Si, como dijo Chéjov, para ser universal hay que hablar de la aldea de uno mismo, Annie Ernaux (Lillebonne, Normandía, 1940) escribe su intimidad para transformarlo en literatura política. “Es muy fácil que te apele directamente porque está contando una historia que es de todos”, aseguran desde Cabaret Voltaire, el sello que acaba de alcanzar un acuerdo con la editorial francesa Gallimard para que los cuatro títulos de Annie Ernaux que actualmente se editan en el sello Tusquets pasen a su catálogo a partir de 2027. Tusquets, no obstante, fue la primera editorial que publicó las obras de Annie Ernaux en castellano.
“El coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”, según las palabras que ha anunciado un portavoz de la Academia Sueca, son algunos de los motivos por los que ha conquistado el Premio Nobel de Literatura en la edición de 2022. Sus libros están cuajados de experiencias autobiográficas que van desde lo físico —el cuerpo: un embarazo, un cáncer de mama, un aborto— a lo social: sus orígenes obreros, la conciencia feminista, etc.
La de Annie Ernaux es una intimidad que escapa a la evocación y al sentimentalismo. Su escritura es áspera y, por momentos, despiadada. Sus libros a menudo son incómodos porque quienes los leen de pronto están mirándose a un espejo. Y no siempre es amable la consideración que la francesa tiene del ser humano. A través de estos siete libros, entramos en el universo de la 17ª mujer que se alza con el premio literario más importante del mundo. A propósito, veremos cómo la figura femenina es crucial en su obra.
[La escritora francesa Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022]
Los armarios vacíos (1974)
La primera novela de Ernaux contiene una de las señas de identidad que marcará su obra. Su familia, de origen humilde y conciencia proletaria, está presente en la psicología que permea en prácticamente todos sus libros. Los armarios vacíos, un título de corte poético, se hace eco del conflicto que sufre la escritora cuando comprueba que los círculos académicos y literarios a los que acaba de ascender son bien distintos al entorno familiar en el que ha crecido. La ópera prima de la autora francesa renuncia a la condescendencia desde la primera página. Entre el sacrificio de los padres para que la autora estudiara y el estatus social tan distinto en el que se mueve ahora, irrumpe la culpa con toda su crudeza.
La mujer helada (1981)
“Soy reacia a llamar a mis libros novelas, sobre todo a La mujer helada”, dijo Ernaux en una entrevista con El Cultural en 2015, cuando Cabaret Voltaire acababa de publicar su obra. Sea como sea, es la obra que comienza a consolidarla en la narrativa. Es la historia frustrada de su matrimonio, aunque se remonta a su infancia para explicar el trauma: debe renunciar a sus deseos de ser profesora. No fue una relación entre iguales, pues el marido se dedicó a disfrutar de la vida mientras ella se convirtió en madre y esposa. Es uno de los primeros momentos en los que el feminismo adquiere un relieve esencial. “Espero que en diez años la dominación masculina desaparezca completamente”, dijo en una entrevista con El Cultural el pasado mes de abril
Una mujer (1989)
La madre de Ernaux protagoniza uno de sus libros más aclamados. No solo el impacto que aquella figura tuvo en su vida produce conmoción. También la enfermedad del alzheimer, que la arrastra hasta la muerte, centra los episodios de mayor voltaje literario. “Ya no volveré a oír su voz… Perdí el último nexo con el mundo del que salí”, dice en algún momento de este libro con el que ganó el Premio Gregor von Rezzori 2019. Su escritura no se regodea en el dolor ni en las escabrosas sensaciones. De la perturbación del lector solo es responsable la autora, que se limita a describir desde lo seco una situación que ya es bastante grave.
El uso de la foto (2005)
En Francia se conoce a Annie Ernaux como “la escritora blanca” porque escribe con “estilo directo, sin adornos y es auténtica”, según las palabras de Lydia Vázquez Jiménez, su traductora en España hace más de diez años. Ni siquiera cuando decidió a hablar de su experiencia como enferma de cáncer de mama cayó en la tentación de las sirenas de lo trágico. Este libro, tal vez uno de los más experimentales de Ernaux, se articula a partir de catorce fotografías tomadas con su amante, Marc Marie, y acaba por ser una historia de amor marcada por la incertidumbre y el miedo, donde todo es volátil. Quizás en estas consignas es donde la autora encuentra correspondencias literarias con autores como Marcel Proust y Marguerite Yourcenar, como nos dice su traductora.
Los años (2008)
Con 68 años, la escritora francesa decidió escribir sus memorias desde que tiene uso de razón, coincidiendo con los primeros años tras la II Guerra Mundial. El tiempo y su transcurrir se convierte en personaje de esta obra monumental, que consigna los episodios más trascendentales de la segunda mitad del siglo XX, imbricados en una vida donde el cuerpo femenino tiene una influencia decisiva en su escritura. No solo el cáncer mencionado condiciona su modo de mirar el mundo. Un aborto clandestino también es reseñado en esta obra, considerada por algunos como “la primera autobiografía colectiva”. La propia autora reconocía en El Cultural que en su título más ambicioso “me costó mucho encontrar y aceptar la forma que luego le di al libro”, que profundiza en el auge del consumismo y el capitalismo salvaje, y fue reconocido con el Premio Formentor.
Memoria de chica (2016)
Paradójicamente, es en sus últimos libros cuando la autora se detiene en los escarceos amorosos. Teniendo en cuenta que lo confesional es transversal en toda su obra, en este caso acude a los recuerdos para contar Memoria de chica está ambientada en el verano de 1958, cuando pasa por primera vez la noche junto a un hombre. Ernaux viaja al pasado para preguntar a la chica que fue entonces y, lejos del estilo diarístico que podría haber utilizado para desvelar el momento en que perdió su virginidad, conecta con todas las mujeres que pasaron por esa experiencia. “He querido olvidar a aquella chica. (…) No pensar más que debo escribir sobre ella, sobre su deseo, su locura, su estupidez y su orgullo, su hambre y su sangre cortada. Nunca lo he conseguido”, dice en un pasaje.
El hombre joven (2022)
Se trata de su último libro. Publicado este mismo año en Francia, verá la luz en nuestro país en noviembre. Annie Ernaux desvela una vez más la relación con un hombre. En este caso, se trata de un chico joven que termina abandonándola. La reprobación social y el pudor de la protagonista vuelven a ser las pulsiones que elevan esta obra al territorio en que la autora se encuentra más cómoda. Prefiere no llamar “autoficción” a ese género tan privativo, sino “socioautoficción”, nos dice su traductora. En todo caso, estamos ante un Nobel que desde una sencillez solo aparente se desgarra en su literatura a través de sus experiencias personales, libera sus traumas, interpela a la crudeza de la existencia. Es la suya, sí, pero lo más importante, lo que le ha llevado a ser reconocida con este galardón, es que logra que sea de todos.