En octubre de 1968, llueve sobre Buenos Aires y Ricardo Piglia cierra los cristales de su ventana “para evitar que la lluvia moje el cuaderno en el que escribo, y me aísla todavía más de la realidad” (lo explica en el segundo volumen de sus diarios). Años más tarde, en 1983, llueve sobre Buenos Aires y César Aira (Coronel Pringles, 1949) revisa todas las ventanas de su departamento para evitar lo que, de todos modos, ya ha ocurrido: una pila de revistas se ha mojado. No, un momento: lo que ha ocurrido es que un ejemplar de la revista Artforum ha absorbido toda el agua, hasta la última gota, convirtiéndose en una perfecta esfera compacta: un objeto se ha sacrificado por otros objetos y por el bienestar de su propietario. He ahí una historia, tal vez, de amor.
La escritura de Aira se dispara, recuerda una infancia, lleva a cabo conexiones inverosímiles, y concluye que, gracias a la lluvia, ha confirmado lo que ya sabía: “Que todo estaba relacionado, hasta yo, que era lo menos relacionado del mundo”. Entre ambas anécdotas, entre el aislamiento pigliano y la interconexión de Aira, se desarrolla el territorio de la literatura, de todas las formas posibles de entender la literatura de vanguardia (y todas las formas de literatura cohabitan en Argentina). Piglia y la falsificación como estética, Aira y el automatismo de la escritura que debería imposibilitar cualquier psicología del autor… La problemática del Yo en el centro de las preocupaciones o las ocultaciones de la literatura, un Yo que siempre vuelve, por más que la escritura se las apañe para dejarlo atrás, muy atrás.
El motor de la literatura de Aira es el gesto de la escritura. No un tema, ni varios; no una obsesión ni un estilo, sino la escritura, que es acto y, por lo tanto, puede ser performance artística. Piensen en la obra completa y en marcha de Aira como en una exposición que se ofrece en una galería que se amplía misteriosamente con nuevas alas mientras asistimos al vernisage. Bueno, algo así: ¿de verdad esperaban una teoría cerrada sobre los libros de Aira en una reseña breve? Baste con decir que sus libros no pueden resumirse porque no desean ser resumidos; que no exhiben un estilo porque no creen en el estilo (aunque, en realidad, ¿no es eso una forma de estilo?); y que, en ellos, el lector tiene derecho a defenderse del estupor con la risa.
La editorial Blatt & Ríos inaugura su Biblioteca César Aira con dos libros que son parte alícuota de la producción indiscernible del argentino
Yo, al menos, pocas veces he reído más que leyendo Artforum, una de las dos novelitas (así las llama el autor) que estrenan la Biblioteca César Aira de la admirable editorial argentina Blatt & Ríos en España. La otra es El gran misterio, que empieza recitando enumeraciones de cosas y palabras, terreno propicio para que a la escritura de Aira se le vaya la pinza y nos lleve hasta… ¿Hasta adónde? Pues adonde surja una idea, “una de esas caprichosas mariposillas mentales”. Y luego otra, y otra…
Artforum (2014) recoge textos de tres décadas en torno a esa mítica revista norteamericana, que obsesiona a Aira y recalca la conexión de su literatura con el arte contemporáneo. En sus páginas (esto ya lo comenté en otra reseña en El Cultural), el autor revela una clave de su trabajo: la “fatiga de las formas” literarias abre el camino a su literatura azarosa, imposible, malabarista.
El gran misterio (2018) está protagonizada por el enésimo científico excéntrico del argentino, que se inventará unos “Rayos X” aunque desisto de intentar explicar qué demonios son los Rayos X que se inventa ni qué peripecias protagoniza: ustedes entren y déjense llevar, si lo desean. Eso sí, resumamos su sentido en esta confesión del narrador: “Yo puse el todo en marcha, y lo dejé hacer”.
Un Yo desconectado que, sin embargo, no puede evitar conectar con todo; un Yo que quiere imaginarse ausente pero que lo canaliza Todo: como ven, no es tan difícil entender la literatura de Aira, se trata únicamente de seguirle el juego y decirle que sí, que por supuesto, que tranquilo: usted no está en sus libros. Pero sí está, y a veces, solo a veces, incluso él lo intuye. Blatt & Ríos nos trae dos libritos de Aira que son parte alícuota de su producción indiscernible. Otra fiesta.