Marcado por tres acontecimientos, 1969 fue un año determinante en la vida del filósofo español, Eugenio Trías (Barcelona, 1942-2013). Aquel fue el año en que murió su padre, nació su hijo, David Trías, y publicó su primera obra, La filosofía y su sombra. Después, llegaron títulos como El artista y la ciudad, Lo bello y lo siniestro o la trilogía que consagró a su "teoría del límite" -Lógica del límite, La edad del espíritu y La razón fronteriza-. Pero fue de aquel primero, el más puro e inocente tal vez, del que el pensador reconoció que se trataba de uno de sus mejores textos. “Salía del cascarón con jovialidad y fuerza, sin el pesado lastre que las experiencias negativas nos van dejando –señaló él mismo-. No heredaba ningún karma. Era un libro impertinente, animoso, lleno de mordacidad y vigor, escrito en un estilo punzante que aún ahora me provoca y asalta con su sorprendente ironía y con su humor ácido y subversivo”.

Ahora, 50 años después de su primera publicación, Galaxia Gutenberg lo recupera en una edición que conserva su portada original, un collage que diseñaron, entre bromas y veras, el propio Trías junto a su íntima Rosa Regàs. “Éramos muy amigos en aquella época – recuerda la escritora hoy-. Eugenio vertía sobre mí cantidades de cosas que no fui capaz de entender hasta al cabo de mucho tiempo. A mí me llevaba a un mundo distinto de aquel en el que vivíamos de la Universidad y que me hacía también volar mucho más alto”.

Juntos estudiaron en la facultad, pero una vez terminada la carrera, cada uno siguió su camino. No obstante, aquello no impidió, cuenta, que ambos siguieran en contacto. “Él seguía hablando. Y yo en aquella época no tenía todavía el truco de descubrir de qué me estaba hablando como sí tuve después", bromea la editora, responsable además de firmar el epílogo de la nueva edición. Fue precisamente Regàs la primera persona a la que el intelectual le confió sus escritos. “Me acuerdo muy bien y con mucha emoción –comparte-, de cuando él me entregó el manuscrito. Cuando los originales eran de verdad y eran físicos”. Por entonces, ella ya trabajaba en Seix Barral. “Carlos Barral se lo llevó. Al cabo de ocho o diez días volvió con él de su casa y dijo: Lo publicamos”.

"Eugenio me me llevaba a un mundo distinto de aquel en el que vivíamos. Me hacía volar mucho más alto". Rosa Regàs

Y así fue como un día, aquel libro de un autor desconocido, llegó a las manos del filósofo Miguel Morey. El otro lado de esta historia. El pensador se encontraba entonces cursando filosofía cuando se publicó La filosofía y su sombra “en una situación complicada”, señala.

Autor del prólogo, bajo el título Barcelona, año 1969, el intelectual rememora en estas primeras páginas el contexto de la obra y de la ciudad condal. En enero de aquel año, recuerda, se produjo el asalto al Rectorado, se cerró la Universidad de Barcelona, donde se sucedieron algunas escenas violentas, y se detuvo a Enrique Ruano. Con la universidad cerrada, los cursos continuaron en parroquias, bares o garajes. “En estas condiciones conocí a Eugenio Trías”, señala. “Se trataba de un joven profesor. Alguien que estaba más cerca de nosotros que otros profesores. No solo por edad sino también por su aspecto físico. Con sus melenas y sus pantalones de pana. No estaba avalado por ninguna cátedra, por ninguna personalidad de relieve universitario, estaba completamente fuera de lo que era el marco de las publicaciones a filósofos jóvenes”, indica.

Cincuenta años después

La filosofía y su sombra propuso en su momento una tercera vía entre lo que era la tradición metafísica filosófica y lo que era la tradición lógica analítica, que se apoyaba en el estructuralismo. “Intentar una tercer vía era algo osado –señala Morey ahora-. Además con un vocabulario llano, sin ninguna voluntad de pedantería”. Trías era alguien que quería hablar de filosofía sin “ahuecar la voz para enviar su discurso”, con una voz "no impostada" que se dirigía al público “desde esa franqueza del tú a tú”.

"Era alguien que quería hablar de filosofía con una voz no impostada, que se dirigía al público desde la franqueza del tú a tú". Miguel Morey

Pero ese estructuralismo que acoge el filósofo en su obra en realidad, apunta Morey, “estaría más cerca de la teoría francesa o de la postmodernidad”. Conocido por ser uno de los filósofos españoles más relevantes del siglo XX y de principios del XXI, Eugenio Trías compuso ya desde esta primera obra un tratado que no ha envejecido con el tiempo. “Cincuenta años después he vuelto a releerlo y me he dado cuenta –confiesa Regàs- que ahora soy infinitamente más capaz de entender lo que Eugenio dijo, que yo me jugaría la vida a que él tampoco sabía todo lo que estaba diciendo lo que contenía. Era algo que se ha ido desvelando al mismo tiempo que todos nosotros hemos ido haciendo otras cosas. De tal manera que es un libro que está al día. Absolutamente al día”.

Coincide con ella, Miguel Morey que subraya, además, “lo que está escrito al pie de la letra del 69”. Es decir, “lo que serán tópicos de los 80 para nosotros”. Se refiere, particularmente, al último tratado del libro, La filosofía sin el hombre, “en el cual hay un trazado que va desde el existencialismo francés hasta la ruptura con toda forma de humanismo, cargando los acentos en una serie de acontecimientos, de rupturas que se producen, que desde luego en el momento en que las escribe dudo que mucha gente las tuviera tan claras”.

Premio Internacional Friedrich Nietzsche, concedido a su trayectoria global, ya en esta primera obra da respuesta al problema de la naturaleza del discurso filosófico, como se anunciaba en la contraportada de aquella primera edición. Pero es que además, destaca en ella "la presencia de un cierto giro en el tratamiento del pensamiento contemporáneo. Eugenio se encara con la tradición filosófica que está de alguna manera escindida en dos o tres sectores antagónicos sin tomar partido por ninguna de las dos”.

En su aspecto más político, Rosa Regàs señala que en aquellos años, de los que "se ha hablado muy poco", "la política formaba parte de las manifestaciones culturales y Eugenio en esto era uno más". Sin embargo, a la escritora le parece que con el asunto del procés, "se habría puesto nerviosísimo. Yo creo que Eugenio pensaría que cualquier persona tiene derecho a pensar y defender lo que quiera, lo que no tiene derecho es a hacerlo tan mal". De lo que no hay dudas, afirma con contundencia, "es de que habría escrito un libro" sobre ella.

En un acto de presentación al que también acudieron los familiares de Trías, Elena Rojas y David Trías, y Jordi Ibáñez, director del CEFET (Centro de Estudios Filosóficos Eugenio Trías), este último recordó que era la voluntad del filósofo que sus papeles constituyeran el núcleo de este centro de estudios filosóficos, con un fondo documental de papeles originales, cuadernos, cintas de conferencias, correspondencia y libros de su biblioteca subrayados y marcados por él.

@mailouti