Ya hay más móviles con Android 4.x que los que había hace un año con Android 2.3
Hay cosas que llegan varias veces al año, como las pagas extra, la facturación del IVA para autónomos, las finales de Gran Hermano, el Barça – Madrid y, por supuesto, las estadísticas de penetración de las versiones de Android (sin que nada sexual tenga que ver en ello). Pues bien, los chicos de Business Insider han echado un vistazo a las últimas cifras que Google puso a nuestra disposición y han preparado un extensivo y exhaustivo informe al respecto.
Entre otras cosas analizan los números totales de Android, y resulta que (sorpresa, sorpresa) ICS y JB tienen una cantidad de dispositivos en su haber mayor de lo que Gingerbread tenía a estas alturas del año pasado, aunque Gingerbread sigue teniendo una cantidad mucho mayor que ellos dos juntos. Además, teniendo en cuenta el crecimiento de Android en China (teléfonos baratos mediante) y la megaventa de teléfonos baratos que están tratando de llevar a cabo muchos operadores occidentales (como por ejemplo Vodafone con su Smart II), todos ellos basados en la versión 2.3 de Android, las ventas de la desfasada versión no parecen remitir a un ritmo que deje ver claramente que las cifras van a invertirse en breve.
Comentan precisamente en el artículo que las consecuencias de esa brecha entre versiones las están sufriendo principalmente los desarrolladores por la falta de posibilidad de monetizar nuevas características en sus aplicaciones, ya que no consiguen un mercado lo suficientemente extenso como para que estadísticamente compense (como siempre) el gasto por los ingresos que genera. Además comentan que de esa manera los usuarios terminamos o bien no disfrutando de aplicaciones, o bien disfrutando de versiones desfasadas que están muy lejos del potencial final que permitirían las tecnologías que implementan las versiones nuevas.
Desgraciadamente, parecen olvidar quien va a ser el último que a la postre va a acabar perjudicado es esta vorágine obsolescente: el fabricante. En otros ecosistemas como iOS el fabricante al controlar todo el proceso puede permitirse prolongar las actualizaciones en el tiempo, pues compensa esa inversión con la venta de nuevos servicios al usuario. Sin embargo el caso de las compañías que trabajan con Android es distinto (y seguramente el tiempo coloque en el mismo punto a las que trabajan con Windows Phone si Microsoft no se rasca (y bien) el bolsillo), no hay servicios que las compañías puedan aprovechar para recuperar al menos parte de la inversión que supone el desarrollo de las actualizaciones. El problema es que esto a largo plazo está sirviendo para minar la confianza de los usuarios en algunas marcas, como la coreana LG, quien a pesar de diseñar equipos de gran calidad los abandona a su suerte, provocando una miriada de clientes descontentos allende los mares. De momento, dada la comodidad del sistema de Google, muchos están rebotando entre una marca u otra y quedándose en la que más le convenga, pero no pasará demasiado tiempo de seguir así en que la gente migre a otros entornos para no volver.
Y entonces ya será tarde. Esperemos, por su propio bien que recuperen la cordura y que nos permitan disfrutar de buenos ratos con un hardware que puede hacer mucho más de lo que nos han contado.
Artículo de Business Insider sobre la fragmentación de Android (en inglés)