Judith Butler (Cleveland, 1956) es una de las filósofas y pensadoras más influyentes en la actualidad. Autora de El género en disputa, ensayo fundacional de la teoría queer, sus aportaciones en los campos de la teoría feminista, queer y los estudios de género han causado un notable impacto en ámbitos tan diversos como la teoría política, los estudios literarios, el psicoanálisis o el derecho. Estos días, Butler ha visitado Madrid para recibir la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes por “tomar partido a favor de la igualdad de derechos y del derecho a la diferencia”.
En el auditorio del Círculo la autora congregó a una gran cantidad de personas de distintas generaciones que se acercaron a escuchar un discurso de agradecimiento titulado Juicio, libertad y solidaridad: pensar con Arendt.
Durante más de una hora Butler, una de las voces más radicales del panorama, cuyas aportaciones no se reducen al ámbito feminista sino que se expande a asuntos como la filosofía, la política o la sociología, habló de responsabilidad, del cambio climático, del feminicidio, del auge del fascismo y de la violencia policial. Para actuar frente a situaciones de estas características, Butler urge a desprenderse del individualismo y apostar por la actuación colectiva.
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“El discurso moral que me reclama responsabilidad sobre una serie de cuestiones o personas es el mismo que puede hacer que me preocupe más por mí misma y esta preocupación puede convertirse en una forma de narcisismo moral. Y la culpabilización o un juicio contra uno mismo puede convertirse en una forma de narcisismo negativo”, asegura.
Con Hannah Arendt y su Eichmann en Jerusalén como fuente de referencia, la conferencia de Butler estuvo atravesada por tres grandes temas: las relaciones entre los seres humanos, la desobediencia civil y el juicio moral. Además, mencionó el cambio climático, la lucha contra la violencia contra la mujer, los indígenas y las minorías raciales y religiosas. “Si consideramos cómo el odio mismo se ha elevado a la posición política, nos vemos obligados a juzgar la situación en conjunto y de una nueva manera, respondiendo de nuevas formas que encuentren respuestas en la capacidad colectiva”, cree.
La libertad para Butler
Tomando de nuevo como referencia a la filósofa alemana, Butler asegura que para que la libertad sea verdadera tiene que haber una esfera pública. “Esto no significa que todos los espacios comunes sean libres pero mientras creamos libertad producimos un espacio de aparición y el principio de libertad aparece en los actos libres de las personas”, apunta. Para Butler, esto es lo que sucede “cuando las personas queer y trans salen a la calle con sus aliadas feministas para reivindicar su aparición libre y sin violencia, cuando piden el acceso a la sanidad o cambios en la educacion y las políticas públicas que honren y reconozcan su lugar de derecho en una sociedad democrática”.
Sus ideas en torno a las personas trans, no obstante, no están libres de críticas procedentes de determinados sectores del feminismo. Un ejemplo lo encontramos en Sao Paulo, cuando la pensadora acudió en 2017 y donde fue víctima de un escrache organizado por algunas facciones más conservadoras de Brasil. Pero no hace falta recurrir a otras latitudes, pues esta misma semana Butler fue recibida en la Universidad Complutense de Madrid con unas pintadas que la calificaban de antifeminista. La raíz de estos ataques no es otra que su opinión en torno a la personas trans, tema de actualidad en nuestro país, y la identidad no binaria.
Tomar la calle para cambiar la sociedad
Esta pensadora radical recurre también a filósofos y sociólogos que han argumentado que las personas primero deben estar autorizadas antes de que puedan hacer cambios. Butler se opone a ese punto de vista porque “hemos visto cómo estudiantes se reúnen para oponerse al feminicidio, cómo grandes grupos de feministas han salido a las calles para oponerse a las violaciones y los asesinatos, cómo los indígenas han reclamado tierras que el gobierno ha robado, cómo los activistas climáticos han detenido maquinaria sin autorización previa".
"Todas estas personas se han reunido sin autorización, han hecho responsables a los gobiernos y la policía. Son las personas que han ejercido el juicio colectivo de palabra y obra para lograr la justicia, una justicia que llegó, está llegando y seguramente llegará si seguimos brindando nuestro apoyo", añadió.
Volviendo a la responsabilidad y la colaboración entre unos y otros, Butler concluye que “nuestra tarea es vivir, pensar y actuar de manera colaborativa y experimental para poner en marcha una forma de vida que sea responsable de todos nosotros y en la que se disminuya la violencia hasta que un día desaparezca en el olvido”.