Diego Doncel
En su anterior y muy interesante libro, En ningún paraíso (2005), Diego Doncel (Malpartida, Cáceres, 1964) ponía en pie a un personaje, "un tarado", que poema tras poema daba cuenta de la degradación y podredumbre del mundo contemporáneo y lo hacía con una inteligencia y potencia poética poco comunes. Ahora, una galería de nuevas voces toma la palabra para pronunciar nuevos alegatos contra la gran impostura impuesta por los poderes de todo tipo, la suplantación de la realidad por la inmensa mentira, la ficción, que nos rige. Quizá sobre todo la sumisión de la política a la economía, al poder económico. Nadie escapa al dedo acusador y no desde luego los intelectuales, de quienes se lee que "sólo son un arma a favor del poder".¿Poesía moral? Sin duda, pero bien alejada de los patrones más característicos, de manera que se puede afirmar que la poesía de Doncel supone una importante puesta al día y, precisamente, esa actualización, creo, ha de verse desde la perspectiva de un regreso a la vanguardia. Si en su momento se acudió a la máquina como símbolo mayor de un mundo, ahora es la llamada realidad virtual, su pantalla, píxeles, etc., la puerta que se le abre al lector para entrar en el mundo apocalíptico, ése que parece haberse hecho patrimonio de ciertos productos audiovisuales y que sirve de marco a los discursos de los personajes que anuncian a su manera el fin del humanismo y con él, del pensamiento, de los sentimientos, en fin, la dignidad del hombre y cuya restauración se reivindica. Respecto a esa pulsión vanguardista no es índice menor el versículo que sirve de molde -idóneo para la narratividad de muchos pasajes, salpicada de frases que pueden tomarse por aforismos-, pues al renunciar a las formas tradicionales está afirmando también la transformación de lo que hay. Y, como guiño casi mínimo, la simple mención de Brassaï en uno de los textos basta. Los diecisiete poemas -hay además una Nota final, que es texto nada desdeñable- reinciden en escenarios en los que la ciencia ficción se entremezcla con lo más común y cotidiano, el desorden, el descontento, y en ellos hay algún personaje que conserva la mente despejada, o en desvarío, para nombrar las tergiversaciones del sistema, tantas que uno de ellos dice "No preguntes dónde está la realidad porque la boca se te llenará de niebla", donde se funde la fuerza crítica a la belleza y no, ni con mucho, el único pasaje donde esto sucede.
Libro importante este de Diego Doncel, que debería ser leído no sólo por los habituales lectores de poesía, sino por pensadores, políticos, etc., por quienes todavía creen en el hombre.