King: una historia de la vcalle
John Berger
18 octubre, 2000 02:00Berger denuncia el materialismo y la bajeza a la que ha llegado la sociedad moderna, que no sólo margina a quienes no soportan sus exigencias, sino que los olvida e ignora
King: una historia de la calle ahonda en el mismo tema, aunque el espacio donde nos encontramos sea presumiblemente Francia -los protagonistas viven en Saint Valery y el propio Berger también está afincado en Francia- y el protagonista sea un perro de nombre King.
King vive con sus amos, Vico y Vica, en un asentamiento de chavolas, rodeados de electrodomésticos inútiles, junto a la autopista M-1000. La comunicación entre dueños y perros -no es King el único perro que puede hablar con los humanos- es constante y natural, se entienden y hablan unos a otros, como si no hubiera diferencia de géneros, y los tres participan de las mismas preocupaciones, sueños y temores. Vico y Vica se ganan la vida vendiendo rábanos y sus problemas son fundamentalmente los mismos que los del resto de sus vecinos, Liberto, un español de pasado anarquista; Corina, adicta a la heroína en su juventud... etc. La acción transcurre a lo largo de un día y el lector conocerá cómo es la vida e ilusiones de estos personajes.
Ante una novela de este tipo resulta vacío cualquier tipo de análisis exclusiva y eminentemente literario. Analizar las implicaciones temporales, ya se ha dicho que la acción transcurre en una sola jornada, o comparar a King, el protagonista de la novela, con otros personajes caninos como el Charlie de John Steinbeck en Viajes con Charlie o el Mister Bones de Tombuctú de Paul Auster, equivale a perder el verdadero significado de esta novela -o "novella", para ser más precisos-. Y lo mismo podríamos decir en caso de aproximarnos a ella como si de una fábula se tratara en un intento de análisis de su significado metafórico.
La intención de Berger, autor de Pig Earth, su obra más reconocida y alabada, es doble. Por una parte pretende denunciar el materialismo y la bajeza a la que ha llegado la sociedad moderna, que no sólo margina a quienes no saben o no pueden mantenerse acorde a sus duras exigencias, sino que después los olvida e ignora. Pero tan importante, si no más, es el modo en que Berger nos presenta a los personajes, sobre todo a Vico y Vica, totalmente humanizados. No hay en ellos ningún reproche, ningún indicio de que no sean personas exactamente igual que el resto... o tal vez no, porque Vico y Vica se tienen el uno al otro, se aman y saben compartir la vida juntos. Quien sabe, tal vez, incluso puede que sean más felices que el resto del común de los mortales.