¡Buenos días!

Han estado muy cerca de ganar estos poemas:

arbol

Romper con la tiranía del fruto / y dejar que hormigas curiosas me trepen / mientras me deshago lentamente entre la hierba.

Comienzo potente, sucinto y eficaz, que ya es un poema en sí mismo y marca tono y ritmo: un dejarse ocupar antes del fin. Poema evocador, con imágenes elegantes que tienen hacia la introspección a partir de una estampa sencilla y envolvente. Bien.

Entelequio

Anidados en ese castillo de sábanas desordenadas / con el testigo del naciente amanecer de fondo / buscábamos razones para retomar la vida.

También en este poema es el comienzo un poema en sí mismo: esas “sábanas desordenadas” que ya están aludiendo a un pasado inmediato. Sin embargo, una realidad nueva nos ocupa antes de decidir tomar las riendas de “la vida” y del poema. Bueno.

Vera

Atrás quedaron el desierto y tus huellas de cal. / Para mí el espejismo diamantino, / la noche mística y su flauta secreta.

Este poema juega con una acción previa de la que no sabemos nada, pero que ya nos da un equipaje no sólo emocional, sino simbólico: ese “desierto” con “tus huellas de cal”. Más allá el misterio del lenguaje, con esa “flauta secreta” que abre su simbolismo. Bien.

Pero el ganador es

Dora

La mañana nació muerta / con la música vacía de una lluvia de cuarzo / estancándose en la hoguera fría del jardín

Partimos de una muerte inaugural, justo cuando la vida tiene que abrirse paso. Sin embargo, “la música vacía de una lluvia de cuarzo” nos habla de las posibilidades del lenguaje y la vida para redimirse a sí mismas, “estancándose en la hoguera fría del jardín”. Estampas sugerentes, sensoriales y plenas de imaginación. Final rotundo.

Tema de la semana: “El bello verano”. Otro mes de agosto, Cesare Pavese decidió no despertar entre ese fuego propio de un dolor infinito. Sin embargo, nadie como él nos ha narrado el misterio juvenil de vivir, el verano como noche inaugural de los cuerpos salvajes y de las ilusiones que no nos atrevemos a verbalizar, aunque el silencio ofrece su único reveso de peligro. Escribamos de eso, en 3 versos y no más de 140 caracteres: de los bellos veranos que podemos escribir y vivir, de cómo elaboramos desde dentro nuestro propio recuerdo, desde la belleza y ante abismo, entre la fractura y la emoción.