"La Historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir", escribió Cervantes en el Quijote. Desde hace dos siglos la contribución del periodismo a la Historia ha permitido a los historiadores reforzar su trabajo, consolidar la certeza de los acontecimientos, reflexionar con un conocimiento de causa más completo.
Fernando Jáuregui es un periodista que ha vivido de cerca los últimos cincuenta años de la vida española, compartiendo conversaciones y confidencias con los principales protagonistas para dejar muchos millares de artículos, crónicas y comentarios en los periódicos impresos, hablados, audiovisuales y digitales. Y en una docena de libros especialmente rigurosos. El último de ellos, La foto del Palace (La Esfera de los Libros), es un relato de lo ocurrido políticamente en España durante el último medio siglo. Ningún historiador serio dejará de leer y consultar la relevancia del esfuerzo que ha hecho Fernando Jáuregui para documentar y analizar los acontecimientos que ha vivido de cerca, con objetividad y equilibrio.
"Sánchez –escribe– era, es, un hombre que había protagonizado un periplo político a veces casi heroico, a veces casi lamentable, siempre sorprendente". Tras ser escabechado de Ferraz por Felipe González, muchos "creíamos que Pedro Sánchez estaba muerto, aunque él no lo sabía". El cadáver político, sin embargo, gozaba de excelente salud y venció en las primarias del PSOE a Felipe González en la persona de Susana Díaz.
No existe terapia, según Voltaire, para curar esa enfermedad que se ha hecho crónica en Pedro Sánchez y que Fernando Jáuregui refleja en su libro sin vehemencia ni acritud.
A pesar de la derrota electoral en las elecciones de 2015, Fernando Jáuregui vaticinó que Pedro Sánchez sería presidente del Gobierno. Los principales hombres y mujeres de la dirección socialista temían, eso sí, que "una alianza nacional con Podemos, además de con los separatistas de ERC, destrozaría las posibilidades electorales del PSOE en muchos puntos de España".
Retrocede después Fernando Jáuregui a la etapa del "zapaterato" para repasar desde las ambiciones frustradas de Bono hasta anteriormente la perseverancia de Tierno Galván en el marxismo, pasando por las circunstancias que condujeron a Zapatero al desastre final.
Dedica luego Fernando Jáuregui largas páginas a Felipe González, sobre todo desde su primer Gobierno: 17 ministros y ninguna mujer conforme al alto feminismo que siempre adornó al PSOE y cuenta, incluso, con palabras escasamente piadosas, la labor del "sindicato del crimen", el grupo de periodistas que se plantaron ante Felipe González para impedir que prolongara indefinidamente su mandato. El capítulo que dedica al PSOE, cuando se llegue al año 2024, es especialmente audaz e interesante.
"Mixto de paloma y serpiente", según Gracián, el político suele ceder a la tentación del poder porque "la pasión de dominio es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano". No existe terapia, según Voltaire, para curar esa enfermedad que se ha hecho crónica en Pedro Sánchez y que Fernando Jáuregui refleja en su libro sin vehemencia ni acritud. A la egolatría de Pedro Sánchez contribuyen los sanchistas de estómagos agradecidos. Nadie ha repartido tantas prebendas ni robustecido tanto el nepotismo como el actual presidente del Gobierno que atendió siempre a la máxima del gran Bernard Shaw: "El arte de gobernar es la organización de la idolatría".