Bajo las más bellas ...
Bieito Iglesias
23 enero, 2000 01:00Como acicate de la memoria, los extraños mensajes han cumplido su cometido. Pues su destinatario, movido por tal resorte, lleva a cabo una revisión de su experiencia en los órdenes decisivos de su personalidad como son su andadura amorosa, su vida académica y sus relaciones sociales. En dicho proceso, con episodios que van desde su infancia y travesuras en el pueblo natal hasta su ocupación presente como escritor y periodista encargado de sucesos o de la cultura en Santiago, se va componiendo una singular educación sentimental en la que Isaguro da cuenta de sus amores, de su paso por el instituto y la Universidad, de su participación en la lucha clandestina contra la dictadura franquista y de su inadaptación y desencanto en el reducto académico y político enquistado en la ciudad del apóstol. Todo lo cual se completa con el viejo procedimiento del manuscrito encontrado. Pues Isauro, descubierto ya el culpable de las grabaciones, antes de la consumación del desenlace trágico, envía los folios escritos a un amigo de infancia y compañero de estudios llamado Benitiño Ironside por su deficiencia física. Y éste lo edita con "algunas correcciones de estilo" y "leves alteraciones de la estructura".
El destinatario del manuscrito añade por su cuenta, además, significativas reflexiones autocríticas de la novela resultante. Lo cual intensifica el tono de parodia con que ha sido concebido el texto: "En el escrito de que me hizo depositario no hay una recuperación estética de los recuerdos erosionados por el tiempo (...) Isauro se limitó a consignar una serie de sucedidos, de joyas refulgentes envueltas en el paño del remedo" (pág. 263). Y en efecto la novela reclama una lectura en clave de parodia, que con frecuencia da paso a la caricatura y al humor ejercitados en una ácida visión crítica de algunas situaciones costumbristas tanto en la vida de aldea como en la universitaria o en la política compostelanas. También el sistema literario gallego es objeto de esta crítica, con algunas claves no difíciles de desentrañar para iniciados. Acaso se abuse algo de los lugares comunes. Algunas historias intercaladas se alejan demasiado de la acción principal. No se ha aprovechado de manera convincente la dimensión fantástica de la voz impostada en el contestador. Pero estos reparos menores no deben empañar la calidad literaria de una novela y su diversidad de registros, desde la referencia mitológica o la burla de convenciones formales hasta la visión costumbrista y la pertinente integración de términos locales.