"¿Podía acaso soñar que yo, un preso y disidente, contestatario y republicano, revolucionario y libertino, recibiría un premio español tan flamante de manos del futuro rey de España?". Esto se preguntó públicamente Adam Michnik —según recordaba Felipe Sahagún en la crítica de su libro En busca del significado perdido. La nueva Europa del Este— cuando en 1999 recibió el Premio Francisco Cerecedo. La historia se repetirá, con una distinción mucho mayor y con Felipe de Borbón ya en el trono, el próximo mes de octubre, ya que el periodista y escritor polaco ha sido elegido para recibir el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2022.
Michnik (Varsovia, 1946) ha sido galardonado "por su compromiso con el periodismo de calidad y por su influencia en la recuperación y en la defensa de la democracia en Polonia", según ha manifestado el presidente del jurado, Víctor García de la Concha, desde Oviedo.
"La lucha de Michnik en favor de los derechos humanos y del diálogo lo llevó a las cárceles del régimen comunista polaco, pero no por ello desistió de su firme oposición a la dictadura, ni de buscar la reconciliación entre sus conciudadanos. Michnik, cuya concepción de Europa contribuyó a asentar en su país los valores democráticos, constituye además hoy en día un símbolo de la libertad de expresión y del humanismo, así como un ejemplo ético de resistencia frente a las amenazas autoritarias", concluye el acta del jurado.
Al recibir la noticia del premio, Michnik ha declarado: "Estoy muy contento y agradecido por este premio. Veo en él un reconocimiento a la oposición democrática en Polonia, que tanto aprendió de la Transición española. Igualmente, considero que se distingue la labor de Gazeta Wyborcza, que ha aprendido mucho de la prensa independiente española. Es un gran honor para mí recibir este galardón. Gracias".
Una vida al servicio de la libertad
En 1964, Michnik comenzó sus estudios de historia en la Universidad de Varsovia, y fue suspendido varias veces por su implicación en actividades consideradas subversivas por las autoridades. Fue uno de los líderes de las protestas estudiantiles de marzo de 1968 en Polonia, que coincidieron con la más conocida Primavera de Praga. Por este motivo fue encarcelado por primera vez, y puesto en libertad el año siguiente, aunque se le prohibió continuar sus estudios durante varios años. Finalmente se graduó a distancia en Historia por la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan en 1975.
Aquello fue solo el comienzo de una vida dedicada a la lucha por la democracia. A mediados de los años setenta residió una temporada en París, y a su regreso siguió involucrándose en la oposición al régimen comunista polaco, como uno de los fundadores del Comité de Defensa de los Obreros (KOR, por sus siglas en polaco). En aquella época comenzó su labor como editor y colaborador de periódicos clandestinos y formó parte de la dirección de Niezalezna Oficyna Wydawnicza, una de las editoriales más destacadas de la oposición.
En la década de los 80, fue uno de los impulsores del sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa, que se convirtió en la pieza clave de la oposición y de la lucha por un régimen democrático.
El activismo político de Michnik ha tenido un alto coste personal en su vida, ya que pasó siete años en la cárcel. Después de su breve encarcelamiento de 1964, entre 1981 y 1984 estuvo en prisión por haberse negado a firmar un juramento de lealtad al régimen comunista y por no querer abandonar voluntariamente su país. Después de una huelga de hambre con la que pedía ser tratado como preso político, fue puesto en libertad bajo una amnistía.
Nada más salir intentó organizar una huelga en los astilleros de Gdansk, motivo por el cual volvió a ser arrestado y encarcelado durante tres años, antes de ser liberado de nuevo con otra amnistía.
A partir de 1988 se implicó aún más en la lucha política liderada por Lech Walesa y llegó a participar en las llamadas conversaciones de la mesa redonda de 1989 entre el gobierno y Solidaridad, así como otros grupos de oposición, lo cual dio lugar a la celebración de las primeras elecciones libres en Polonia desde la Segunda Guerra Mundial. En ellas el propio Michnik se convirtió en miembro del parlamento.
Antes de las elecciones, a sugerencia de Walesa, fundó el diario Gazeta Wyborcza, que significa Periódico Electoral, ya que en principio iba a durar solo hasta las elecciones, pero sin embargo continuó y bajo el liderazgo de Michnik se convirtió en el periódico más importante del país hasta la actualidad.
Desde la caída del régimen comunista, Michnik ha sido uno de los impulsores de la reconciliación de la ciudadanía polaca, tomando como ejemplo el modelo español de los Pactos de la Moncloa.
Obras y distinciones
Es autor de varios libros sobre temas políticos e históricos y ensayos traducidos a varios idiomas, como Letters from Prison and Other Essays (1986), The Church and the Left (1992), Letters from Freedom: Post-Cold War Realities and Perspectives (1998) y el mencionado En busca del significado perdido. La nueva Europa del Este (2011, publicado en España por Acantilado en 2014).
También ha entrevistado a un gran número de personalidades de todo el mundo. Sus artículos han sido publicados en periódicos y revistas europeos como Der Spiegel, Le Monde, Liberation y El País y los estadounidenses The Washington Post y The New York Review of Books.
En 2018 fue uno de los treinta intelectuales que firmaron el manifiesto Europa en llamas, sobre la amenaza de los populismos. Es miembro del consejo emérito de Reporteros sin Fronteras. Conocedor de la política rusa, ha seguido de cerca y comentado en diferentes artículos la invasión de Ucrania de este mismo año, mostrándose muy crítico con las decisiones y actos de Vladímir Putin.
Entre sus numerosas distinciones, a las que ahora se suma el Princesa de Asturias, destacan el Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy (1986), la Cruz de Oficial del Mérito de la República de Hungría, la Gran Cruz del Mérito de Alemania, la Legión de Honor francesa o la Orden de Yaroslav I el Sabio de Ucrania. Además es doctor honoris causa por varias universidades.
El jurado del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades –convocado por la Fundación Princesa de Asturias– ha estado presidido por Víctor García de la Concha e integrado por Luis María Anson Oliart, Gabriela Cañas Pita de la Vega, Adela Cortina Orts, Estrella de Diego Otero, Miguel Falomir Faus, Taciana Fisac Badell, Santiago González Suárez, Alex Grijelmo García, Miguel Ángel Liso Tejada, Helena López de Hierro d’Aubarède, Enrique Pascual Pons, José Manuel Pérez Tornero, Carmen Riera I Guilera, Fernando Rodríguez Lafuente, María Sefidari Huici y Alberto Anaut González (secretario).
Esta candidatura ha sido propuesta por Krzysztof Wielicki, Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2018. Ha sido apoyada, entre otros, por Olga Tokarczuk, Premio Nobel de Literatura 2018.
Este es el segundo de los Premios Princesa de Asturias 2022 anunciados hasta el momento, tras el de las Artes, que ha sido concedido ex aequo a dos importantes artistas flamencas: la cantaora Carmen Linares y la bailaora María Pagés.