Los Benjamin, el oscuro reflejo del drama alemán
Nacidos en la opulencia de la burguesía berlinesa de comienzos de siglo, ninguno de los tres sobreviviría al nazismo. Walter, Georg y Dora condensan en sus vidas, narradas en 'Los Benjamin. Una familia alemana', la triste historia del país germano durante el siglo XX y los ecos que esta ha dejado hoy en día
27 julio, 2020 09:04“Para los niños de mi edad, los pobres solo existían como mendigos. Y supuso un gran paso adelante en mis conocimientos cuando, por primera vez, la pobreza se me traslució por la ignominia de un trabajo mal pagado”, escribe Walter Benjamin en sus conocidas memorias Infancia en Berlín hacia 1900, que cuentan en español con varias ediciones, al igual que el resto de la obra de un pensador que en vida casi se vio reducido a la mendicidad. Sin embargo, nada hacía presagiar esta difícil situación a comienzos del siglo XX, cuando Walter y sus hermanos menores Georg y Dora eran los orgullosos vástagos de una familia perteneciente a esa burguesía alemana guillermina que alcanzó el cenit del progreso material y fue incapaz de prevenir la ruina que se avecinaba.
En ese mundo de oropel arranca la biografía Los Benjamin. Una familia alemana (Trotta), en la que el periodista, diplomático y escritor Uwe-Karsten Heye (Reichenberg, 1940), activo colaborador de Willy Brandt y Gerard Schröder y decidido defensor de la memoria histórica, recorre las vidas de los tres Benjamin estableciendo inevitables paralelismos con el devenir de la historia de todo un país.
En capítulos alternos, que se ocupan antes de seguir a un personaje que de respetar el orden cronológico, el autor desbroza cómo estos burgueses se convirtieron, ya desde el fin de la Primera Guerra Mundial —de la que Walter pudo librarse pero que Georg vivió en el frente— en la vanguardia de la izquierda intelectual que lideraría las tensas luchas en las que naufragó el sueño de la República de Weimar. Si bien la vida del filósofo y escritor es la más conocida, Heye equilibra el espacio dedicado a los tres y descubre que el compromiso de Walter fue incluso menor que el de sus hermanos, uno, médico y militante comunista, y otra, socióloga y activista que luchó por los derechos de las mujeres y de los niños proletarios.
Cárceles y exilio
De Dora Benjamin es de quien primero se ocupa Heye, quejándose de que hasta ahora la figura de la hermana, a quien describe como “una mujer emancipada e ilustrada”, ha sido minusvalorada en la bibliografía relacionada con la familia. Doctorada en ciencias políticas, próxima al comunismo y volcada en una clase pobre que se había multiplicado tras el fin de la Gran Guerra, Dora sería apartada de una brillante carrera académica por el inicio del régimen nazi en 1933, que la llevaría a un exilio parisino donde se haría muy próxima a Walter, nueve años mayor, con quien conviviría incluso varios meses.
"Los Benjamin se enfrentaron primero al olvido y hoy a una retórica de nuevo nacionalista. No dejemos que su sufrimiento haya sido en vano", pide Heye
Quien no pudo escapar fue Georg, pues ese mismo año, justo tras el famoso incendio del Reichstag, fue detenido debido a su labor como diputado del Partido Comunista de Alemania. Tras permanecer varios meses en prisión fue liberado, aunque inhabilitado como médico, pero continuó sin huir del país, lo que le llevó a un nuevo y definitivo encarcelamiento en 1936. Moriría en 1942 en Mauthausen lanzándose a las vallas electrificadas, según la versión oficial del campo.
Ajenos a la suerte de su hermano, Walter y Dora vivían en París en condiciones paupérrimas. Conocidos son los esfuerzos del pensador por publicar con escaso éxito sus revolucionarios textos, en muchos casos mecanografiados por la propia Dora, que tuvo que ponerse a trabajar de sirvienta hasta que le fue imposible debido a una espondilitis anquilosante que le acompañaría el resto de su vida. Con la caída de París, los acontecimientos se precipitarían. Al conocido suicidio –o no– de Walter en Portbou en 1940 dedica Heye unas bellas páginas, pero mucho más sobrecogedor es su relato de la muerte de Dora, que logró exiliarse en Suiza y falleció muy enferma en 1945, escasos meses después de la caída del nazismo.
Con todos nuestros protagonistas muertos en medio del tremendo caos que reinaba en la Europa de entonces, ¿cómo es posible que estas historias hayan llegado hasta nosotros? La clave reside en Hilde Benjamin, la mujer de Georg y amiga de juventud de Dora, que hizo de catalizador de las vidas de su marido y cuñados y a quien esta biografía coral dedica enjundiosas páginas. Y es que en el personaje de Hilde, que viviría hasta 1989, toma cuerpo la revancha, una cierta victoria sobre el nazismo que desgarró tanto a Alemania como a los Benjamin, hijos rebeldes de la burguesía ilustrada cuyo único delito fue ser judíos y de izquierdas. A ella y su descendencia, su hijo Michael y sus nietos Georg y Simone, con quienes habló largamente Heye y que le proporcionaron documentos y cartas inéditas, además de impagables anécdotas familiares, dedica el autor un buen número de páginas.
"Guillotina roja" antinazi
A lo largo de la dilatada biografía de Hilde, que llegó a ser ministra de Justicia de la RDA encargándose de la desnazificación del país, lo que le valió el sobrenombre de “Guillotina Roja” en Occidente, introduce el periodista la historia política de la Alemania postnazi, un país partido en dos que tras unos primeros años más interesados en la mera supervivencia que en la reflexión sobre lo ocurrido, demostró lo sencillo que podía ser olvidar el pasado por muy traumático que fuese, haciendo especial hincapié en la escasa depuración de responsabilidades en la RFA.
"Hilde, cuñada de Walter, llegó a ser ministra de Justicia de la RDA encargándose de la desnazificación del país y vengando a su familia"
Los últimos capítulos del libro se dirigen al presente y al futuro, que el autor ve con evidente temor pues presiente que todo aquello que prometía la reunificación del país germano puede quedarse en papel mojado y que la desmemoria del mundo actual ha llevado a un nuevo y temible auge de la extrema derecha.
“¿Qué representan los Benjamin, Georg, Walter, Dora, e incluso Hilde, que los sobrevivió a todos? Fueron perseguidos, humillados, pero se mantuvieron firmes”, escribe el autor, que defiende la importancia de una memoria que, si bien hubo de quedar enterrada tras 1945, vuelve a estar hoy a la orden del día. “La historia de los hermanos Benjamin es una historia ejemplar de Alemania y de Europa. Sus vidas se enfrentaron primero al olvido y hoy a una retórica que vuelve a inflamarse de nacionalismo. No dejemos que su sufrimiento, su legado, hayan sido en vano”