué no avisó a las 9 de la noche de que tenía poca batería y así podría haberlo dejado cargando toda la noche? El reloj ese dato lo tenía constantemente, o incluso podíamos verlo en la pantalla del mismo (pero estaba algo escondido, no en la pantalla principal). Pero si el reloj sabe su nivel de energía y la hora del día, debería ser reprogramado para avisar en el momento adecuado:
Si el reloj fuera una persona, lo enviaría de vuelta para re-entrenarlo.
Para Don Norman, el reloj era realmente estúpido: puede decir la hora, tiene un bonito cronómetro y temporizador, una alarma… Sin embargo la interfaz del reloj está mal diseñada, hasta el punto que para resetearlo necesitamos reiniciarlo:
¿Reiniciar el reloj? Sí. Vivimos en una época excitante.
Si le pedía al reloj mostrar dos zonas horarias, el reloj no podía mostrarlas ambas a la vez por sí mismo. ¿Reloj inteligente? ¡Tenía que conectarse por Bluetooth al teléfono y pedirle la hora en la segunda zona horaria, para después mostrárnosla!
Esta cosa inteligente no podía ni siquiera hacer simples sumas o restas.
Pero hablando de la conexión Bluetooth, considerada la actividad principal del reloj, resulta que cuando el teléfono estaba en el bolsillo de Don Norman el reloj estaba continuamente conectando y desconectándose (¡a menos distancia de un brazo!)
Y los diseñadores de Sony, bendecirlos, pensaron que era importante avisar cada vez que el reloj se conectara o perdiera la conexión. Como resultado mi muñeca estaba siempre vibrando. Una sola vibración fuerte, ya fuera para conectar o perder la conexión. Lo primero, ¿por qué lo necesitaba saber? Lo segundo, si realmente necesitaba saberlo, ¿no sería mejor señalizar mejor si la conexión se estaba ejecutando o rompiendo en lugar de la misma señal para ambos?
En la aviación comercial, los sistemas automatizados inteligentes también son estúpidos para Don Norman, tras haber estudiado varios incidentes, donde la falta de comunicación con el piloto era mortal (literalmente): Algo iba mal en el avión, pero el sistema automático inteligente lo compensaba, sin necesidad de molestar a los pilotos. Pero la cosa se ponía cada vez mejor hasta que la automatización llegaba al límite de sus capacidades de compensación y decía «Ok, me doy por vencido» y dejaba al avión comenzar el accidente. Y ahora era el turno de los pilotos, de averiguar lo que pasó y qué hacer al respecto…
También en la automoción ocurre, pues han rechazado aprender de los errores de la aviación. «Los coches conducirán solos sin ningún accidente. Los humanos monitorizarán la conducción y si hay un problema, simplemente se harán cargo», dicen los ingenieros de la automoción. ¿Os suena?
En cuanto el coche mantenga su velocidad y la distancia de seguridad con el coche delantero automáticamente (ya ocurre con el control de crucero adaptativo) y mantenga su posición en el carril correctamente (ya ocurre con los sistemas de mantenimiento de carril), ¿qué impedirá a los conductores poner su atención en su música favorita, o ponerse a hablar con otros pasajeros, o mirar el correo electrónico… ¿Quién era quien supervisaría la conducción?
En el avión, los pilotos están muy bien entrenados, y tienen varios minutos para responder. Sin embargo, en un coche, cuando surja un problema, los conductores pueden estar mal entrenados y además tan sólo tienen unos segundos para responder. Los diseñadores y los legisladores han ignorado este hecho.
Es la hora de que los diseñadores e ingenieros que trabajan en los mundos automatizados aprendan de toda la experiencia en la historia sobre la interacción humano-sistemas […] Tenemos muchos dispositivos inteligentes, hechos estúpidamente. Tengo miedo de que las consecuencias serán peor que despertar a la gente a las 4:30 de la madrugada. Poned atención ingenieros, poned atención diseñadores. Poned atención o gente morirá.
Volviendo a los wearables, aquí es donde aún queda un largo recorrido en el desarrollo de los mismos y la interacción hombre-máquina. Hemos visto cómo muchos smartwatches hacían su aparición en los últimos años, pero personalmente el Moto 360 es el primer smartwatch que, al menos, se camufla realmente en un reloj.
Además, cada reloj tenía su propia SDK, haciendo el desarrollo para programadores muy complicado, pues había que rehacer la aplicación para diferentes relojes. Android Wear puede ser el sentido común aquí.
Problemas de diseño y de ingeniería, al fin y al cabo: ¿es más importante una mejora de hardware o usar el sentido común a la hora de desarrollar un producto? Como dijo Don Norman: Poned atención ingenieros, poned atención diseñadores.
Por tanto, es hora de que se busque la forma más inteligente de aprovechar los wearables, ahora que es cuando su expansión parece que va a llegar. Y, desde mi humilde opinión, Android Wear puede contribuir enormemente a ello.
Y me gustaría despedir este artículo con la frase que Don Norman empezó el suyo, invitando a todos a la reflexión:
Cada vez que veas algo etiquetado como inteligente (‘smart’ o ‘intelligent’), debes estar seguro de que en realidad es bastante estúpido.
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