Confieso mi cansancio ante dos tipos de novela popularísimos en nuestros días: uno es el de la historia de varias generaciones de mujeres de una misma familia, a menudo unidas por un manuscrito hallado accidentalmente. El otro es el del grupo de amigas que responden a tópicos, pues nunca falta una pija, una gorda y una feminista, con sus variantes no excluyentes de ama de casa, excéntrica, víctima o aventurera. De ahí que al comenzar a leer Las incorrectas, estos prejuicios me hicieran malpensar lo peor, pues de eso trata la novela, de un grupo de amigas –Eva, Cristina, Inma y Candela– que son, respectivamente, una actriz, la esposa de un defraudador a Hacienda en prisión, una mujer abandonada y una abogada, madre de una psicópata, unidas accidentalmente por el equipo de fútbol en el que juegan sus hijos.
Afortunadamente, su autora, la periodista Paloma Bravo, supera las previsiones con un relato rebosante de ironía y feminismo, en el que brillan los personajes secundarios, especialmente la madre de Eva, Vero, autora de un polémico blog, “Coño Furioso”; su hija Manu y su hermana, la insoportable Pilar, científica y madre añosa de un niño superdotado a la carta. Que los personajes masculinos compartan una bondad inmaculada y un repertorio de frases digno de un manual de autoayuda no estropea un relato entretenido y con inevitable final feliz.