La sustancia dentro de la que respiran los personajes de Primera memoria, de Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014), está enrarecida por la guerra civil, que discurre en segundo plano. Novela de aprendizaje, Matute, como otras autoras de las llamadas “niñas de la guerra”, presenta a una adolescente, Matia, en su traumático paso de la infancia a la juventud. La protagonista evoca en primera persona la estancia con su tiránica abuela en una isla, sin duda Mallorca, donde la guerra civil es solo un rumor.
Aquí vivirá la destrucción de su confianza en la fauna humana de la isla. Los seres estarán marcados por la crueldad. El manipulador primo Borja, los brutos chicos del pueblo, el marginado socialmente, Manuel, hijo de “un rojo”, la hipocresía de la poderosa abuela, el misterioso y decadente Jorge de Son Major, viven en esa atmósfera de enfrentamientos cainitas. Matia se pondrá del lado del perdedor, Manuel, pero se verá atrapada por la maldad de Borja.