Mesa y mantel en Sevilla
¿Será coincidencia que dos días después del relevo en el Ministerio de Educación y Cultura, José María Aznar haya compartido mesa y mantel con la plana mayor de la revista "Renacimiento"? Felipe Benítez Reyes, Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares... Efectivamente, Sevilla es el lugar ideal para palomear por el centro.
C on estos cambios se han congelado, como pueden suponer, varios asuntos ministeriales. Algunos incluso buenos: vean si no es bueno que Tomás Marco, director general del INAEM, haya intervenido personalmente para evitar ese recorte de horas dedicadas a la música en la enseñanza secundaria. De momento, el proyecto ha vuelto al invernadero y música, maestro.Ray Loriga sale de cuentas. Doblemente además, y se prepara a conciencia. Especialmente para lo que más le importa ahora: ser padre. Así, mientras corregía pruebas y diseñaba estrategias comerciales de su nueva novela, esa esperadísima "Tokio ya no nos quiere" (Plaza & Janés), el escritor no ha perdido cursillo alguno; ya saben, esos de respiración y... del preparto.
Una deslenguada fuente de la editorial Lengua de Trapo me ha confesado que tras las siglas F. M. no se oculta ninguna escritora, sino un rijoso numerario del Opus Dei. Así, el autor de "Historias de X, Y y Z" debe permanecer en el más discreto anonimato para no ser expulsado de la Obra.
A la chita callando ha transcurrido el Concurso Viñas, el más prestigioso en España de cuantos se dedican al canto. En su jurado se han sentado viejas glorias como Leyla Genzer y Magda Oliviero, y con el buen sentido comercial que caracteriza a Cataluña, jóvenes influyentes en el mundo de la contratación como Joan Matabosch, director artístico del Liceo, o Jesús Iglesias, ayudante de García Navarro en el Real. ¿Qué mejor forma de asegurarse que las promesas sean escuchadas por quien han de ser escuchadas?
A unque, para promesas cumplidas, Tusquets y Anagrama, que alcanzan la treintena este 99. Y como estamos en enero, mes de buenos propósitos y mejores intenciones, los responsables de la primera, Beatriz de Moura y Antonio López Lamadrid han presentado un decálogo que adelanta jugosas novedades: un concurso de novela, encuentros de poetas, nuevas colecciones de ensayo, y el mismo cuidado a los autores de su catálogo de siempre, promociones especiales...
El crítico peruano Julio Ortega (recuerden su buena mano para los Honoris Causa de la Universidad de Brown) la ha armado por lo de siempre: una lista de los mejores del siglo, en su caso, de las diez mejores novelas iberoamericanas del siglo, en la que aparecen Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; Los ríos profundos, de José María Arguedas; La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes; Rayuela, de Julio Cortázar; Paradiso, de José Lezama Lima; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso; La vida exagerada de Martín Romaña, de Alfredo Bryce Echenique, y El cuarto mundo, de Diamela Eltit. ¿Ausencias? Quizá la más notable sea la de Mario Vargas Llosa, pero ya se sabe, entre peruanos anda el juego.
U na mano negra -otra, lo cual empieza a ser una mina- me manda desde Rivas un recorte de "El Correo de Andalucía" en el que el corrosivo Alfredo Valenzuela (recuerden aquello de Sánchez-Dragó) dispara con balas de verdad: "Un buen editor y mejor amigo me decía de unos soporíferos diarios que estaban escritos como quien se come un plátano al revés; es decir, tirando la pulpa y engullendo la cáscara". Con tanto dietario circulando por ahí, a saber quién será el "dietarista" bananero.
El talante con que los latinoamericanos recibieron la propuesta de Ortega, al margen de alguna ofuscación o contradicción, contrasta con la dificultad que al parecer se plantea en España para la confección de una lista similar, al punto de que un editor ha propuesto al crítico peruano que haga otra lista, pero Ortega sabe a lo que se enfrenta: En España las opciones varían radicalmente y muestran más bien el mal humor que predomina hoy en la vida literaria española, donde el mutuo desvalor se ha impuesto, lamentablemente". Y es que, a diferencia de lo que ocurre en Latinoamérica, "no tenemos un Javier Marías a quien enaltecer con todos los premios para luego desbaratarlo con todas las diatribas".
E n estos días de fusiones bancarias y audiovisuales, algunos editores hasta ahora independientes se dejan piropear por pretendientes multimedia y ya sueñan con los autores de sus catálogos ilustrando suplementos culturales, tertulias radiofónicas y magazines televisivos. Todo en familia, ya saben. Es de esperar que no confundan la velocidad con la prisa.
No sé si llamarlo plagio o qué. El caso es que un reciente artículo sobre el director de orquesta Carlos Kleiber publicado en un conocido suplemento cultural no era sino la traducción de un fragmento del libro en francés de Deldevez sobre directores de orquesta.
Una fecha, por fin una fecha. "Muertos de risa", la última película de álex de la Iglesia, se estrena el 13 de marzo. Se acabó el misterio. Santiago Segura y El Gran Wyoming protagonizan una disparatada y divertidísima comedia donde, por salir, sale hasta José María íñigo. Atentos a los millones, que subirán como la espuma. Por cierto, y hablando de parejas curiosas: ¿sabían que Pierce Brosnan interpretará de nuevo el papel de James Bond, esta vez para enfrentarse a Robert Carlyle (por favor, no lo recuerden sólo por "Full Monty"...), que interpretará al villano de turno? Más "british", imposible.
Y hablando de british, ¿hay alguien que los represente mejor que Shakespeare? Como todos los años, andamos a vueltas con él, en este caso con Hamlet, que esta temporada tendrá la cara y el cuerpo de Lluís Homar. Se verá en Barcelona, cerca ya del verano. Por allí precisamente se están cociendo los premios Max. Muchos creían que tras el monumental lío que se montó el pasado año, la SGAE no volvería a organizarlos. Pero sí, repite. Para sustituir a Lluís Pasqual en la dirección -que, por cierto, cobró lo suyo y más- pensaron en Comediants. Pero los chicos de Canet andan por China buscando equilibristas. Lo único claro es la omnipresencia de Toni Albadalejo, productor de Anexa. Todo pasa por sus manos. Y por supuesto de la SGAE, que no quiere repetir bronca.