Image: Otra vida para vivirla por encargo

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Novela

Otra vida para vivirla por encargo

Eduardo Mendicutti

29 noviembre, 2013 01:00

Eduardo Mendicutti. Foto: Antonio Heredia

Tusquets. Barcelona, 2011. 259 págs. 19 e. Ebook: 12'34 e.

Eduardo Mendicutti es fiel a sí mismo, de sobra lo saben sus lectores. Después de treinta años, con casi veinte títulos publicados, conocen su estilo procaz y sagaz, calculado y calculador; saben de su sentido del humor, de su expresividad incisiva, y su verborrea imparable, y de cómo sortea con frivolidad y frescura los temas de su universo narrativo, circunscritos a ese ángulo desde el que siempre escribe: la realidad de las relaciones humanas, entre tiernas y desternillantes, protagonizadas por homosexuales con sus "líos sentimentales". Muchos recordarán que aquella primera novela (Tatuaje, 1973) fue censurada, pero ese escollo no impidió que siguiera escribiendo y creciendo como escritor hasta darnos esta gran historia de amor, 30 años después, libre de trabas, divertida y descarada, como todas, aunque atravesada por la verdad y la normalidad de todas las historias de amor inmersas en un tiempo y unas circunstancias que otorgan autenticidad al proceso por el que pasan hasta que llegan a ser lo que persiguen.

Sí; quizá sea ésta, para muchos, aun con algunos inconvenientes formales, su mejor historia, singular, compleja, creativa, ardiente,... Un retrato nada simple de las relaciones de pareja, contada con cierto desgarro, acompasada por la letra de boleros que marcan el ritmo de su intensidad. Su protagonista es ese famoso escritor mayor que ya conocemos, autor de novelas de éxito, acostumbrado a una escritura reposada, a detenerse en los detalles, a relaciones fundadas en la voz y en la calma de encuentros que la fortalecen. Vive en Madrid, habitualmente, y no podía ni imaginarse, a su edad, "con su vida, su biografía y su bibliografía", enamorado de "un muchacho hiperactivo, radiante y efervescente", concejal de igualdad de una localidad gaditana, 28 años más joven, que le somete a una relación tan confusa como intensa, que se alimenta del deseo, nacido de intervalos de ausencia, encuentros fulminantes, y de sms, whatsApp, correos electrónicos, mensajes rápidos, apasionados y acelerados que van registrando el proceso de una pasión que le desconcierta y le encanta. Y que, para colmo, circula, con el impulso de la envidia y la maledicencia de esos personajes que se llevan la socarronería tronchante del autor, en los medios digitales que dan cuenta de la vida política y social de la localidad.

Y eso no es todo: su novio salía de una relación sentimental de once años; y parecía acabada. Pero de pronto, se materializa en un anuncio de matrimonio avalado por las necesidades de este tiempo: estabilidad, vivienda unifamiliar, hijos (los de su futuro marido con su ex mujer), perro. Y a él, a Ernesto Méndez, enamorado y confundido, le obliga a esperarle sin saber bien qué esperar. Durante un tiempo se convierte en la pasión semifurtiva, solo admisible en un mundo paralelo donde vivir como en otra vida, sin rendir cuentas, sin culpas. Y le ocurre que, sin querer, como dice el verso de Benedetti, "se metió en una utopía" y ya "no pudo salir". Ni siquiera cuando crecieron los inconvenientes y el amor estuvo a punto de despeñarse, y "en el colmo de la gallardía sentimental", él decidió acabar la relación por whatsApp. ¡Ni siquiera!...

Léanla. Su autor dice que es "como una película de domingo por la tarde en la que se cantan rancheras y boleros..." Pero es mucho más. No se arrepentirán.