La piel de Mica
Paloma Bravo
19 julio, 2013 02:00Periodista (siempre quiso escribir para contar la realidad, no lo que hacen los medios, "ficción interesada"), treinta y ocho años, divorciada, inteligente, combativa... Esta es Micaela Salazar Beramendi. Tiene dos hermanos, se quedó sin padre a los catorce y no está dispuesta a prescindir de esa "ausencia"; es tierna, entregada, indómita, se deja la piel en lo que quiere y en lo que cree; le despidieron cinco días antes de morir su madre y un día después, "triste y en paro", empujada por su amigo Manu, decide actualizar y embellecer su currículum vitae, un recorrido por su historia personal: la novela que leemos.
Parece difícil no reprochar a su autora que abuse de razones argumentales tipificadas, como siempre que se busca retratar un estado de ánimo generacional, pero les otorga tal frescura y honestidad que resulta difícil no empatizar con su relato, e imposible no recomendarlo: porque empuja a meterse en "la piel de Mica" desde la primera página y regala un buen rato.
Su asunto justifica la forma de un currículum muy personal ("me da igual que esto sea un CV, una entrevista de trabajo, o un ejercicio de autoficción"), estructurado en nueve apartados que son un recorrido por los "títulos", "logros" y "errores" más destacados de su vida personal y de su carrera profesional, lo que -en su caso- incluye discurrir, con palabras elegidas (familia, padres, trabajo, sexo, parejas, jefes, amantes, ex marido, ¿hijos?, penas, miedos, amigos…) y frases contundentes ("la gente entra en las empresas por los proyectos y se va por sus jefes"), por el campo semántico del dolor y la pena, del trabajo y la envidia, del amor y el abandono.
A este despliegue de motivos hay que sumarle el acierto estratégico que supone incluir (esporádicamente, en cursiva) la supervisión y los comentarios de su amigo Manu, diluyendo, con su risa, la acidez del estilo, y apostillando, con su sentido común, la rotundidad del tono de Mica. Como un relato (en cierto modo) a dos voces. No lo tenía fácil Paloma Bravo tras el éxito de su primera obra, La novia de papá: atizar, entretener, divertir, acertar… Pero sale más que airosa de esta segunda incursión en la novela.