Image: Correspondencia (1920-1963)

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Ensayo

Correspondencia (1920-1963)

Karl Jaspers y Martin Heidegger

8 mayo, 2003 02:00

Jaspers y Heidegger, a finales de los años 20

Trad. J. J. García Norro. Síntesis, 2003. 255 páginas, 17’50 euros

Quiero ante todo ponderar el mérito de la editorial Síntesis, que afronta una línea de publicación de libros de filosodía con verdadero criterio de calidad y con una selección en la que abundan obras imprescindibles, o el rescate de trabajos clásicos agotados desde tiempos inmemoriales.

Y en particular deseo animar al lector a visitar el texto que en esta nota comento, y en el que dos verdaderos pioneros de la filosofía de entre guerras, Karl Jaspers y Martin Heidegger, emprenden una sólida amistad que ni siquiera los terribles años del nacionalsocialismo, y las graves consecuencias que arrastran sobre todo a uno de ellos (Heidegger), terminan por arruinar del todo.

Es emocionante advertir el encuentro de dos caracteres humanos y filosóficos bien diferenciados, su coincidencia en una misma "comunidad de lucha", la gestación entre ambos de lo que pronto, hacia mediados de los años veinte, comenzará a reconocerse como "filosofía de la existencia", las dificultades filosóficas que se plantean, así como los altibajos en la temperatura de la amistad, muchas veces provocados por la intempestiva publicación de algún libro que, como suele suceder, ocasiona distorsiones y disturbios emocionales en el receptor, que a veces es también el recensionista.

Junto a ello se descubre el mundo bastante sórdido de las intrigas académicas, de las que desde luego no se libran, de las luchas encarnizadas por adquirir posiciones, o por situar a amigos o aliados. Sólo que en esa época venturosa de la universidad alemana desfila en el mandarinato de quienes van cruzándose en el camino de estos grandes personajes toda una pléyade entera de lo que fue, y sigue siendo, lo mejor de nuestra cultura europea, desde Max Weber (amigo de Jaspers) hasta Werner Jaeger, Panowsky, Ernest Cassirer, Richard Krone, Hanna Arendt, Franz Overbeck (el teólogo amigo de Nietzsche) y muchos más.

Hay momentos interesantísimos, de gran interés filosófico, como la consulta que Heidegger le hace a Jaspers sobre la Ciencia de la Lógica de Hegel, que Heidegger trabaja en un seminario. Heidegger entiende perfectamente el arranque del texto hegeliano, o que las categorías del ser y de la nada sean idénticas. Pero no comprende de ninguna manera que sean diferentes. Jaspers le invita a descubrir la diferencia en la categoría siguiente, en el devenir; pero entonces (pregunta Heidegger) éste no se construye a partir del ser y de la nada; más bien, por el contrario, ambos, ser y nada, derivan de una analítica del devenir, que debería ser primero. ¡Pero entonces no podría ser lo inmediato indeterminado! Luego falta una categoría anterior, que Hegel sitúa después, deducida de las primeras, la Existencia (Dasein), que es la que ambos pensadores, Jaspers y Heidegger, conciben como primaria, previa y anterior a toda esencia (pero nunca como la posición indeterminada e inmediata del concepto). Y por esta vía ambos descubren el gran filósofo que puede dar la alternativa a ese grandísimo Hegel de la Ciencia de la Lógica: el Schelling que inicia su ruta hacia la existencia (y su fundamento) en su extraordinario ensayo sobre la libertad, y que luego prosigue y prolonga en su obra tardía, o en su filosofía positiva (y filosofía de la revelación). Heidegger señala que Schelling logra dar unos decisivos pasos por encima de Hegel, pese a que carece de la capacidad sistemática y argumental de éste. Todo lo cual da unas pistas interesantísimas para descubrir el humus en el cual acabará floreciendo esa maravillosa obra que es Ser y tiempo de Heidegger. He destacado este episodio; podía haberme referido a otros momentos igualmente relevantes de la relación compleja entre esas dos importantes cabezas, más creadora la de Heidegger, más ponderada y bondadosa en el plano humano la de Jaspers.

En cualquier caso tiene el lector la posibilidad de encontrarse con algo realmente único y milagroso: una relación entre filósofos de primera magnitud que no esté marcada por las sordideces propias de las relaciones habituales, o por alguna selección de "pasiones tristes" que supo inventar y teorizar Spinoza (la envidia, los celos, el rencor, la suspicacia, la inquina). Y como suele ocurrir cuando un milagro extraordinario se produce, lo que de él surge es, ni más ni menos, una de las más importantes y fecundas orien taciones de la filosofía contemporánea.

En este sentido es muy revelador el magisterio matricial de Husserl, que aparece y desaparece en estas cartas, suscitando en Heidegger malévolos comentarios que, sin embargo, se truecan en sobresalientes alabanzas y hasta adulaciones cuando tiene que salir a la plaza pública para hablar de ese indiscutible gestador de la filosofía alemana de la época.

En el epistolario se descubren las grandezas y miserias de Heidegger (una inmensa vocación filosófica y magistral; una mezquindad constante en su contabilidad de intrigas y tejemanejes del poder); así mismo la gran bondad y grandeza moral de Jaspers, que termina por reconocer la superioridad filosófica de su más joven amigo y compañero de lucha.