Novela

Max Aub Obras Completas. Relatos, I y II

Max Aub

26 octubre, 2006 02:00

Aub fotografiado durante su último viaje a España

Generalitat e Institució Alfons El Magnànim. Valencia, 2006. 2 vols. 472 y 508 pp. 19 e. c/u.

En esta perra vida, hasta después de muerto hay que tener suerte. No le acompañó a Max Aub (1903-1972) mientras vivió, pero luego ha tenido mejor fortuna que casi todos los escritores trasterrados, cuyos nombres se van esfumando y cuyas obras han pasado a ser rarezas. En este mundo, Aub sufrió quebrantos graves y padeció el suplicio de saberse "un escritor sin lectores". Ahora, en cambio, una Fundación en Segorbe mantiene su memoria y disfruta de respaldo institucional en Valencia para reunir sus Obras completas en una edición bien orientada, apta para un lector común a la vez que hecha con criterios filológicos solventes.

Dentro de este magno proyecto en 20 tomos le ha tocado el turno a la narrativa corta, de dimensiones voluminosas propias de un escritor un tanto grafómano, cerca de mil páginas distribuidas en dos libros. Aub empezó a escribir dentro del espíritu vanguardista de su generación, la del 27, y persistió en el trabajo hasta su último aliento. En ese tiempo se produjeron cambios drásticos tanto históricos como sociales y estéticos. Aub reflejó en su escritura esa deriva con nitidez. La guerra fue el suceso crucial en la vida del joven comerciante con inquietudes artísticas. Se puso de parte del gobierno legal (al frente no pudo ir por miope) y el triunfo de los sublevados lo expulsó al exilio, al campo de concentración y a México hasta la muerte.

Esa trayectoria se plasma en sus relatos y cuentos, o, mejor, los inspira y determina. Fue tanto un narrador inventivo como testigo comprometido de su tiempo. Ambas actitudes deciden el contenido de estos dos volúmenes. La invención de entreguerras y la fantástica se agrupa en Fábulas de vanguardia y ciertos cuentos mexicanos, donde también se colocan textos muy diferentes, algunos cuentos realistas o no imaginativos. El realismo testimonial relacionado con la guerra y el exilio figuran en los relatos de "El laberinto mágico". Los profesores F. García, L. Llorens y J. Lluch firman introducciones y notas útiles para la lectura de los textos.

Era complicado agrupar los cuentos sueltos y los títulos en que Aub recogió y a veces volvió a recoger sus piezas. Dividirlos en tres tomos (dedicados a la inventiva, el realismo y la guerra) habría estado mejor, pero también el criterio adoptado es razonable. En cualquier caso, la reunión de todos los textos breves aubianos, incluidos algunos póstumos, brinda la posibilidad de una visión abarcadora de una escritura, en este género como en otros que cultivó, heterogénea, versátil. La prosa de Aub es rica en registros. A un lado quedan los jugueteos evanescentes de su mocedad, simple reflejo de una fascinación de época, al igual que ocurre con la inmensa mayor parte de la ficción deshumanizada. Al otro se halla la narrativa posterior a la guerra.

El propio Aub hizo en los años 40 una frase brillante que ha sido muchas veces citada. "Creo que no tengo derecho, todavía, a callar lo que vi para escribir lo que imagino", dijo. Esta disyuntiva entre el impulso ético y el estímulo libre de la creación, entre el documento y el puro juego lúdico, marca al escritor. Durante la contienda, en 1938, escribe un cuento, "El cojo", de propaganda, y con variantes de una postura realista construyó un amplio corpus que agavilla testimonio y evocación, que denuncia los días de la guerra, las disensiones de los republicanos trasterrados… No calló lo que vio, y además plasmó lo imaginado, e hizo un buen número de piezas basadas en la fantasía. También escribió textos de juego literario, y lo que ahora se llama microrrelatos y hasta greguerías. En fin, hizo de todo y aunque no todo valga igual, esa suma revela tal creatividad que coloca a Aub en un puesto cimero de la prosa castellana del pasado siglo.