El psicólogo Steven Pinker (Montreal, 1954) y el filósofo Peter Singer (Melbourne, 1946), dos de los pensadores más influyentes del mundo, han sido reconocidos este jueves por la Fundación BBVA con el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Humanidades y Ciencias Sociales. El jurado ha destacado sus innovadoras contribuciones académicas en el ámbito de la racionalidad y el progreso moral que han logrado un alto impacto en el espacio público.
Los trabajos de ambos, realizados de manera independiente, han llevado a la esfera pública debates tan relevantes como la función de la racionalidad, el conocimiento científico y los valores del humanismo, así como la consideración moral de los animales, con un gran impacto e influencia en el modelado de la cultura y el marco legal del presente
Pinker, según el jurado, "ha compaginado logros muy destacados en psicología cognitiva evolucionista con análisis sumamente perspicaces de las condiciones del progreso humano. Su visión de este progreso ofrece una perspectiva optimista anclada en la razón, la ciencia y el humanismo". Ha tenido una gran influencia en la cultura y el espacio público con su defensa de la racionalidad y una visión optimista de la historia en la que reivindica la estadística y la lógica, la capacidad humana para afrontar retos con la palanca del conocimiento.
Sobre Peter Singer, el acta destaca que es uno de los filósofos morales aplicados más influyentes de la actualidad: "Marcó un punto de inflexión al extender y fundamentar la ética aplicándola al dominio de los animales, con notables consecuencias para la legislación internacional sobre el bienestar animal y el progreso moral". En libros como Liberación animal y El círculo en expansión, ha argumentado que la ampliación del perímetro de consideración moral a los animales ejemplifica el poder de la razón como fuerza impulsora del progreso ético, lo que ha tenido y tiene una gran influencia en la legislación internacional sobre bienestar animal.
Carmen Iglesias, presidenta del jurado y directora de la Real Academia de la Historia, ha destacado sobre los premiados que "a ambos pensadores les une la profundidad, la brillantez, el empleo de la racionalidad y el avance de un progreso moral que han sabido destacar en sus libros y han extendido a toda la sociedad". José Manuel Sánchez Ron, catedrático emérito de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, ha señalado que las ideas de ambos intelectuales "se han caracterizado por mirar a aquello que pueda servir para la mejora de la sociedad".
Progreso y ética
Pinker, catedrático del Harvard College y del Johnstone Family en la Universidad de Harvard, es conocido por su defensa enérgica y de gran alcance de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente. Inició su carrera investigadora en psicología cognitiva experimental, analizando cómo los niños adquieren el lenguaje. "Esta capacidad es un producto de la selección natural, una adaptación darwiniana para la comunicación y la sociabilidad", defendió en su libro El instinto del lenguaje (1994).
En La tabla rasa (2002) argumentó que nacemos con una programación biológica, una herencia genética que condiciona, al menos en parte, nuestro comportamiento y nos predispone a actuar de determinadas maneras. No obstante, sin negar u obviar el lado oscuro de la naturaleza humana, Pinker también puso el foco sobre las insólitas capacidades biológicas que poseemos para impulsar el progreso, empezando por el lenguaje y la racionalidad, así como nuestra amplia capacidad para la empatía, no solo con nuestros familiares, sino también con individuos con los que no tenemos parentesco alguno.
"La gente cree equivocadamente que si somos tablas rasas, existe más margen para la mejora de la sociedad, porque si no heredamos las motivaciones agresivas o egoístas de la evolución, podemos programar a la gente para ser cooperativa y pacífica a través de la educación", explica. "Argumento contra esa visión que la naturaleza humana es compleja y tiene otros componentes que son compatibles con el progreso".
En sus últimos tres libros –todos ellos grandes éxitos editoriales a escala internacional– Pinker ha presentado un potente alegato en defensa de la racionalidad humana como motor del progreso, documentando los avances que se han logrado a lo largo de los últimos siglos en todos los principales indicadores de bienestar.
"Aunque muchos me llaman optimista, en realidad el progreso no es solo una aspiración, no es una cuestión de optimismo, de ver el vaso medio lleno. De hecho, el temperamento de un investigador nunca es un buen motivo para creer nada de lo que dice. Lo que he pretendido demostrar es que el progreso es un fenómeno real, medible, que claramente se refleja en los datos sobre las principales tendencias históricas sobre la condición humana a escala mundial", ha subrayado el pensador.
Singer, catedrático de Bioética en la Universidad de Princeton y tal vez el especialista en ética aplicada más famoso de Estados Unidos, ha hecho carrera haciendo que la gente se siente incómoda. Su libro más conocido, Liberación animal (1975), es uno de los textos fundadores del movimiento contemporáneo a favor de los derechos de los animales. Es el hombre que ha empujado a algunos parlamentos a legislar sobre el bienestar animal y un referente del pensamiento moral.
"El hecho de que los animales no pertenezcan a la especie Homo sapiens no hace que su dolor sea menos importante, desde el punto de vista ético, que el dolor de un miembro de nuestra especie. El dolor es dolor, y es igual de malo, sea cual sea el ser que lo sufra". Ese es el argumento central de la citada obra, que hace casi cinco décadas removió los cimientos de la ética al ampliar el perímetro de la consideración moral a otras especies.
En El círculo en expansión: Ética, evolución y progreso moral (1981), Singer amplió su tesis, argumentando que la extensión del perímetro de consideración moral a los animales ejemplificaba el poder de la razón como fuerza impulsora del progreso ético en la historia de la humanidad, al ampliar nuestra capacidad para la empatía "primero de la tribu a la nación, luego a la raza o grupo étnico, luego a todos los seres humanos y, finalmente, a los animales no humanos".
Sin embargo, aunque se han logrado avances significativos, Singer considera que todavía queda "mucho camino por recorrer". El mayor reto, en su opinión, es mejorar el bienestar animal con respecto a la cría y matanza comercial de animales para la alimentación, porque sigue siendo el ámbito principal donde se produce un abuso injustificable de los animales. "Si nos limitamos a los vertebrados terrestres", señala Singer, "estamos hablando de entre 70.000 y 80.000 millones de animales producidos cada año. Y si incluimos también al pescado, añadiríamos otros 120.000 millones al total".