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Novela

La lista

Frederik Forsyth

21 marzo, 2014 01:00

Frederik Forsyth

Traducción de Luis Morillo. Plaza & Janes. Barcelona, 2014. 336 pp. 20'90 euros. Ebook: 13'90 e.

En el principio fue la rabia, el odio. Luego todo lo demás. Y todo lo demás empieza con una justificación. "Para el IRA es el patriotismo; para las Brigadas Rojas la política; para el yihadismo salafista la piedad". Kit Carson, el protagonista de la última novela del maestro del non fiction thriller, Frederick Forsyth, lo tiene claro. El terrorismo no tiene nada que ver con un ideal, el terrorismo es, por encima de todo, odio. Odio teledirigido por un líder que, en el caso que nos ocupa, opera desde un altar cibernético, la habitación sin ventanas en la que graba sus sermones pronunciados en un perfecto inglés y dirigidos a jóvenes de origen islámico que viven (y estudian) en Occidente y que, de la noche a la mañana, cambian sus vaqueros por túnicas, se dejan crecer una poblada barba y empiezan a encerrarse en sus habitaciones y a no hacer otra cosa que conectarse a cierto portal y dejarse teledirigir por El Predicador. Ése es el nombre en clave que la CIA da al tipo enmascarado que pronuncia los sermones y que, durante diez años, se ha esmerado en ser el más escurridizo de los terroristas y que va a toparse con su némesis: el obstinado agente Carson, conocido como El Rastreador.

Desde el asesinato a machetazos de un soldado británico en las calles de Londres, un asesinato real perpetrado por dos supuestos terroristas que lo consideraron un acto de defensa del Islam, Forsyth elabora una trama de alta tensión en la que investigación y ficción se entremezclan y construyen un edificio narrativo que funciona con la precisión de un reloj suizo: el lector perderá el aliento tratando de seguir, con prisa, la colección de microhistorias que conforman la trama (microhistorias que van directos al hueso), en pos de un desenlace entrevisto hacia la mitad de la historia, cuando se construye la trampa (trampa que juega con el tema del doble). ¿Lo mejor? El ritmo endiablado y la consecuente trepidante reconstrucción de la operación que permite desmontar la guarida del lobo. ¿Lo peor? La inexistente profundidad de los personajes, meras piezas de una partida en la que se impone un velado ojo por ojo que no dice nada bueno de la manera en que se siguen solucionando las cosas. No, La lista no es Chacal. No tiene su ambición. Pero sigue siendo una instructiva novela del maestro del non fiction thriller.