Bichara Khader. Foto: Instituto Cervantes

Traducción de Lourdes Bigorra. Icaria. Barcelona, 2015. 280 páginas, 23€

Hay pocos nombres en cada especialidad con garantía de calidad o seguridad de marca. Bichara Khader (Zababdeh, Palestina, 1944) es uno de ellos en los estudios árabes: veintiocho libros y toda una vida enseñando e investigando sobre ese mundo en Lovaina y en otras muchas universidades. Como señala en el prólogo Senén Florensa, otro arabista convencido, editor de la obra, se trata de la traducción al español de un texto existente sólo en la versión original en árabe y ve la luz en un momento de cambios revolucionarios en la región, cuando más se necesita reflexión y conocimiento. "Es una síntesis y una actualización de mis últimos diez libros, en los que he intentado hacer un seguimiento y evaluar críticamente las relaciones euromediterráneas y euroárabes en los últimos cincuenta años", explica el autor en la introducción.



Los cambios revolucionarios que vive la zona desde 2011 explican en buena medida que, a pesar del enorme esfuerzo de actualización, los cuatro capítulos en los que se divide la obra -relaciones entre la CE (y su sucesora, la UE) con el mundo árabe desde el Tratado de Roma de 1957 hasta hoy, Europa y la cuestión palestina, Europa y el Magreb, y la UE y el Consejo de Cooperación del Golfo- necesiten un epílogo que recoja la vorágine de los últimos meses en Siria, Irak, Egipto, Libia, Yemen, los territorios palestinos y el Golfo.



Las relaciones entre la CE-UE y el mundo árabe parten de cuatro hipótesis: se han caracterizado por la fragmentación, el solapamiento y la incongruencia; han contribuido poco a reforzar la búsqueda de libertad y de una vida mejor en una población que desde 1957 se ha multiplicado por tres; la respuesta a la sacudida árabe ha carecido de profundidad y visión estratégicas, y, por su peculiar sentimiento de pérdida cultural y su desunión, los países árabes no han estado a la altura del desafío.



Tras un recorrido detallado por los principales acuerdos multilaterales y las relaciones subregionales, Khader reconoce que "ninguno de los conflictos pendientes se ha resuelto, todo lo contrario". El historial de la UE como promotora de reformas tampoco es mejor y su respuesta a la Primavera Árabe, una máquina destructora de mitos -la excepción árabe, nuestro buen dictador, la irracional calle árabe, los regímenes autoritarios inquebrantables, la destrucción creativa, la democracia impuesta militarmente o las revoluciones de Facebook- deja mucho que desear. "La transición será larga, tortuosa y accidentada, y los sectores antirreforma se esforzarán por desbaratar el movimiento o incluso robar la revolución", concluye. Son futuros previstos en años que se están cumpliendo, punto por punto, en apenas unos meses, sin que Europa haya sabido responder con algo más que su vieja trilogía de "dinero, mercado y movilidad" a cuentagotas, marginando a la sociedad civil y dando prioridad a la seguridad en lugar de a las reformas. Por otra parte, al contemplar el Magreb a través del prisma de la "inseguridad" y la "inmigración irregular", señala en el tercer capítulo que "la UE no ha sabido comprender que su propio futuro reside, en gran parte, en su Sur. La propia noción de codesarrollo, a menudo mencionada en sus documentos oficiales, ha sido superficial y retórica. Sus políticas han carecido de profundidad y de propósito, y se han centrado en el comercio y en la seguridad".



Aunque mucho mejor en el análisis crítico que en las recetas para mejorar los errores cometidos, Khader es de los arabistas más objetivos e imparciales que podemos encontrar, repartiendo culpas donde hay que repartirlas, respaldando cada hipótesis con argumentos y datos relevantes, y logrando un texto excelente como manual de estudio.