En el pantanoso terreno de la historiografía están los hechos, las interpretaciones y las opiniones. En una época en la que parecen mezclarse unos con otros, la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, reivindica el rigor profesional para combatir la desinformación, las falacias, los errores y las omisiones, fruto de “la ignorancia o la mala fe”. “Los historiadores sufrimos mucho con todo ello”, señala la historiadora, que ha presentado este lunes una nueva edición del ciclo de conferencias La primera globalización. América y los océanos, coordinado por ella por tercer año consecutivo y que organiza la Fundación Banco Santander en colaboración la Fundación Cultural de la Nobleza en el CentroCentro Cibeles de Madrid.
“La primera globalización fue un fenómeno de orden planetario que se inició con el Descubrimiento, se afianzó con la primera vuelta al mundo y que, desde 1580 hasta 1680, tuvo a la Monarquía Hispánica como protagonista”, señala Iglesias, que será la encargada de iniciar el ciclo este martes con la conferencia Del Nuevo Mundo a un mundo nuevo. Primera circunnavegación y tornaviajes.
En la presentación del ciclo ante la prensa, este martes en la sede de la Fundación Banco Santander, Iglesias ha hecho hincapié en “la españolidad del acontecimiento” que fue la vuelta al mundo que inició Fernando de Magallanes y completó Juan Sebastián Elcano. Los nueve millones de maravedíes que costó la expedición fueron sufragados al 75 % por el rey Carlos I. El cuarto restante corrió por cuenta del poderoso mercader, armador y banquero Cristóbal de Haro, con una de cuyas sobrinas se casó Magallanes antes de partir hacia América.
Desde que se completó la circunnavegación y hasta el siglo XX, nadie puso en duda de que se trató de una gesta española, asegura la historiadora. “De hecho, los propios portugueses consideraron a Magallanes un traidor, en palabras de su contemporáneo Camoens”. Tras negarse el rey luso Manuel I a pagar la expedición de Magallanes —igual que había ocurrido cuando Colón acudió a su antecesor, el rey Juan II—, este pidió ayuda al rey español Carlos I, que accedió a costearla, y el explorador incluso se naturalizó español. “Hubo incluso atisbos de intentos de asesinato de Magallanes por parte de sicarios portugueses que vinieron a España. El cardenal Fonseca tuvo que ponerle una guardia permanente a Magallanes para protegerle”, asegura Iglesias.
No obstante, el 1 de abril de 2019 en el cuartel general de la Armada en Madrid, representantes de los gobiernos español y portugués firmaron una alianza para la conmemoración conjunta del quinto centenario de la gesta, con la idea implícita de que fue una hazaña internacional —había marineros de más de una veintena de países— y en la que España y Portugal compartieron protagonismo. En aquel acto, el historiador José Álvarez Junco señaló que en la conmemoración de aquella primera vuelta al mundo “hay lugar para muchas cosas menos para las glorias nacionalistas”.
La intención de Magallanes nunca fue dar la vuelta al mundo. El objetivo de su misión era conseguir una ruta hacia el comercio de especias con Asia sin tener que pasar por la ruta portuguesa, que bordeaba África antes de adentrarse en el Océano Índico. Su propuesta era rodear América por el sur —doblando por el que a raíz de su hazaña se llamaría Estrecho de Magallanes— y después cruzar el Océano Pacífico hasta Asia.
Pero su intención era volver por el mismo camino. Después de su muerte en la batalla de Mactán, en Filipinas, en 1521, Elcano capitaneó el regreso hacia el oeste por el Índico y rodeando África. “En 2018 se celebró un congreso en Valladolid en el que se intentó demostrar, sin pruebas, que Magallanes ya tenía la idea de dar la vuelta completa al mundo, pero eso es algo rigurosamente incierto”, señala Iglesias.
De los dragones a la ciencia
Si en la edición anterior del ciclo La primera globalización. América y los océanos se ponía el foco en aspectos militares, religiosos y lingüísticos, la vertiente empresarial y científica de la presencia española en América ocupa un lugar destacado en las conferencias de este año. Como explica Iglesias, los primeros marineros que partieron hacia América a finales del siglo XV llevaban en sus petates los viejos mitos grecolatinos y la creencia de que en el océano había dragones y grandes monstruos marinos, pero a medida que pasa el tiempo las expediciones se imbuyen de espíritu científico. “Se abandonan los mitos y se acepta que hay mecanismos para comprender el mundo”, explica Iglesias.
El miércoles 11 de marzo, la catedrática de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la RAH Carmen Sanz pronunciará una conferencia titulada Aventura, empresa y negocio en la primera globalización. Javier Puerto, catedrático de la misma universidad y miembro también de la RAH, dedicará su intervención, el 18 de marzo, a personajes como Francisco Hernández, Jorge Juan y Malaspina. El primero de ellos, médico, ornitólogo y botánico, fue enviado a América por Felipe II en 1571 con el objeto de estudiar la naturaleza del continente y las prácticas médicas de los indígenas.
Ya en el siglo XVIII, el humanista, ingeniero naval y científico Jorge Juan participó en una expedición que midió la longitud del meridiano terrestre, demostrando que la Tierra está achatada en los polos. Por su parte, el marino italiano al servicio de España Alejandro Malaspina protagonizó la famosa expedición político-científica que lleva su nombre y que recabó una ingente cantidad de información sobre América y Oceanía.
Por último, el 24 de marzo, el catedrático de la Universidad de Valencia José Luis Barona hablará de la expedición en la que el médico militar Francisco Javier de Balmis llevó a América la vacuna de la viruela. Se trató, como reza el título de la conferencia, de “la primera misión preventiva sanitaria global”. Una gesta que, en tiempos de alarma mundial por la expansión del coronavirus Covid-19, cobra una especial actualidad.