Hoy en día todo el mundo sabe de dos cosas: tecnología y gin tonics. O mejor dicho… creemos saber. La tecnología es mucho más compleja de lo que ahora creemos y todo esta creencia es por culpa de que estamos rodeados de tecnología de consumo, vayamos a donde vayamos.
Desde aquí queremos levantar un poco la voz para hablar, en modo opinión, de este asunto que nos empieza a preocupar. ¿Todo el mundo sabe de tecnología?
No todo en la vida son números y el ver «quién la tiene más larga» no siempre es válido en el universo tecnológico, más te vale ir con lo puesto pero que esté optimizado a más no poder que tengamos un compendio de acrónimos del que no habíamos oído hablar jamás una semana antes y por los que ahora venderíamos a nuestra abuela.
Más de una vez habréis oído/leído al «techie» de turno decirte que «no, no te compres el TSG Endeavour que tiene 800 Mhz de procesador y en cambio el Mismunz Star X tiene 1 Ghz, mucho mejor». ¿Lo es? No tiene por qué.
En muchas ocasiones salimos defraudados con un producto tecnológico, y permitidme que me centre ya en smartphones, y en en bastantes casos de esas ocasiones es por nuestra culpa. Lo explico, no es que sea nuestra culpa que después de habernos gastado un pastizal al final resulte que el bicho no responde como quisiéramos. Hay que adaptar el producto a nuestras necesidades y nunca al revés.
Por ejemplo, si vivimos en una zona con «puntos ciegos» de cobertura ya os voy contando que la batería se va a acabar antes, pues si eso es fundamental para vosotros, tendréis que informaros antes de cuál es el smartphone con más vida útil en ese sentido.
Os vendría bien por vuestro trabajo, en el que tenéis que conducir bastante y necesitáis de un buen GPS, pues igual, habréis de informaros sobre cuál tiene menos fallos en cuanto a posicionamiento de satélites, etc.
Hay una cosa que me pone bastante negro y es el tema de los que utilizan los resultados parciales en un Benchmark para justificar su opinión acerca de un determinado dispositivo. Primero de todo, hay muchísimos benchmarks y no todos sirven para lo mismo, si no que dependiendo de las características del bicho, nos vendría mejor uno que otro y no es tan fácil comparar. Segundo, no es lo mismo que comparéis dos teléfonos stock que uno stock y otro overclockeado…
Muchas veces tendríamos que preocuparnos más por entender el software, cómo funciona y cómo se adapta que a aprender sobre numeritos técnicos de hardware. Por ejemplo, no es del todo cierto que si el Nexus S pueda tener JB, el Galaxy S también. No es tan sencillo, y no siempre tiene que ser por capricho del fabricante de turno, de su capa de personalización o de que se hayan levantado con ganas de mala leche.
Por descontado, no todo el mundo cae en estas trampas, y los que de verdad se preocupan por saber, no tienen mayor problema. Porque saben que hay una máxima que siempre se cumple: siempre puedes saber más de lo que sabes. Y se preocupan por lo que tienen que saber, lo que tienen que preguntar y sobre todo a quién se lo tienen que preguntar.
Pues ya lo decía Paco Martínez Soria (o Sócrates, siempre les confundo): «sólo sé que no sé nada». Y eso nos lo tenemos que aplicar todos, desde el que aquí escribe hasta el último lector que lea esta opinión.