Y el cerebro creó al hombre
Antonio Damasio
3 diciembre, 2010 01:00Escáner cerebral, de cielo y tierra (Phaidon)
El enfoque que adopta Damasio parte de una hipótesis que, según confiesa, no suscita el agrado y, menos aún, la aceptación de la mayoría, la idea de la equivalencia cerebro-mente o, si se quiere, la de que los estados mentales y los estados cerebrales son esencialmente equivalentes. En el mundo físico, del que sin duda el cerebro forma parte, la equivalencia o la identidad se dilucidan sobre la base de los atributos físicos, y los que rechazan la aludida hipótesis apuntan que si bien puede hablarse del mapa neuronal que corresponde a un objeto físico en particular, debe considerarse como absurdo referirse al patrón mental que le correspondería en término físicos. "La dificultad no estriba en que los acontecimientos mentales no tengan sus equivalentes neuronales, sino en que allí donde tienen lugar, en el interior del encéfalo, los estados mentales no se pueden medir: sólo pueden ser percibidos por parte del mismo proceso que los incluye, esto es, la mente". Pero esta dificultad no justifica ni opera necesariamente a favor de la visión tradicional según la cual los estados mentales no equivalen a estados físicos. Damasio admite que, por ahora, la equivalencia entre estados mentales y estados cerebrales debería considerarse como una mera hipótesis útil que debe ser corroborada, sobre todo apelando a las pruebas que aporta la neurobiología evolutiva.
El materialismo de Damasio consiste en recorrer el camino ‘cerebro deviene mente deviene alma' mediante una hipótesis potencialmente fructífera y útil desde el punto de vista científico, en el primer tramo, y mediante el uso de una mera metáfora cotidiana, en el segundo. Múltiples instrumentos, que forman parte del cerebro humano y que han ido surgiendo a lo largo de la evolución, convergirían para interpretar una partitura sinfónica, la conciencia, durante todo el tiempo que estamos despiertos. Además de su mejor sustentación evolutiva, la hipótesis de la equivalencia cerebro-mente presenta frente a su contraria más extendida, la de que los estados mentales no equivalen a estados físicos, la indudable ventaja de una mayor parsimonia, una mayor economía.
Considerar el alma como mera metáfora de la conciencia de sí mismo, algo anclado en la realidad física del cerebro, disiparía en gran medida la espesa niebla que en general envuelve a estas cuestiones, en un ámbito que no admite la vía reduccionista ni las grandes simplificaciones. Ya he insistido en otras ocasiones en que ciertas parcelas científicas son de difícil o de imposible divulgación si el lector no adquiere una serie de arduos conocimientos previos. Éste es el caso de lo tratado en este libro, que supone un brillante esfuerzo por acercarse al lector común, quien a menudo debe conformarse con un acceso metafórico a la vanguardia del conocimiento. Damasio es consciente de este problema y resulta significativo que haya reformulado en forma poemática algunas de sus construcciones científicas: "Pero nadie sabía que las mentes existían, mucho menos los seres dentro de los cuales habían emergido ahora...". De la versión poética a la musical; en 2009 se ha estrenado en el Museo de Historia Natural de Nueva York una versión musical de Brain comes to Min, compuesta por Bruce Adolphe, interpretada por el violonchelista Yo-Yo Ma y dos percusionistas e ilustrada por imágenes cerebrales obtenidas por Hanna Damasio, internacionalmente reconocida por su atlas de imágenes cerebrales. Ante el libro y la pieza musical, interpretada esta última por un violonchelista con tal nombre, solo cabe esperar la máxima sublimación del Yo. El libro merece y recompensa el esfuerzo de su lectura.