“Realmente los primeros siete años de Blondie fueron demenciales. Una locura total”. Así lo define Debbie Harry (Miami, 1945) en De cara (Libros Cúpula), una autobiografía en la que nos da pinceladas de su niñez y de su adolescencia y desgrana la trayectoria de la banda que lideró y ocupó un lugar privilegiado en la música de los años 70. Harry, que confiesa que era una niña muy soñadora y “muy marimacho”, formó parte del coro de la iglesia pero a los 19 años decidió dejar su Nueva Jersey natal para hacerse un hueco en Nueva York.

En la gran manzana buscaba convertirse en artista pero al llegar, reconoce, apenas pintaba y la música empezaba a conquistar un terreno que se convertiría en el camino a seguir. Trabajó en la radio, como camarera y durante un tiempo fue una conejita Playboy. “Llevaba casi cinco años en Nueva York y sentía que había llegado a un callejón sin salida o que algo había llegado a un punto muerto”, escribe. Fue entonces cuando decidió volver con sus padres aunque en 1972 seguía conduciendo hasta la ciudad para nutrirse de aquella vida social que tanto le atraía y de la que quería formar parte.

Fue en una de esas escapadas cuando conoció a los Dolls, a los que llevó en coche a una reunión. Poco después montó un grupo, Stillettos, a través del que conoció a Chris Stein (su pareja durante años). Ambos decidieron dejar la banda por divergencias con el resto de componentes y junto a Fred Smith y Billy O’Connor formaron Angel and the Snake, grupo con el que telonearon a los Ramones en el emblemático CBGB (hoy cerrado y convertido en una tienda de ropa de lujo). Semanas después repitieron fórmula pero esta vez bajo un nuevo nombre: Blondie and the Banzai Babies. Poco tardaron en acortarlo para adoptar el nombre definitivo de Blondie, una alusión directa a su color de pelo. Pero no solo. 

“Nuestra banda compartía nombre con un personaje de dibujos animados y yo jugaba a ser una fantasía en el escenario, pero la madre de aquel personaje era Marilyn Monroe. Mi personaje en Blondie era, en parte, un homenaje visual a Marilyn y, en parte, una declaración sobre el viejo doble rasero”, reconoce la cantante en estas memorias en las que no se corta a la hora de abordar asuntos como las drogas o los abusos que sufrió. Aquel personaje andrógino que creó se hizo un hueco en el negocio masculino del rock de mediados de los años 70. En ese mundo también se encontraba Patti Smith, a la que recuerda vestir de una forma muy masculina. “Aunque en el fondo creo que yo venía de un lugar similar, mi enfoque era distinto. Estaba enfatizando la idea de ser una mujer muy femenina mientras lideraba una banda de rock de hombres con un juego muy masculino. Mi personaje era una muñeca hinchable pero con un lado muy oscuro, provocativo y agresivo”, reflexiona.

Una violación y el encuentro con Ted Bundy

En estas memorias de más de 300 páginas salpicadas por una gran cantidad de fotografías y dibujos que la retratan podemos conocer no solo a Debbie Harry, también cómo era el ambiente de aquellos años en Nueva York. Entre los hechos que narra la líder de Blondie destacan dos por su dureza y sinceridad en el relato. El primero es la violación que sufrió tras un concierto frente a su pareja Chris Stein (este maniatado). La segunda tiene nombre propio: Ted Bundy, el asesino en serie que acabó con la vida de, al menos, 36 mujeres. Tal y como cuenta Harry, una noche iba caminando hacia una fiesta que daban los Dolls pero como nadie quería acudir se atrevió a ir sola. Por la zona que transitaba no pasaban taxis y de pronto vio que un coche blanco la seguía. La invitó a subir pero ella rechazó la invitación. Finalmente, accedió a que le acercara hasta el lugar cuando se encontró con un hombre con un fuerte hedor. Consiguió escapar del vehículo y olvidar el percance hasta que, pasados varios años, escuchó la noticia de la ejecución de Ted Bundy en la televisión. Al ver su foto recuerda que le invadió el mismo escalofrío que recorrió su cuerpo en aquel coche años atrás. 

Primera maqueta

Debbie Harry fotografiada por Bobby Grossman

Aunque aquellos no fueron los únicos episodios de ese tipo que vivió, Harry no se resignó y siempre quiso seguir adelante con la banda. En 1975 empezaron a grabar una primera maqueta que vio la luz ese mismo otoño. Sin embargo, tuvieron que esperar hasta 1977 para emprender su primera gira que les llevó por Los Ángeles y San Francisco. “Luego vino la primera gira real de Blondie, con Iggy Pop y David Bowie. David había estado trabajando con Iggy en su nuevo álbum, The Idiot, en Berlín. Iggy estaba a punto de iniciar su gira por Estados Unidos con David en la banda como teclista. Podrían haber conseguido que cualquier banda del mundo abriera para ellos pero nos eligieron a nosotros”, recuerda la cantante. Junto a ellos ofrecieron más de 20 conciertos. Sin duda, aquella fue una buena carta de presentación.

