Dibujando a Emma
El ilustrador Fernando Vicente nos cuenta en exclusiva cómo fue su descubrimiento del clásico de Flaubert y cómo ha sido su trabajo de poner imágenes a 'Madame Bovary'
11 diciembre, 2020 11:26Como ilustrador, y con el auge estos últimos años del libro ilustrado para adultos, uno de los géneros que más he trabajado es el de los grandes clásicos, y he de decir que me apasiona. Son quizás estos libros, por conocidos, los que tienen más versiones precedentes, tanto ilustradas como cinematografías, incluso a veces en cómic, pero eso no sólo no le resta un ápice de emoción al trabajo, sino que, para mí, se lo añade. Supone un reto acometer de forma distinta lo que otros han contado ya, y te obliga a ofrecer una nueva visión.
Desde que empecé a ilustrar libros, tarea que es con diferencia la que más disfruto en mi oficio, siempre quise ilustrar Madame Bovary. Por lo que siento que haberlo conseguido es como alcanzar una meta o realizar un sueño.
Ilustro a Mario Vargas Llosa desde hace quince años en sus columnas dominicales del Diario El País y fue a través de sus textos como conocí el libro de Gustave Flaubert y a Emma Bovary, su protagonista. Mario Vargas Llosa siempre ha reconocido su admiración por el texto, que considera una de sus mayores influencias como escritor.
A través de la prosa perfecta de Gustave Flaubert descubrimos ese universo que gira en torno a Emma Bovary y sus fantasías e insatisfacciones en una ciudad de provincias en la Francia del siglo XIX.
A la hora de ilustrarlo, he elegido las escenas que me parecen claves para seguir las aventuras de Emma mezclándolas con alguna metáfora visual que nos habla del lado oculto del personaje, sus deseos y sus anhelos. El personaje de Emma era muy apetecible, una mujer muy atractiva llena de contradicciones, lo que le da un punto de modernidad y actualidad a la obra. En el momento de su primera publicación, como todo el mundo sabe, tuvo muchos problemas con la censura. Flaubert fue llevado a juicio, incluso en España la primera vez que se tradujo lo titularon “La adúltera”. Hoy en día no resulta escandaloso, pero la fuerza de Emma, su espíritu rebelde, persiste.
Cuando estoy trabajando, vuelvo una y otra vez al texto, el libro termina repleto de subrayados y de post-its. Tengo mucha documentación de la época, por ejemplo, no se vestía igual en Francia que en Inglaterra, me gusta cuidar esos detalles. Además, compré una edición ilustrada de 1905 con unos bonitos grabados muy inspiradores.
Cuando ilustro un clásico, disfruto mucho con todo el proceso, tanto de la lectura y de ese dar vueltas y vueltas sobre algo conocido, como de documentarme bien si se trata de una obra de otra época. Es como rodar una película, con su director de vestuario, atrecista y localizador de exteriores, quizás viendo el resultado, toda esa información no se hace tan patente, pero siempre quedan pinceladas.
En cuanto al color en esta versión de Madame Bovary, destacaría el de los paisajes por lo poco habitual en mi trabajo y ese rojo Burdeos que quiero que sea una metáfora del deseo y la infidelidad de la protagonista.
Estoy especialmente satisfecho con el resultado final, creo que ha quedado una fantástica edición de Madame Bovary, con una extraordinaria traducción de Mercedes Noriega y con una introducción de Mario Vargas Llosa, extracto de su ensayo "La Orgía perpetua" de 1975, me parece que no hay forma mejor de adentrarse en la novela.