Esto es una columna, no una reseña. Lo advierto porque lo que yo diga aquí no debería estorbar que se reseñara el libro del que me propongo hablar. Temo, sin embargo, que no sea así, y que el libro no se reseñe. Y lo temo no porque esta columna pueda cumplir, finalmente, las funciones de una reseña (lo cual sería un error de apreciación) sino porque el libro en cuestión acaba de ser publicado en un sello de bolsillo y, por razones que sólo cabe atribuir a las rutinas que tan a menudo los esclerotizan, los suplementos y revistas culturales no suelen reseñar las ediciones de bolsillo, por mucho que se trate de novedades propiamente dichas, es decir, de ediciones nuevas para el lector.
Con un criterio necesariamente amplio pero experto, y con una profesionalidad, un gusto y una amplitud de miras del todo infrecuentes en el marco en que se movía, María Casas, hasta hace poco directora literaria de Debolsillo, ha convertido el catálogo de este sello en una auténtica mina para todo tipo de lectores, incluidos los más exigentes, que sólo en él encuentran según qué títulos -de autores tanto clásicos como contemporáneos- inexistentes hoy en otro lugar. Algunos de estos títulos nunca habían sido editados anteriormente. Muchos otros, que sí lo habían sido, se ofrecen en traducciones nuevas o revisadas, o en ediciones bien cuidadas y equipadas, siempre dentro de un horizonte divulgativo. Sé de lo que hablo, pues he tenido el privilegio de ocuparme de las "bibliotecas" en Debolsillo de autores como Elias Canetti, Juan Benet o, más recientemente, Valle-Inclán.
El libro del que quiero dar hoy noticia (desconfiado, como se ha visto, de que la obtengan ustedes por otra vía) es Rompiendo algo, de Belén Gopegui, una amplia selección de sus escritos sobre literatura y política. Se trata de la reedición ampliada de un volumen publicado hace cinco años en Chile por Ediciones Universidad Diego Portales. No deja de resultar insólito (sobre todo para quien nada sepa del excepcional talante de Matías Rivas, director de Ediciones UDP) que hayan dispuesto en Chile, antes que en España, de un conjunto de materiales de enorme interés a los que era difícil acceder, por cuanto se trata en buena medida de conferencias inéditas o de columnas y artículos publicados a veces en medios no hegemónicos. Hay que agradecer a Debolsillo que ahora se divulgue entre nosotros.
Tengo a Belén Gopegui no sólo por una narradora cardinal en el panorama de nuestras letras: también por uno de los escasos ejemplos plausibles de lo que significa hoy hacer literatura de vanguardia en un sentido cabal, no estérilmente formalista
Fui yo mismo quien armó en su momento esta selección, que no tengo escrúpulos en recomendar vivamente, a despecho de mi participación en ella. Pocas veces he hecho un trabajo con tanta convicción de su necesidad y de su oportunidad. Pocas veces me he sentido tan interpelado, y he sacado tanto provecho y tantos estímulos, como lector y como ciudadano, de los textos que me ha correspondido editar.
Tengo a Belén Gopegui no sólo por una narradora cardinal en el panorama de nuestras letras: también por uno de los escasos ejemplos plausibles de lo que significa en la actualidad hacer literatura de vanguardia en un sentido cabal, no estérilmente formalista; en un sentido que compromete indisociablemente arte e ideología.
Desde mucho antes de que se viera a tantos nuevos escritores españoles reivindicar la intencionalidad política de sus libros, Gopegui, sobrellevando con valentía y resignación el sambenito de "escritora política", ha venido desarrollando una trayectoria narrativa tan coherente como imprevisible, dada la multiplicidad y la originalidad de las estrategias puestas en juego a la hora de socavar -con el objeto de abrir a la imaginación tanto literaria como social nuevos caminos- el concepto dominante de verosimilitud.
Rompiendo algo sirve de imprescindible e iluminador correlato de una obra a la vez incomodadora y movilizadoramente esperanzada. En momentos como los actuales, invita a urgentes debates sobre lo que cabe entender por izquierda cultural. La imperturbable vigencia de todos los textos reunidos en este volumen, algunos escritos hace más de veinte años, constituye todo un diagnóstico del estado de nuestra cultura y de nuestra sociedad. Y resultan emocionantes, por otro lado, no sólo el rigor y la profundidad, sino también la belleza y la riqueza de las argumentaciones con que Gopegui nos conmina a repensar tantas cosas que damos por inamovibles.