Colette y Jean-Claude Rabaté.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2019. 580 páginas. 24,50 €. Ebook: 15,20 €
“Ch’un bel morir tutta una vita onora”. Uno de los más famosos versos de la literatura universal podría aplicarse no literalmente pero sí de modo simbólico a aquel predicador laico que fue don Miguel de Unamuno y Jugo. Las bellas palabras de Petrarca no se adecuan literalmente a su trayectoria vital simplemente porque el viejo rector no murió el 12 de octubre de 1936, día del famoso acto del Paraninfo de la Universidad salmantina, sino dos meses y medio después. Pero a nadie se le oculta –y en este libro se subraya desde las páginas iniciales– que aquel día supuso para don Miguel la muerte civil, política y hasta casi personal, pues “se siente solo, abandonado y sobre todo vencido…, vencido después de su último combate por la razón y la paz” (p. 11).
Al evocar como punto de partida su legendario enfrentamiento con el general Millán Astray (su “vencer no es convencer” frente a los “¡viva la muerte!” y “¡muera la inteligencia!”), nos plegamos obviamente a esa llamada de la actualidad mediática a la que esta crítica no puede sustraerse, del mismo modo que no se sustrae a ella la propia publicación en estas fechas de un libro que es una refundición del ensayo que estos mismos autores presentaron hace diez años con el más escueto título de Miguel de Unamuno. Biografía (Taurus, 2009). Incluso el subtítulo añadido es un guiño o una concesión editorial para sumarse a la polémica que antes de su estreno oficial ha desatado la nueva película de Alejandro Amenábar, Mientras dure la guerra, que toma también como eje narrativo la mitificada contraposición del día de la Raza entre la inteligencia y la fuerza bruta.
Sin embargo debe quedar claro que no siempre oportunidad es oportunismo y mucho menos cuando este último se entiende con el usual matiz peyorativo. Colette y Jean-Claude, el matrimonio Rabaté, son unos hispanistas franceses que llevan décadas haciendo unas investigaciones rigurosas sobre la cultura contemporánea en España y, desde los últimos años, centradas básicamente en Unamuno. Además de la mencionada biografía, como resultado de una labor tan tenaz como exhaustiva han ido apareciendo –cito solo los últimos frutos–, ediciones críticas de varias obras de don Miguel, un monumental volumen de más de mil páginas que es solo el primer tomo de su correspondencia (Epistolario, I, 1880-1899, Universidad de Salamanca, 2017) y un excelente ensayo sobre sus seis últimos meses de vida (En el torbellino. Unamuno en la Guerra Civil, Marcial Pons, 2018).
En el caso de los Rabaté ni siquiera la atención prioritaria al último Unamuno obedece a razones oportunistas, pues llevan ya tiempo buceando en la producción escrita de sus últimos meses, hasta el punto de que la próxima publicación del matrimonio será una edición crítica del último texto que pergeñó el catedrático salmantino con el título amargamente paródico de El resentimiento trágico de la vida. No es de extrañar por ello que, como decíamos antes, el prólogo se abra con una mención expresa al 12 de octubre y sus últimos días y, desde esa atalaya, se vuelva la vista atrás para hacer, ahora sí, una exposición lineal y cronológicamente ordenada de la vida de don Miguel. Algo muy parecido por otra parte a lo que se hacía, tomando otros referentes parecidos, en la susodicha biografía anterior.
El trabajo de los Rabaté constituye un estudio modélico de una trayectoria vital tan apasionante como tortuosa
El lector de esta última puede preguntarse qué diferencias trae esta nueva versión. Lo primero que salta a la vista es la extensión del texto, reducido notablemente, con todo lo que ello implica de reorganización de capítulos y supresión de múltiples citas y referencias puntuales. La lectura es ahora más ágil, como resulta pertinente en una obra que se dirige a un público más amplio. Desde el punto de vista del contenido propiamente dicho, las mayores modificaciones se encuentran sobre todo en el tramo final, como consecuencia de la incorporación de los nuevos hallazgos de los autores. Entre ellos, por ejemplo –y no es cuestión menor– el descubrimiento del único testimonio escrito del incidente del Paraninfo, “redactado la misma tarde del acto por un catedrático de la Universidad de Salamanca”, es decir, un “documento de primera mano” que, según los autores, confirma taxativamente la existencia, que ahora algunos quieren cuestionar, de “un enfrentamiento verbal entre dos hombres (…) dispares” (p. 529).
Con todo, haríamos un flaco favor al libro y sus autores si siguiéramos focalizando todo en el incidente de marras, porque el trabajo de los Rabaté va mucho más allá, hasta el punto de constituir un estudio modélico de una trayectoria vital tan apasionante como tortuosa. La adjetivación escogida, que puede parecer hiperbólica, responde a un rasgo que me parece particularmente atractivo en el tratamiento que hacen los Rabaté de la figura del intelectual bilbaíno. Lejos del estatus del biógrafo que requiere protagonismo y se entromete permanentemente en la vida de su personaje, los autores operan aquí con una modestia ejemplar. Podría decirse que permiten respirar a su criatura, es decir, le dejan con respeto dudar o equivocarse, ejercer de antipático o misógino, asomarnos a sus tribulaciones y malhumores.
Pero con ello, además, humanizan al personaje, algo tan fundamental en un ser como Unamuno. El lector hallará en estas páginas no solo al intelectual o la figura con gran proyección pública sino al ser humano de carne y hueso, al padre de familia, al profesor con ciertos apuros económicos, al creyente íntimamente torturado y, por supuesto, al pensador casi siempre contradictorio. El secreto de los Rabaté es permanecer detrás de las bambalinas y dejar que hable don Miguel en sus cartas, artículos, libros y testimonios privados. Es verdad que con ello parecen excesivamente comprensivos con su personaje, al que pocas veces osan enmendar la plana. Pero en todo caso dejan que sea el lector quien juzgue.
En última instancia la gran virtud de esta biografía se esconde bajo su aparente facilidad: la vida de Unamuno, para lo bueno y para lo malo, no fue cualquier vida. Su persona, actitudes y palabras tenían la cualidad de desatar pasiones viscerales, a favor y en contra. Él mismo se reconocía en una permanente guerra civil y llevaba esta allá donde fuese. Hacer un relato tan ecuánime y sosegado de una vida tan volcánica es ya de por sí un logro encomiable.