En mayo de ese mismo año aterrizaron en el Reino Unido, justo cuando Londres se preparaba para celebrar las bodas de plata de la reina y los Sex Pistols estaban a punto de lanzar God Save the Queen. En ese contexto su misión fue telonear a la banda Television, con la que fueron a ciudades como Ámsterdam, Bruselas, Copenhague y París. “Volvimos a casa con nuevos fans y buenas reseñas”, asegura Debbie Harry. En ese parón empezaron a escribir su segundo álbum: Plastic Letters. El ritmo empezaba a ser trepidante y la cantante lo recuerda así: “En la primera etapa de Blondie la presión era constante y el estrés traería a la larga consecuencias negativas”.

Ese año fue intenso pues en noviembre volvieron a salir a la carretera con Plastic Letters, que se publicó en noviembre de 1978. Tras la gira (y después de varias quejas) consiguieron tener tiempo libre aunque el objetivo de la pausa no era otro que grabar Parallel Lines, su tercer álbum y el segundo que vio la luz en un mismo año. A pesar de tener grandes temas como One Way or Another, Sunday Girl, Pretty Baby o Hanging on the Telephone, a su nueva discográfica no le entusiasmó el trabajo. Aunque entró en las listas europeas y australianas, en las americanas no hicieron acto de presencia hasta que en 1979 presentaron Heart of Glass, éxito con el que irrumpieron en lo más alto.

Debbie Harry cuenta que en muchas ocasiones sintió que se la analizaba por su aspecto en lugar de por cómo sonaba su música. “Una cosa que aprendí en este mundo loco es lo terriblemente importante que es para mí conservar el sentido del humor”, asegura. Sin embargo, en la década de los 80 la new wave se había convertido en el nuevo mainstream, como ya había sucedido con el punk. “Nosotros —escribe— no nos considerábamos new wave y hacíamos lo que hacían los punks, que era derribar muros”. En cuanto empezó la nueva década Blondie publicó Autoamerican (1980), un disco con el que no quisieron salir de gira, lo que permitió a Debbie Harry publicar KooKoo, su primer disco en solitario, tan solo un año más tarde. Por supuesto, la idea no gustó: “Habían construido un mercado para Blondie y ahí era donde estaba el dinero”, se lamenta. Pero no solo entorpecieron su carrera en solitario sino que su sello bloqueó su participación en la película Blade Runner

La otra cara de la fama

Debbie Harry y Joan Janet

“He estado pensando qué era lo mejor de Blondie y he llegado a la conclusión de que fueron los primeros días de la banda, cuando éramos artistas en apuros que corríamos por Lower East Side intentando poner algo en marcha. Nos sentíamos pioneros, estábamos creando nuevos caminos en lugar de elegir los que sabíamos que funcionaban”, escribe. El éxito como tal, asegura, se volvió decepcionante y la exposición pública “se cobró un alto coste en libertades perdidas”. Por eso, aquel año en el que se alejó de la banda no la echó de menos. Necesitaba anonimato.

Esta ausencia tampoco duraría tanto, pues en 1982, a pesar de que Chris Stein había caído enfermo, regresaron a la primera línea con The Hunter. Aquel año salieron de gira por Estados Unidos, Reino Unido y la idea era continuar en Europa junto a Duran Duran. Pero la situación de Stein era tan delicada que esta última la tuvieron que cancelar: “Y eso fue todo, todo se terminó, no sólo la gira, sino también Blondie”, que se separó oficialmente unos meses más tarde. La peor parte llegó cuando Stein estuvo ingresado durante tres meses y Debbie Harry se refugió en la heroína. “Fue un gran consuelo, las drogas no siempre se usan para sentirse bien; muchas veces se consumen para sentir menos”, señala.

El regreso de Blondie

Pero una banda como Blondie no podía desaparecer así, de una manera tan radical. Años más tarde Debbie Harry recibió una llamada de Chris Stein. Este le proponía volver a reunir a la banda y aunque en un principio le pareció una locura pronto se convenció de que era una buena idea. Eso sí, la líder de la banda quería establecer un requisito: grabar material nuevo. Se pusieron en marcha y en 1997, 17 años después de su anterior álbum, publicaron No Exit, un regreso que volvió a situar al grupo en el centro del panorama musical. Aquel disco supuso el inicio de la segunda etapa de la banda y le siguieron The curse of Blondie (2003), Panic of Girls (2011), Ghosts of Download (2014) y Pollinator (2017). ¿Qué nos queda por descubrir de su cantante? Como ella misma asegura: “Siempre es mejor dejar al público con ganas de más”.

@scamarzana