Adios, peseta, adiós
Francisco Álvarez Molina y Francisco Pérez Puche
26 diciembre, 2001 01:00Dibujo de Ajubel
Sólo dentro de cinco días despedimos a nuestra moneda oficial y acogemos al euro. Nadie duda de la importancia histórica, además de económica, de este cambio, fundamental para la vida cotidiana de los españoles. Es lógico por tanto que la despedida de nuestra peseta haya suscitado la aparición en el mercado editorial de varios libros de reflexión histórica y divulgación económica sobre nuestra moneda oficial durante siglos. Los historiadores de los que hablamos en estas páginas han caído en la tentación de reconstruir el pasado de la peseta e, incluso, de otras monedas anteriores en el tiempo como el real, el peso y el escudo. éste último es el caso de la exposición "Camino hacia el euro. El real, el escudo y la peseta" que ha inaugurado recientemente el Banco de España en cuyo catálogo escriben diferentes especialistas en historia, teoría y política monetaria. Al mismo objeto está dirigido el libro coordinado por José Luis García Delgado y José María Serrano Sanz, Del real al euro: una historia de la peseta (Barcelona, 2000).Otra es la intención de los libros que aquí se comentan. Aunque sus autores son especialistas en historia y en economía, la tendencia de los textos de Miguel Martorell y de Francisco álvarez Molina y de Francisco Pérez Puche es preferentemente divulgativa. Sobre todo, es el libro de estos dos últimos autores el más volcado a difundir la historia de la peseta en un amplio sector de lectores.
El libro de Miguel Martorell es destacable por su cuidadosa presentación y escritura. Con un lenguaje muy accesible, Martorell recorre la historia de la moneda española desde los albores de la Edad Contemporánea. Una cuestión sobre la que el autor comienza su narración es el origen de la peseta, tanto desde el punto de vista histórico -es decir, el momento de su aparición- como desde el punto de vista etimológico. La cuestión ha dado paso a diferentes interpretaciones, aunque lo que parece probado es el origen catalán de dicha pieza monetaria en el siglo XVIII, tal vez debida su denominación a equivaler a una fracción determinada -la quinta parte- del peso fuerte que circulaba en América, de veinte reales.
Sin embargo, la peseta no se convirtió en unidad básica del sistema monetario español hasta 1868, pocas semanas después de triunfar la revolución septembrina que destronó y expulsó de España a la Reina Isabel II. Los capítulos segundo y tercero del libro de Miguel Martorell aportan informaciones inéditas hasta ahora acerca de este acontecimiento. El texto del Decreto del Gobierno provisional revolucionario de 19 de octubre de 1868 justificaba el establecimiento de la peseta como "moneda efectiva equivalente a cien céntimos" a la necesidad de eliminar de las piezas metálicas las efigies de lo smonarcas de la dinastía derrocada y los emblemas borbónicos, como las lises del escudo. A pesar de ello, el texto legal también reconocía la necesidad de afianzar las relaciones con el resto de Europa. El Ministro de Hacienda del Gobierno provisional, Laureano Figuerola, uno de los más significativos políticos y economistas liberales de la España del siglo XIX, era un convencido partidario del librecambio, es decir, de la libertad de movimientos de mercancías, servicios y capitales a través de las fronteras. Varias naciones europeas, encabezadas por Francia, habían constituido la Unión Monetaria Latina en 1865, tres años antes de la revolución española. La peseta, antes de su conversión en unidad monetaria básica, tuvo en el mercado una equivalencia habitual con la moneda francesa, primero con la libra francesa y después de la revolución de 1789 con el franco. Figuerola, sin duda, eligió la peseta como divisa oficial española a fin de facilitar el cambio con la francesa y con el resto de las divisas de las otras naciones pertenecientes a la Unión Monetaria Latina. De hecho, se definió legalmente el contenido metálico de la peseta en oro y en plata, de acuerdo con el patrón de la mencionada Unión. Es preciso subrayar el paralelismo de la situación actual -la integración de España en el sistema del euro- con la existente a mediados del siglo XIX, cuando la peseta fue concebida como un medio para la identificación del sistema monetario nacional con el de los países más próximos.
La historia de la peseta fue accidentada. Entre sus cambiantes circunstancias destacan hechos como la concesión del monopolio de emisión de billetes al Banco de España en 1874, el cese de la conversión del papel moneda en oro de 1883 o la pérdida de las cuantiosas reservas metálicas de nuestro Banco emisor en 1936, a raíz del comienzo de la Guerra Civil, cuando fueron utilizadas para la compra de armamento y material bélico en la Unión Soviética.
Cabe destacar en el libro de Miguel Martorell la inclusión de semblanzas de los principales personajes que han tenido una intervención destacada en la evolución histórica de la peseta, desde Raimundo Fernández Villaverde a Indalecio Prieto y Luis ángel Rojo. Un apéndice del libro está dedicado a explicar la evolución del poder de compra de la peseta a lo largo del tiempo, un segundo apéndice a la cronología de la moneda española y un tercero a la bibliografía comentada sobre estas cuestiones.
El libro de Francisco álvarez Molina y Francisco Pérez Puche, como anuncia el subtítulo, es, sobre todo, una historia sentimental, literaria y política -sin omitir la evolución económica- de la peseta, "una moneda ligada a nuestras vidas". En su contenido se recogen numerosísimas anécdotas, historias particulares y refranes relativos a la peseta. Se detallan los cambios en el poder adquisitivo de la moneda española; por ejemplo, con unas pocas pesetas se podía comprar en 1903 el libro Soledades de Antonio Machado, ver torear a Joselito en 1915 o informarse del desastre de Annual en 1921. La tendencia inflaccionista posterior a la Guerra Civil, más acusada en España que en otros países europeos, hizo que la moneda se devaluara, no sólo en relación con otras divisas, sino también en proporción a los bienes y servicios que los españoles consumían. Todo ello está detallado con precisión, dándose noticia de precios y salarios en las décadas de 1940 y 1950. El capítulo destinado a "Dinero y literatura" arranca de las referencias literarias a la moneda en la Edad Media, pasando por Cervantes, para concluir en Larra. El libro de álvarez Molina y Pérez Puche está ilustrado con muy numerosas fotografías, grabados y reproducciones de billetes. Todo ello ayuda a una lectura fácil y amena.