La Nexus Tab está muy cerca ya, de hecho, todo apunta a que será presentada en el Google I/O 2012, a finales de Junio o incluso, con mucha suerte, en la Computex 2012. Esta tablet, como ya hemos dicho será low-cost pero con especificaciones similares a las de las más grandes y probablemente sea fabricada por Asus. Pero una de las características que más se está comentando es la versión de Android que montará. Muchos dicen que se tratará de Jelly Bean y otros que será de una versión nueva de Ice Cream Sandwich, en concreto, la 4.1.
Pero pensemos un instante y fijémonos que la salida de Jelly Bean carece de sentido. Teniendo en cuenta que Ice Cream Sandwich aún no ha llegado a ni a un 20 % del mercado Android, Jelly Bean lo que haría sería fragmentar aún más el mercado y hacer que los fabricantes tengan que volver a actualizar de nuevo. Además, Ice Cream Sandwich aún tiene muchas cosas por pulir como para poder dar por finalizado el soporte a dicha versión y lanzarse a una nueva.
Si que es posible que incorporen la versión 4.1 del sistema, incorporando muchas correciones y algunas novedades interesantes al sistema (alguien ha dicho Majel, el asistente por voz que Google está desarrollando) pero sin llegar a ser el salto generacional que Jelly Bean tiene que ser. Porque con cada cambio de nombre en las versiones de Android hemos visto un relevo, una nueva época, una mejora notable, ya sea a nivel de rendimiento o visualmente, algo que dudo que Google pueda ofrecernos de una forma tan prematura.
Por ejemplo, la salida de Jelly Bean solo dejaría a terminales como Motorola Razr (compañía en propiedad de Google) como si fuera de hace dos décadas, porque recordemos que su actualización a ICS está prevista para el tercer trimestre de este año.
Quizás muchos recurráis al 2010, cuando a primeros de año salió Eclair, poco después Froyo y a finales de año Gingerbread pero os recuerdo que la expansión de Android en aquel entonces no es la de ahora. Antes era un sistema en crecimiento mientras que ahora es una base asentada y sólida que tiene que mantener unos patrones y unas líneas fijas.
Así que, en conclusión, la llegada de Jelly Bean solo implicaría una mayor fragmentación, algo que Google lleva tratando de evitar desde hace mucho tiempo, y quizás, debido a su anticipación, no sea suficiente para competir con las novedades que iOS 6 promete.