La escritora brasileña Nélida Piñón, ganadora del Premio Príncipe de Asturias de 2005, que recientemente recibió la nacionalidad española por el origen gallego de su familia, ha muerto hoy en Lisboa a los 85 años, según ha informado la Academia Brasileña de las Letras.
Piñón, autora de 25 libros, incluyendo novelas, cuentos, ensayos y memorias, fue la primera brasileña en recibir los principales premios de la literatura iberoamericana, como el Juan Rulfo o el Menéndez Pelayo y también la primera mujer en presidir la Academia Brasileña de las Letras.
Hasta el momento se desconoce el motivo de su muerte pero la Academia Brasileña de las Letras ya está gestionando el traslado del cuerpo para que pueda ser velado en el "Petit Trianon", el principal salón de la institución, que era como un segundo hogar para la escritora.
Era, sin duda, la escritora brasileña más reconocida fuera de su país aunque, como ha manifestado en más de una ocasión, su verdadera patria era la escritura y, sobre todo, las dos lenguas en las que se expresaba casi con la misma brillantez: el portugués, que recoge sonidos de su infancia, y el español, que aprendió en Cotobade (Pontevedra), de donde eran sus padres y donde pasó largas temporadas que la marcarían para siempre, especialmente durante la infancia.
En su voz literaria laten dos culturas que ella ha sabido conciliar y complementar, en un cruce armónico entre Machado de Assís y Torrente Ballester. Sin olvidar a Rosalía de Castro.
[Nélida Piñon: “Ser hija de emigrantes ha agudizado mi estética y mi humanismo”]
"Gracias al gallego entré en los ríos interiores de la lengua portuguesa", explicaba a Fernando Aramburu en 2019 en una larga conversación en El Cultural. "Llevo en mi corazón la génesis del portugués que se enlaza con el gallego. Por eso, sin fantasías, defiendo el universo inmigrante. Como brasileña reciente, que aprovecha una visión profunda de su país sin abjurar de mi origen, tengo a mi servicio un recuerdo universal: ser hija de inmigrantes ha agudizado mi estética y mi humanismo".
Nacida en Río de Janeiro en 1937, Piñon se licenció en Periodismo en 1957 en la Pontificia Universidade Católica do Rio de Janeiro y poco después comenzó su labor como corresponsal en la revista Mundo Nuevo y empezó a colaborar en la revista Cadernos Brasileiros.
Su trayectoria literaria arranca con la novela Guía-mapa de Gabriel Arcanjo, publicada en 1961. De esta época son sus libros de cuentos Tempo das frutas (1966) o Sala de armas (1973); y sus novelas Fundador (1969) o A casa da paixão (1972).
En 1990 tomó posesión en la Academia Brasileña de Letras como secretaria primera, secretaria general en 1995, y presidenta en 1996, siendo la primera mujer en lograrlo. En 1999 publicó Até amanhã, outra vez y la colección de ensayos El presumible corazón de América. En el año 2004 publica Voces del desierto.
También publicó estudios biográficos y libros de ensayo como Aprendiz de Homero (2008) y La épica del corazón (2017), un homenaje a Machado de Assis. En La república de los sueños (1984), quizá su obra más valiosa, hablaba de la dolorosa y dura emigración de sus padres desde Galicia a Brasil.
El último libro que publicó fue Un día llegaré a Sagres (2021), en el que volvía a la literatura de ficción para contar la historia en primera persona de Mateus, un personaje desclasado que emprende un viaje de iniciación por la Portugal del siglo XIX. "Hay en la obra, además, un aroma de muerte y de vejez indiscutibles y la presencia de algunos contenidos genuinos de Piñon como la memoria, la escritura o la familia", escribía Ascensión Rivas en la crítica del libro.
Fue editora y miembro del consejo editorial de varias revistas en Brasil y el exterior. También ocupó cargos en el consejo consultivo de diversas entidades culturales en su ciudad natal. En varias ocasiones manifestó que la literatura brasileña arrastraba "una dramática invisibilidad".
"Desde siempre, sin interrupción, hemos sido excluidos de esos banquetes internacionales que, a su arbitrio, gobiernan la estética y reparten bendiciones y consagraciones", explicaba en 2019. "La escasa presencia de Brasil en el mundo no obedece a una secuencia sistemática, pero mi país no forma parte de los pactos vinculados al canon occidental".