'Kanikosen', el manga que cuenta la lucha proletaria de los marineros y pescadores japoneses
Gô Fujio adapta la novela de Takiji Kobayashi escrita hace un siglo y ambientada en un barco pesquero dedicado a la captura del apreciado cangrejo real
9 abril, 2023 01:50Takiji Kobayashi fue un escritor japonés dedicado a reflejar en sus narraciones la realidad laboral de su país en los años 20 del pasado siglo. Su trabajo se alinea en lo que se ha denominado literatura proletaria, novelas dirigidas a reivindicar, y a su manera defender, a los empleados de la opresión capitalista. El mayor atractivo del manga Kanikosen, adaptación a cargo de Gô Fujio del texto más celebrado de Kobayashi, reside en la reelaboración de la obra original junto con explicaciones sobre la persona de su autor y su devenir como víctima de la misma opresión que narra.
En esta novela gráfica se relatan las desventuras de un grupo de marineros embarcados hacia aguas internacionales próximas a Kamchatka para la pesca del cangrejo real, producto muy valorado por el paladar japonés. La convivencia laboral proporciona el escenario donde mostrar el rigor desmedido por el celo en la ejecución de las tareas a bordo.
A los pescadores y marinería —individuos pertenecientes a la capa social más baja y desfavorecida— se les dota de personalidades unidimensionales que, si bien ayudan a transmitir determinados mensajes, pueden llegar a ser caricaturescas para nuestro entendimiento. Las actuaciones están polarizadas quedando perfectamente claro el posicionamiento de Kobayashi, que muestra la irracionalidad del comportamiento de los mandos. Destaca especialmente el inhumano patrón Asakawa, personaje que somete a sus empleados con pocos miramientos y mucho desprecio, capaz de utilizar técnicas de manipulación emocional o violencia psicológica para conseguir sus objetivos. Sin embargo, una brizna de esperanza se instala en la moral de algunos de estos pescadores dispuestos a enfrentarse y revindicar una forma digna de gestionar personas.
Es imprescindible contextualizar Kanikosen dentro de la manera de contar propia de la estética manga. Sin juzgar la veracidad de hechos que combinan realidad y ficción, los tratamientos habituales del manga —diálogos, ilustración, desarrollo narrativo— deben ser filtrados por el lector para asimilar el relato lejos de prejuicios que impidan apreciar la intención de lo que aquí se cuenta.
Han pasado cien años y poco ha cambiado. En este sentido, Kanikosen resulta un ejemplo destacado que hace honor a la memoria de su autor, Takiji Kobayashi. Recordar momentos de la historia reciente y formas crueles de actuar sobre nuestros semejantes puede ser un buen revulsivo para la actitud acomodada del modo de vida occidental.