Hasier Larretxea. Foto: Zuri Negrín

El Gaviero. Almería, 2015. 120 páginas. 16€

Hasier Larretxea (Arraioz, 1982) se dio a conocer con Azken bala / La última bala (2008), un poemario que reflejaba de manera crítica la violencia política en el País Vasco. A aquel libro le siguieron otro volumen de versos y los inicios del poeta en la narrativa. Autor bilingüe, ahora publica su primera obra creada enteramente en español.



Niebla fronteriza describe un mundo de sabores ácidos, astillas, crujidos, hachas, nudos, secretos. No pocas páginas se refieren a una infancia de escondrijos, animales, barrancos, riachuelos helados, alambres y portillos. "Escribir, siempre, a través del paisaje", dice el poeta al final de uno de sus textos, y todas las composiciones respetan ese proyecto literario. Larretxea combina prosa y verso para apuntar los detalles de la naturaleza. Con sensualidad serena, anota los minúsculos cambios que observa en los objetos. En sus frases, a menudo extensas, las agujas supuran, los hierros gotean. Utiliza un léxico bien elegido para definir lo que contempla: "ramajes", "aguadillas", "almiares", "abrevadero". En un paisaje de rocas resbaladizas, la presencia humana es noble. Sin embargo, se trata de seres que soportan una carga de aislamiento. Se comunican entre muros de monosílabos. Sus hijos son concebidos en los matorrales. El autor alude al mutismo y sus "jaulas de madera / donde arrojaron la llave de las palabras".



Los familiares del escritor, y en especial su abuela, se sitúan en el centro de los poemas. Particularmente emocionantes son las historias de dos parientes suicidas. Larretxea los evoca con claridad y finura. Forman parte de una comunidad de hombres con tendencia a la introspección: "El invierno rugía acechos, hubo que aguantar hasta el festín de las máscaras podadas y el blusón en la siembra de la escarcha interior". Varios versos terminan con una preposición, un artículo o un pronombre relativo, y el resultado es un ritmo de desasosiego.



Juan Carlos Mestre escribe un texto en la contracubierta de Niebla fronteriza. A mi juicio, acierta cuando afirma que "algo redentor habita estas páginas". Al releer los poemas se acentúan las sensaciones de encontrarnos ante una reconciliación: la de Hasier Larretxea con sus orígenes. Para lograr el equilibrio con el pasado, el autor usa su memoria sensible. El refinado diseño de Zuri Negrín completa la calidad de la obra.