Versiones de Teresa
Andrés Barba
27 abril, 2006 02:00Andrés Barba. Foto: Julián Martín
Como en La hermana de Katia y en Ahora tocad música de baile, Andrés Barba esboza una historia que es tan solo un pretexto para sumergirse en los repliegues más ocultos de unas conductas, en el oscuro mundo de la intimidad psicológica por la que se gobiernan unos personajes que ni siquiera son capaces de entender e interpretar sus propios impulsos.
Los catorce capítulos de la novela están encabezados alternativamente por los nombres de los dos personajes que giran en torno a Teresa -esto es, Manuel y Verónica-, a los que se concede, como coordenadas del relato, idéntica jerarquía -siete capítulos cada uno-, de tal modo que la acción avanza o, en algunos casos, retrocede para ofrecer nuevas perspectivas de un mismo hecho o distintas facetas que, como anuncian las "versiones de Teresa" del título, incrementan los ángulos de visión y también las posibilidades interpretativas del lector, enfrentado a una historia elusiva -no hay más que recordar el final-, marcada aquí y allá por rasgos poemáticos que se manifiestan a veces en la distribución de ciertos enunciados cercanos al verso e incluso en la utilización de metáforas como "silencio verde y pacífico" (p. 68). Como corresponde a cualquier relato psicológico, las acciones externas no pasan de ser un marco desdibujado, porque lo esencial de Versiones de Teresa sucede en el interior de los personajes, en los meandros de su pensamiento, en sus evocaciones íntimas, en sus reflexiones, que dan lugar a pasajes de espléndida factura, como el capítulo inicial o la escena entre Teresa y Verónica tras el encuentro de ésta con Manuel. Y todo ello servido por una prosa reconcentrada, deliberadamente reiterativa en ocasiones, en general precisa, aunque el autor continúe empeñándose en la utilización frecuentísima de una muletilla inerte como "de alguna manera" (pp. 24, 86, 102, 103, 107, 111, 172, etc), que le convendría haber suprimido en todos los casos, o caiga en algún uso mejorable, como el de apercibirse por "percatarse" (p. 196) o el de dar a luz por "parir" (p. 29), referido a una perra. Por lo demás, Versiones de Teresa permite mantener el crédito gana-do por el autor en sus obras anteriores, aunque no suponga una avance esencial.