El escritor y periodista Michael Connelly estaba disfrutando de un partido de béisbol cuando, “por casualidad”, conoció a un abogado penalista. Aquel encuentro fue el germen de la serie de Mickey Haller, cuyo segundo título, El veredicto, sirvió de inspiración para la serie El abogado del Lincoln, estrenada el pasado 13 de mayo en España, donde en estos momentos es la más vista de la plataforma.
“Tengo un poco de talento, pero también soy muy realista: sé que contar bien una historia no basta”, ha asegurado Connelly en la rueda de prensa online organizada por Adn, el sello editorial que reedita El veredicto. “Hay mucho trabajo duro detrás”, ha añadido, aunque “a veces me detengo a pensar en la suerte que he tenido”, ha dicho a propósito del detonante que lo llevó a construir el personaje de Mickey Haller.
El abogado de defensa criminal es el personaje más emblemático de su universo narrativo junto a Renée Ballard, Jack McEvoy y sobre todo Harry Bosch, detective del Departamento de Policía de Los Ángeles, cuyo nombre está inspirado en El Bosco, pintor de la escuela flamenca.
El veredicto es la primera novela en la que Connelly sitúa a ambos en la misma trama, si bien “no es la primera vez que están juntos en uno de mis libros”, aclara. Lo interesante es que “uno trabaja para la defensa y el otro para la acusación”, dice el autor, que conecta el sistema judicial y el sistema policiaco norteamericanos a través de Haller y Bosch. ¿Qué posibilidades le ofrecían esos dos escenarios a su relato en El veredicto?, le preguntamos.
“Lo más emocionante como escritor es que puedo analizar a los personajes desde distintos puntos de vista”, dice. Y sobre este conflicto narrativo levanta una poderosa trama en la que el asesinato del abogado Jerry Vincent constituye el punto de partida, lo que impulsa el regreso de Mickey Haller tras un periodo sabático.
Cuando se hace cargo del bufete de Vincent, Haller se encuentra con que Harry Bosch está investigando su caso. Mientras tanto, se ocupará del juicio por asesinato de Walter Elliot, un destacado magnate del cine acusado de matar a su esposa y al amante de esta. Lo que no sospecha, de momento, es que el autor del crimen puede estar también pensando en él como su siguiente víctima.
La trastienda del sistema judicial y otros temas transversales como la paternidad apoyan los dos hilos conductores de El veredicto, que una vez más se suma a su preocupación por los asuntos de calado social y político. Preguntado por la actualidad de su país, confiesa que lo que más le preocupa es que “está muy dividido”. Así, “los bandos cada vez se separan más en una derecha muy conservadora y una izquierda muy liberal”, por lo que “parece imposible llegar a un acuerdo”, lamenta.
Escéptico también con el sistema judicial estadounidense, considera que “si no tienes dinero o no tienes un buen abogado, recibes un trato distinto”, por lo que “no me creo que la verdad siempre triunfe en los tribunales”, ha sentenciado.
Respecto a la veracidad de la información, también se ha mostrado muy crítico el periodista, cuyas historias siempre parten de hechos reales. “No somos lo suficientemente listos para contrastar” lo que vemos en redes sociales, aseguraba, por lo que ha propuesto “un intermedio entre la libertad de expresión y las fake news”.
Preguntado por las adaptaciones de sus novelas en la pequeña y la gran pantalla, el autor de Deuda de sangre, llevada al cine por Clint Eastwood en 2002, lamentaba que sus dos grandes personajes, Harry Bosch y Mickey Haller, no pudieran coincidir en un proyecto audiovisual. Al menos hasta el momento, los derechos por la saga del detective pertenecen a Amazon y los del abogado, a Netflix.
Connelly es perfectamente consciente de la pujanza actual de las series en detrimento de las películas. “Si la gente no va al cine es porque el cine no responde a lo que el público quiere ver”, aseguraba. Las series, además de que ofrecen “mucho más tiempo para desarrollar la historia”, se centran en “personajes normales”, no como las películas de su país, que se abandonan a los “presupuestos desorbitantes”, ha concluido.