Elena Medel. Foto: Antonio Heredia.
Mi primer bikini (2002) fue el primer libro de Elena Medel (Córdoba, 1985) y tuvo una notable acogida. De hecho, a los pocos meses de su publicación se hizo una segunda edición, lo que es extraordinario en el género, e inmediatamente pasaron a estar seleccionados sus poemas en varias antologías. Tara (2006) confirmó la valía de la poesía de Medel y ahora Chatterton viene a corroborar que estamos ante una poeta de ley.Da nombre al libro Thomas Chatterton, poeta inglés del siglo XVIII, que publicó obras supuestamente medievales atribuyéndolas a autores inventados, imitando poéticas y estados de lengua, en fin, imposturas, dicho de otro modo, ficciones. El poema de título homónimo da noticia de cómo "Mentí durante diecisiete años. Mentí después en todos mis poemas", en una especie de diálogo o fusión de personajes -Chatterton y el yo de los poemas-, y deja la pregunta "¿Quién soy realmente/ ahora?" -eco de "quién soy ahora" de Mi primer bikini-, lo que plantea la problemática del sujeto de la escritura y, por tanto, más allá de los textos, de la identidad. ¿Son los poemas representaciones de la vida?, ¿son simples construcciones verbales de un yo que es él mismo inventado?, ¿acaso una de esas preguntas excluye a la otra? Parecería que responde, zanjando la cuestión, algo de lo que escribió Medel en su poética publicada en Veinticinco poetas españoles jóvenes (2003): "Que ninguna máscara nos impida la honestidad". Máscara sería Chatterton y sus "autores", pero no lo es menos el yo que habla. Sea como sea, estos poemas trazan a grandes rasgos el mundo de hoy -o un cierto mundo de hoy-, pisos de alquiler de dos habitaciones, gentes yendo y viniendo en metro a su trabajo, figuras familiares, el rencuentro con una compañera de colegio, el recorrido de una vida del flechazo al matrimonio, a los hijos, etc., pero todo eso, con ser efectivo, no es lo sustancial, son simples apoyaturas para un decir poético. Un decir poético que se sustenta, entre otras cosas, en una cierta narratividad, en la selección de los detalles, en la figuración que da aire de misterio, de simbología oscura -"Con tres hilos de cabeza he tejido mi cuerpo"- y metáforas eficaces -"allí donde me hablaban/ los encajes"-. Un discurso denso, rico, poético.
La voz de Elena Medel surge de una escucha del mundo, de las cosas, del yo y de los otros, de la realidad al tiempo que de la lectura de la poesía, al fin uno de sus correlatos. No cabe duda, Chatterton es un muy buen libro y Elena Medel una poeta de alto valor.