Miguel Ángel Ladero (Valladolid, 1943), es hoy el primero de los medievalistas españoles y uno de los más prestigiosos a escala internacional, como testimonian numerosos reconocimientos y premios, el último de ellos el de las Ordenes Españolas, que le fue concedido en 2019. Dotado de una enorme capacidad de trabajo, amplia formación y vasta cultura, es también un historiador prolífico, autor de varias decenas de libros. Sus temas de investigación han sido muy variados, con una especial atención a la Castilla de la baja Edad Media: el ejército, la hacienda y la fiscalidad, las ciudades, la nobleza, el comercio, los mudéjares, los judeoconversos, Andalucía, los Reyes Católicos… sin olvidar los estudios de conjunto sobre periodos o reinados, y los planteamientos generales más allá del ámbito castellano o hispano, como el que realiza en Espacio y viajes.
Su objetivo en él es el estudio de las concepciones del espacio que tuvieron las gentes de la Edad Media y las formas en que imaginaron, explicaron y representaron, tanto el universo y, dentro de él, el planeta Tierra, como la superficie de esta. Concepciones y representaciones (artísticas, literarias…) que fueron evolucionando a lo largo de un periodo de tiempo tan dilatado como el milenio medieval. Se trata de un empeño difícil por su magnitud, que aborda basado en dos características que han regido toda su obra: un gran dominio de la bibliografía y la obsesión por abarcarlo todo, derivada de su conocimiento enciclopédico.
El estudio lo divide en cinco planos paralelos y complementarios: las ideas y representaciones del Universo y la Tierra, las concepciones que fueron desarrollándose sobre las mirabilia o maravillas del mundo, los mapas, los viajeros y las imágenes del Más Allá (Cielo, Infierno, y la aportación medieval del Purgatorio). En todos ellos están presentes las bases culturales, procedentes tanto del mundo antiguo, como de las diversas civilizaciones medievales: ante todo la cristiana, predominante en Europa, pero también la islámica, la judaica y las orientales.
A través de las historias de viajeros, mapas e ideas, Ladero aborda la concepción y representación medieval de la Tierra y del Universo
El eje vertebrador del relato es el lento e indeciso avance desde las explicaciones míticas, con mayor o menor base en la observación de la realidad, hasta las derivadas del conocimiento de esta. El Paraíso Terrenal, la región de Gog y Magog, las islas Afortunadas, las antípodas, el país de Jauja, el reino del Preste Juan, las amazonas, la isla de las Siete Ciudades, Thule, diversos tipos de seres monstruosos y tantas otras representaciones poblaron las mentalidades medievales. Muchas de ellas se mantuvieron aún largo tiempo durante la modernidad, lentamente desterradas por el conocimiento progresivo del mundo. Aparecen así en libros y tratados, en los relatos de viajes, reales o ficticios, o en los mapas, como prueba de una visión del espacio exterior profundamente arraigada en las diversas manifestaciones de la cultura.
En un estudio tan amplio y completo resulta prácticamente imposible resaltar alguna parte, pues otro de los méritos del autor ha sido el esfuerzo por un análisis equilibrado de los diversos planos, lo que no le impide prestar una mayor atención a relatos de viajes significativos, como el de Marco Polo, o el de Mandeville, en buena parte ficticio pero que tuvo una enorme difusión y repercusión en los siglos XIV y XV, como la habían tenido en siglos anteriores los relatos sobre la vida de Alejandro Magno o la carta falsa del Preste Juan. Se ocupa también con detalle de la bellísima representación del más allá creada por Dante, tan importante en la cultura europea.
El libro se acompaña de buen número de fotografías de mapas y representaciones diversas, además de un interesante apéndice y una bibliografía seleccionada para cada capítulo, que completa las amplísimas notas que acompañan al texto. Se trata, en suma, de un estudio altamente recomendable, respaldado por la sorprendente amplitud y solidez de los conocimientos de su autor.