Mathias Énard. Foto: Domènec Umbert
Un largo poema en prosa, con Michelangelo Buonarrotti (Florencia, 1475-Roma, 1564) de protagonista. Así podríamos definir el último libro de Mathias Énard (Niort, 1972), Habladles de batallas, de reyes y elefantes. El escritor francés afincado en España estudió el persa y el árabe en el Instituto de Lenguas Orientales de París. Se doctoró en el departamento de persa y, tras largas estancias en el Medio Oriente, sobre todo en Irán, el Líbano y Egipto, se estableció en el año 2000 en Barcelona, donde imparte clases de árabe en la Universidad Autónoma. Miembro del consejo de redacción de la revista francesa Inculte, Mathias Énard es, sobre todo, un espléndido escritor que extrae de la historia y la geografía poéticos relatos de excelente prosa. Desde La perfección del Tiro (Reverso, 2004), Remontando el Orinoco (La otra orilla, 2006) y Zona (2009), Énard ha cosechado diversos premios entre los que cabe destacar el de la Francofonía 2004, y elegido entre los diez mejores autores franceses de menos de 40 años por la revista Technikart, la novela de Énard, Habladles de batallas, de reyes y elefantes, ha sido finalista del Goncourt.La novela se centra en uno de los episodios menos conocidos de la vida del genio renacentista Miguel Ángel, su escapada a Constantinopla, donde desembarca el 13 de mayo de 1506 invitado por el Sultán Bajazet II, que le contrata para construir un puente que uniría la ciudad europea con la asiática. Poco se sabe de este episodio y el autor explica que si bien el encargo existió, el Miguel Ángel rechazó adentrarse en el mundo otomano.
El texto conquista desde el primer capítulo por la belleza de un estilo siempre preciso. Las frases breves juegan con el ritmo, las palabras, la lírica, la poesía. Habladles… es una novela ágil que mezcla la creatividad del escritor francés con la investigación sobre el viaje irrealizado de Miguel Ángel. Se muestra la Constantinopla más tolerante y europea que supo acoger a los judíos expulsados de España en 1492. Así, Énard rompe con la idea preconcebida de Occidente y demuestra que las diferencias con Oriente no son tantas.
El relato elabora un retrato muy veraz del genio italiano que deberá asimilar la cultura otomana para conseguir dibujar su puente. En esta seducción jugará un papel principal el poeta Mesihi, que le guía por la ciudad y su cultura y que representa el contrapunto de Miguel Ángel, al ser bebedor, noctámbulo, y asiduo de las tabernas inhóspitas de los barrios bajos de Estambul.