Estar en la cima es algo extraño. De repente, lo que antes te saciaba ya no sirve ni como aperitivo. Los logros que antes eran dignos de celebración ahora pertenecen al pie de página de los libros de contabilidad. Ya sea por la falta de oxígeno o porque desde ahí arriba las cosas se ven de manera distinta, cuando uno está en la cima se comporta de manera distinta. A Samsung le está pasando algo parecido, y puede que esa sensación le lleve a tomar decisiones, como poco, polémicas, y que podrían, o bien acabar haciendo daño tanto a la propia compañía como a Android en su conjunto, o fortaleciendo a ambas.
La noticia del día es que Samsung planea vender «sólo» 7 millones de unidades de su nuevo tope de gama, el Galaxy S4. En un principio no debería haber ningún problema, ya que de su antecesor, el Galaxy S3, se vendieron seis millones de unidades. Por tanto, Samsung debería seguir en alza, mejorando sus números y anunciando su apoyo a Android, uno de los partícipes de ese éxito. La realidad es bien distinta. Y es que en el mundo de los grandes fabricantes lo importante no es la cifra de unidades vendidas, sino si esa cifra encaja con las previsiones. Y las de Samsung era que iba a vender nada menos que diez millones de unidades del Galaxy S4. Todo esto ha comportado una bajada fuerte en bolsa para la compañía coreana.
Suena algo extraño que mejorar tus cifras de ventas respecto al año anterior suponga una mala noticia, pero así son los negocios, y es muy posible que estos datos sean el último empujón que necesita Samsung para dar el paso que muchos llevamos anticipando desde hace un tiempo: el abandono de Android por parte de Samsung. Y es que todas las piezas están empezando a encajar, como un puzle que solo releva su imagen poco antes de terminarse.
Partimos de la base de que para Samsung, la marca Android nunca ha sido digna de ser promocionada. Si vemos sus conferencias, si leemos sus notas de prensa, si escuchamos a la gente de relaciones públicas, la palabra «Android» se usa poco o nada. Para Samsung lo mas importante es mantener su imagen de marca, no compartirla con Google. De ahí la insistencia a usar y promocionar la interfaz Touchwiz y las apps «S» en todos sus dispositivos.
La segunda pieza del puzle se llama Tizen. Se trata de un sistema operativo abierto basado en Linux (¿le suena a alguien?), heredero espiritual de MeeGo, el fallido intento de Nokia e Intel por llevar el software libre a los dispositivos móviles. En este caso, Samsung y la propia Intel son los grandes mecenas del proyecto, y a ambas compañías les interesa mucho que se convierta en una alternativa que se enfrente tanto a Android como a iOS y Windows Phone. Para demostrar que este apoyo a Tizen va en serio, Samsung lanzará a finales de año varios dispositivos con este sistema operativo y sus propias apps e interfaz Touchwiz.
¿Qué planea hacer exactamente Samsung con Tizen? Una posible respuesta está en la competencia. Cada vez mas sistemas operativos de la competencia son compatibles con aplicaciones de Android, ya que una de las consecuencias de ser un sistema abierto es que se puede portar a cualquier sitio sin necesidad de destriparlo. Ya hemos visto dos ejemplos muy sonoros. Por un lado está Blackberry, que en su búsqueda por mantener la relevancia en el mercado permite en su décima versión iniciar apps compatibles con Android 4.2 Jelly Bean. Otro ejemplo es Jolla, otro sistema operativo libre que se apoya en Android para ofrecer una librería extensa de apps.
Para Samsung, no sería muy difícil ofrecer compatibilidad completa de Android en Tizen. Es algo que ya es posible a través de una capa de compatibilidad creada por la empresa Open Mobile, pero crear algo parecido teniendo en cuenta la experiencia que ya tiene Samsung no sería un problema. Por tanto, si siguiese estos pasos, Samsung podría empanciparse de Android, manteniendo un gran elemento del sistema, sus apps.
De hecho, si Samsung finalmente hiciese el cambio de Android a Tizen, lo mas probable es que la mayoría de los usuarios no se daría cuenta. Al comprador medio lo que le interesa es poder usar las mismas aplicaciones que sus amigos, y si Samsung es capaz de garantizar que sus dispositivos podrán ejecutar las apps tipo Facebook, Instagram, Whatsapp, y demás, poco le importará al mundo qué código es el que está corriendo debajo.
¿Cómo afectaría a Android un cambio de bando como ese por parte de Samsung? Teniendo en cuenta que es el mayor fabricante de dispositivos con Android del mundo, está claro que dolería y bastante. Sin embargo, no faltarían pretendientes para ocupar su puesto, y está claro que Google no se quedaría quieta ante esto. La única manera de contrarrestar estos movimientos, no solo por parte de Samsung sino de Blackberry y Jolla, de usar sus apps, es creando mas innovaciones y fortificando su imagen de marca, y son dos pasos que ya se están tomando.
Porque al final, no importa qué sistema operativo use tu smartphone: lo que importa es lo que puedes hacer con él, y eso es algo que tanto Samsung como Google ya deberían saber a estas alturas.